El tal Birria se giro en redondo como un rayo, como el chasquear de los dedos, y tiro la lanza a Clodio. Ocurrio tan deprisa que no la habria visto si no hubiera estado mirandolo directamente. Clodio seguia mirando hacia atras, riendose de su propio chiste. La lanza le golpeo de lleno.

– ?Donde?

Se llevo la mano al hombro.

– Aqui, creo. Apenas vi que le golpeara… La lanza volo mas rapida de lo que yo pude seguirla con la mirada y golpeo tan fuerte a Clodio que lo tiro del caballo. Despues, hubo un momento de total confusion. Hombres gritando, dando vueltas en todas direcciones, chocando unos con otros. Me levante de las escalinatas y entre corriendo en el santuario, pero continue observando lo mejor que pude desde las sombras. Todo sucedio muy rapidamente. Nunca habia visto una batalla. Supongo que todas las batallas deben de ser asi: un monton de hombres corriendo de un lado a otro blandiendo las armas unos contra otros, chillando a todo pulmon. Todo parecia muy ridiculo, a decir verdad, pero a la vez muy impresionante. En lo unico en que podia pensar era en que de nina solia mirar como copulaban los desconocidos entre las sombras del templo de Isis. Resultaba dificil de contener la risa, pero al mismo tiempo habia algo espantoso en ello. Fascinante, asqueroso y absurdo a un tiempo.

– ?Que le sucedio a Clodio?

– Alguien le saco la lanza del hombro y logro ponerse en pie. Algunos hombres de Milon volvieron a la carga…

– ?Donde estaba Milon?

Se quedo pensando un rato.

– En ningun lugar a la vista, al menos en aquel momento.

– En resumen, dices que la batalla comenzo de forma espontanea y sin el conocimiento de Milon, mientras este estaba lejos, a la cabeza del desfile. Los grupos se encontraron por casualidad y se cruzaron en silencio sin ningun incidente hasta que Clodio solto un insulto de despedida y Birria le tiro la lanza impulsivamente.

Felicia asintio con la misma sonrisa imperturbable y la misma mirada inexpresiva. ?Eso era todo lo que habia que saber sobre el incidente?

– Aun asi, papa, un ciudadano es responsable del comportamiento de sus esclavos -me recordo Eco-. Pudiera ser que Milon no apoyara el crimen de Birria, pero hasta cierto punto es legalmente culpable.

– Y un hombre es tambien responsable de cualquier historia falsa que proponga -dije recordando la muy distinta pero no menos vivida version de los hechos que Milon habia expuesto en el contio de Celio. Hasta entonces, todo lo que Felicia me habia contado coincidia con la version de Fulvia, recogida por los supervivientes del grupo de Clodio, salvo que Fulvia habia omitido el insulto de despedida de Clodio. Sin ese detalle, el ataque de Birria aparecia completamente no provocado, tal vez incluso premeditado. Pero el detalle del insulto parecia bastante verosimil y era dificil de imaginar que Felicia se equivocara o mintiera. Era comprensible que Fulvia hubiera omitido un hecho que afeara el recuerdo de su esposo. Sus fuentes de informacion podrian haberselo ocultado o quizas podrian no haber oido el insulto. Pero la elaborada historia de Milon sobre una emboscada a sangre fria parecia toda una invencion-. ?Como continuo la batalla?

Mal para Clodio y sus hombres -dijo Felicia-. Les superaban en numero considerablemente, desde luego. A algunos les mataron en el acto. Un grupo se escapo al bosque, con los hombres de Milon tras ellos. Uno de los amigos de Clodio que iba a caballo grito que iba a buscar ayuda y enfilo colina arriba, tratando de atravesar a galope las filas de Milon. Supongo que regreso a la villa de Clodio.

– ?Lo consiguio?

– No lo se. No lo vi.

– ?Y el otro amigo de Clodio a caballo?

– Creo que debio de ser tirado del caballo de un golpe, porque cuando volvi a mirar, todos los hombres de Clodio (los que aun seguian con el sin ser abatidos) iban a pie. Los caballos habian desaparecido.

– Lo que explica que Clodio hiciera la retirada a pie.

– Y por que se dirigia a Bovilas, para mayor seguridad -dijo Eco-. Los hombres de Milon obstaculizaban el camino que llevaba a su villa. Tenia que huir a la posada o quedarse en la carretera.

– Y Clodio ya estaba gravemente herido -dije-. Tu hermano dice que se tambaleaba y tuvieron que ayudarle. Sin embargo, llego hasta la posada mucho antes que sus perseguidores. Me pregunto como consiguio cogerles tanta ventaja.

– Los hombres de Milon no fueron tras ellos inmediatamente -dijo Felicia-. Parecian no estar seguros de si debian seguirles o no. Parecian perros de caza, corriendo adelante y atras, incapaces de encontrar la pista. Hasta que llego Milon.

– ?Y entonces?

– Milon estaba furioso. Dio patadas en el suelo, agito los punos, se planto ante las narices de Birria y le chillo como un loco provocando a un oso salvaje. Me agache para verlo. Pero Milon se sosego y celebro una especie de concilio para conferenciar con algunos de sus hombres, formando un circulo. Parecieron llegar a una decision y Milon envio a Eudamo y Birria ademas de un numeroso grupo de hombres en direccion a Bovilas. El resto ceno filas en torno a Milon que desenvaino la espada y continuo echando miradas al bosque.

»Yo misma me asuste. Algunos hombres de Clodio habian huido al bosque, con los hombres de Milon detras, y me preocupaba que pudieran surgir del claro que hay detras del santuario o intentaran refugiarse en el mismo santuario. De manera que me quede quieta y me oculte entre las sombras. Nadie advirtio mi presencia.

– ?Cuando paso por alli el senador Tedio? -dije.

– Eso fue lo que ocurrio a continuacion. Una elegante litera bajo por la colina con una pequena comitiva. Sabia de quien se' trataba porque la hija del senador Tedio se detiene con frecuencia aqui en el santuario.

– ?A diferencia de Fausta Cornelia?

– Tedia es una mujer chapada a la antigua. Muy piadosa, muy virtuosa. Nada orgullosa ni vanidosa como lo son hoy dia tantas mujeres mas jovenes de alta estirpe. Pero aquel dia no entro en el santuario cuando los hombres de Milon detuvieron la litera. Tedia permanecio en el interior. Tedio salio y hablo un rato con Milon. Por su modo de gesticular, llegue a la conclusion de que Milon intentaba persuadirle de que se diera la vuelta. Pero el senador es un hombre testarudo. Insistio en seguir adelante, volvio a entrar en la litera y se puso en marcha otra vez colina abajo, hacia Bovilas. Transcurrio mas tiempo, no se cuanto mas. Milon iba de un lado a otro y se irritaba por momentos. Finalmente, Fausta Cornelia salio del carruaje y se puso a seguirle los pasos. Tuvieron una especie de discusion, pero la mantuvieron en voz baja. Finalmente regresaron Eudamo y Birria, que traian consigo a los prisioneros.

– Prisioneros… -sacudi la cabeza-. Tu hermano los menciono. Pero ?quienes podian ser?

– ?Algunos hombres de Clodio?

Negue con un movimiento de cabeza.

– No lo creo.

– ?Por que no?

Porque, pense, Fulvia me dijo especificamente que no habia echado de menos a ninguno de los hombres de su esposo. Felicia me lanzo una mirada con aire perspicaz, o con la perspicacia de que fuera capaz cualquiera que tuviera aquella mirada inexpresiva y aquella sonrisa imperturbable.

– Pareces saber ya mucho de lo que ocurrio aquel dia.

– Y tu parece que hayas contado esta historia miles de veces.

Se encogio de hombros.

– La Via Apia es una carretera muy concurrida, aun en esta epoca tan agitada. Y la gente es curiosa por naturaleza.

– ?Cuentas lo que viste a cualquiera que se le ocurra pasar?

– Siempre que done algo para el santuario. Nunca he sido de las que se negaran a conceder favores, ni en mi antigua profesion ni en la de ahora.

Me quede mirandola y cabecee. Encontre poco que admirar en ella, pero tampoco vi nada que despreciar. Cuando tuve en cuenta el peligro en el que se habia metido, ella sola inconsciente y hasta estupidamente, por el simple hecho de sacar algunas monedas de los forasteros, se me helo la sangre.

– Felicia, ?tienes idea del riesgo que has corrido? Me sorprende que sigais vivos tu y tu hermano.

Su sonrisa titubeo. Le parpadearon los ojos como si empezara a enfocar la mirada en ese instante.

– ?Que quieres decir?

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