– Componer un verso sobre el siguiente tema y ensenar como podria instruirnos a lo largo de la vida:
Pompeyo y Eco compartieron una risa nostalgica.
– Moraleja: A medida que un nino crece y se hace hombre, crece tambien la carga que lleva consigo --dijo Pompeyo-, y si ademas eres un tipo como Milon de Crotona, no le quitaras importancia, sino que continuaras sonriendo con los dientes apretados mientras avanzas con la carga entre gemidos y grunidos. Estoy convencido de que nuestro Milon tuvo que escribir una redaccion sobre el mismo tema. Parece que se haya aprendido la leccion al pie de la letra.
Bebio un sorbo de vino, fruncio el ceno y llamo al despensero.
– ?Es este el mejor albanes que tenemos? Se ha estropeado. No sirve. Trae el de Falerno. Y ahora ?donde me habia quedado? Ah, si. Las pruebas de resistencia. Dicen que Milon de Crotona era capaz de sostener en su puno una granada madura con tal firmeza que nadie podia separarle los dedos para arrebatarsela y, sin embargo, lo hacia con tal cuidado que la granada permanecia intacta. Era capaz de mantenerse en pie sobre un disco cubierto de grasa y conservar un equilibrio tan perfecto, que nadie conseguia derribarlo. Era capaz de atarse una cuerda alrededor de la cabeza, aguantar la respiracion y hacer que las venas de la frente se le hincharan hasta romper la cuerda. (?Ya me gustaria a mi verlo!)
»Pero Milon de Crotona no tuvo siempre exito. Una vez en los juegos de Olimpia, cuando iba a recoger la corona de laureles por haber ganado en lucha, se resbalo y cayo de espaldas. Mientras trataba de levantarse con gran esfuerzo, algunos bromistas del publico empezaron a decir que no deberian concederle la corona despues de dar muestras de semejante torpeza. Milon replico: '?No ha sido la tercera caida! Solo he caido una vez. ?Habria que ver si alguno de vosotros consigue tirarme dos veces mas!'. Se les cerro el pico en el acto.
»Gano doce coronas, seis en Olimpia y seis en Delfos. Cuando Crotona fue a combatir con los sibaritas, Milon llevaba de casco todas sus coronas de laurel al mismo tiempo (suficientes para amortiguar cualquier golpe), vestia una piel de leon como su heroe Hercules y llevaba un garrote en la mano. Condujo al pueblo de Crotona a la victoria y cuando, en senal de gratitud, decidieron erigir una estatua suya, el mismo Milon atraveso la plaza con su propia estatua a cuestas y la coloco en el pedestal.
»Cuando Pitagoras el filosofo vivia en Crotona, el y Milon se hicieron grandes amigos. Los opuestos se atraen: el pensador y el atleta. Por suerte para Pitagoras, ya que Milon le salvo la vida. Hubo un terremoto y en el comedor de la escuela del filosofo cedio un pilar. Milon sujetaba el techo partido mientras Pitagoras y sus estudiantes desalojaban la sala; luego se retiro suavemente de debajo del techo y logro salvarse tambien.
»?Empiezas a comprender, Sabueso, de que modo estas proezas legendarias podrian tener una relacion alegorica con la manera en que nuestro Milon se comporta y ve su destino? El heroe legendario al que no es posible abrirle el puno agarrotado sin su consentimiento; al que no es posible derribar de un empujon por muy resbaladiza que este la base que pisa; el que acarrea la enorme carga pero no se queja; el que es capaz de aguantar la respiracion hasta que le estallan las venas de la frente; el que tiene como mejor amigo a un celebre sabio; el que esta dispuesto a lanzarse al abismo para salvar a sus amigos; el que se cuela en la batalla luciendo el manto, o en este caso el nombre del heroe de su infancia; el que colocaria satisfecho su propia estatua en un pedestal; al que nadie puede derribar… pero que solito y a la vista de todo el mundo, seria capaz de caerse de espaldas.
Considere el comentario mientras sorbia de mi copa el vino de Falerno recien servido. Una pausada brisa de la tarde habia comenzado a agitar el cielo de Roma, inclinando los pilares de humo y deshilachando sus tramos superiores.
– Pero ?que me dices de la muerte de Milon de Crotona, Grande?
Como dice el proverbio? «Poseer una fuerza descomunal no sirve de nada a menos que el hombre sepa utilizarla.» Esa fue la perdicion de Milon de Crotona. Salio de viaje un dia, a pie, y se perdio en la densidad de un bosque. Lejos de la carretera llego a un claro en donde habian estado trabajando unos lenadores, que se habian ido porque se les habia hecho tarde. Vio un tronco gigantesco. A lo largo del tronco habia una grieta con diversas cunas de acero clavadas en la hendidura. Al parecer, los lenadores habian intentado partir el tronco en dos, pero el esfuerzo fue demasiado para ellos y lo habian dejado para otro dia. Milon penso: «Lo partire en dos yo solo. ?Imaginate lo sorprendidos que se quedaran todos al ver que un hombre ha hecho el trabajo por ellos empleando unicamente sus propias manos! ?Me tendran por muy listo! ?Que agradecidos quedaran conmigo! ?Otra famosa prueba de fuerza para Milon de Crotona!». Asi que metio los dedos en la estrecha hendidura hasta que las palmas de las manos estuvieron totalmente presionadas a ambos lados del tronco. Estiro con todas sus fuerzas. Las cunas de hierro se soltaron y cayeron al suelo; la grieta se cerro de golpe. Las manos de Milon quedaron atrapadas. Los brazos se le doblaron. El tronco era demasiado pesado para que el pudiera cambiarlo de sitio. No podia moverse.
»Se hizo de noche. Se oian aullidos en el bosque. Las bestias salvajes salieron sigilosamente al claro. Podian oler su miedo, sentir su impotencia. Solo lo mordisquearon al principio, pero cuando vieron que no podia defenderse, se abalanzaron sobre el con los colmillos centelleantes. Lo descuartizaron y lo devoraron vivo.
A la manana siguiente, los aterrorizados lenadores encontraron lo que habia. quedado de Milon de Crotona. -Pompeyo sorbio un poco de vino-. ?Es preciso que me extienda sobre determinados paralelismos evidentes con el peligro en que se encuentra nuestro Milon?
– No, Grande. Parece que sabes mucho de los dos Milones.
– Mi padre solia contarme historias sobre Milon de Crotona cuando era nino. En cuanto a Tito Anio Milon, el y yo hemos sido aliados en alguna que otra ocasion.
– Pero ?ya no lo sois?
– Clodio y yo fuimos aliados tambien una vez -dijo eludiendo la respuesta-, igual que Cesar y yo fuimos aliados y lo seguimos siendo, por lo que yo se.
– No lo entiendo, Grande.
– Algunas cosas solo pueden comprenderlas las Parcas. No importa. ?Y tu, Sabueso? ?Quienes son tus aliados? ?A quien sirves? Pareces ser un hombre que se mueve en todos los ambientes pero sin pertenecer a ninguno.
– Eso parece, Grande.
– Lo que te convierte en un individuo muy poco corriente, Sabueso. Un hombre que merece la pena conocer.
– No estoy seguro del porque, Grande.
– Quiero que hagas un trabajillo para mi.
Fueron muchos los sentimientos que se concentraron a un tiempo en mi persona: excitacion, cansancio, sensacion de vertigo.
– Quizas, Grande. Si esta en mi mano.
Quiero que hagas un viaje por la Via Apia hasta el lugar donde mataron a Clodio. Lleva contigo a tu hijo, si quieres. Echa un vistazo a los alrededores. Habla con la gente de la region. Mira a ver que puedes averiguar. Si eres tan bueno como indica tu nombre, tal vez descubras algunas cosas que otros hayan pasado por alto.
– ?Por que yo, Grande? Seguramente habra otros hombres a los que puedas enviar.
– No hay nadie que se pueda mover con tanta libertad como pareces hacerlo tu entre la casa de Fulvia y la de Ciceron. Como te he dicho, eres un tipo muy poco corriente.
– Parece que las Parcas me han dejado en una curiosa posicion.
– No eres el unico. Todos hemos de sometemos a las Parcas. -Bebio el vino lentamente sin quitarme los ojos
»Julia decia siempre que tenia malos consejeros. Probablemente tenia razon. En un campo de batalla, tus tropas estan