?Tienes alguna idea de la magnitud de lo que viste aquel dia? Actuas como si se tratara de una simple curiosidad, una divertida anecdota que contar a los viajeros para sacar provecho. Pero en este mismo momento, alla en Roma, un hombre muy poderoso y despiadado lucha por sobrevivir. Milon dice a todo el mundo que aquel dia fue victima de una emboscada tramada por Clodio.

Felicia se encogio de hombros.

– No me importa lo que diga ese hombre. Se lo que vi, y lo que te he dicho…

– Si fuera dicho en un tribunal, podria enviar a Milon al destierro, desacreditar a sus seguidores y causar un gran desconcierto a algunos de los hombres mas poderosos de Roma. Hombres que tienen espias y asesinos por todas partes y establos completos llenos de individuos como Eudamo y Birria. Los agentes de Milon podrian haber estado aqui ya, fisgoneando por todas partes. Si lograron pasar de largo y hacer caso omiso de ti y de tu hermano, solo pudo ser porque los dioses les hicieron mirar en otra direccion. ?O ya has hablado con ellos, tan libremente como has hablado conmigo? Puede que ya sepan quienes sois y que habeis estado contando. En ese caso, unicamente su incompetencia puede explicar que sigais vivos para relatarme la historia. ?O es con tu espiritu con quien estoy hablando ahora?

Tenso los labios y entorno los ojos. Se repuso al instante y logro recuperar su anterior serenidad amable, pero apenas pudo controlar el temblor de la voz.

– Sirvo a la Buena Diosa.

– ?Crees que eso te protegera, que significara algo para hombres semejantes, mas que la condicion de sacerdote de tu hermano?

– Entonces, crees…

– Que estais en grave peligro, o pronto lo estareis.

Su sonrisa se desvanecio por fin y sus ojos parecian verme de verdad por primera vez.

– ?Quien eres tu?

– Un hombre contento de haber oido la verdad y que no te desea ningun mal.

Se quedo mirandome mucho tiempo.

– ?Que me sugieres que haga?

– Como minimo, deja de contar lo que sabes a todo viajero que pase y dile a tu hermano que haga lo mismo. ?Mantened la boca cerrada! Mejor que eso, os sugeriria que tomarais ejemplo de los pajaros.

– ?Que?

– Volad al sur para lo que queda del invierno. -Como la viuda del mesonero, pense. Tal vez no fue la pena la que la envio a Regio, sino el sentido comun-. Volad al sur; o si no, ve a Roma con tu hermano y busca la proteccion de la viuda Fulvia. Esperara algo a cambio, en especial si hay un juicio, y podriais empenar vuestra suerte en el lado de los perdedores. Pero hagais lo que hagais, abandonad pronto este lugar.

– ?Quien se encargara del santuario? ?Como me ganare la vida?

– Sospecho que aun posees suficientes atributos para mantenerte de un modo u otro.

Su sonrisa vacilo.

– Pensare en ello. Mientras tanto, seguire tu consejo y no hablare mas. -Igual de descarada que su hermano, extendio la mano vacia. Cuando Eco miro en su bolsa con parsimonia, se la quite de las manos y saque una de las monedas mas grandes.

La vision de la moneda en su mano le devolvio su anterior estado de mirada vidriosa.

– Eres generoso, forastero, con tus consejos y tu dinero.

– Emplealo para buscar alojamiento cuando te marches.

– Tal vez. Pero has pagado mas de lo que te he dado, creo. ?Puedo decirte algo mas? ?Algo que no he contado a todos los viajeros curiosos que han pasado por aqui? -Vio mi reaccion y se echo a reir-. Me encanta ver esa expresion en la cara de un hombre, tan apasionada y atenta. Pues bien, ?recuerdas haber pasado por la casa de las vestales de camino entre Bovilas y este lugar?

– Si, tu hermano nos la indico.

– Pero ?no os detuvisteis a hablar con alguna de las vestales?

– Como pareces estar muy ansioso por saber todo lo que ocurrio aquel dia, podria serte de provecho hablar con la Virgo Maxima. Preguntale por el visitante que la fue a ver despues de la batalla. Preguntale por la oferta que le hizo y que ella rechazo.

– ?No me lo puedes decir tu?

– Las virgenes de la diosa Vesta no usurpan mi autoridad del mismo modo que yo no usurpo la suya. Pregunta a la Virgo Maxima, si consigues penetrar su arrogancia. Hagas lo que hagas, no le digas que te he enviado yo. Que confie o no en ti, es asunto suyo. ?Vaya, ya te he dado el valor total de tu moneda! -Empezo a caminar de regreso al santuario.

– Felicia…

Se dio media vuelta.

– ?Si?

– Una ultima pregunta. Tenia intencion de preguntarselo a tu hermano y lo olvide. Un nombre: Marco Antonio. ?Te dice algo?

Nego con la cabeza, se giro y siguio caminando. Felicia…

– ?Si?

– Que la Buena Diosa te proteja de todo mal.

– Tengo plena confianza en que asi sera -dijo Felicia sin mirar atras.

Capitulo 18

Siguiendo el consejo de Felicia, dimos media vuelta y fuimos a la casa de las vestales.

Desde la Via Apia, un estrecho y ventoso sendero conducia hasta el patio y la entrada principal. Se notaba que tanto el sendero como el edificio eran de reciente construccion; tierra suelta y tocones de arboles flanqueaban el camino; los bordes agudos y los colores de las paredes todavia no habian sido suavizados por el paso del tiempo. Aunque era un humilde habitaculo comparado con la gran casa de las vestales de Roma, no era precisamente un cuchitril; mas de un propietario del Palatino se habria sentido orgulloso de declararlo como propio. Al menos eso parecia desde el exterior.

Aunque mucha gente lo crea, no es cierto que este prohibida la entrada a todos los hombres a cualquier parte del edificio habitado por las vestales. Yo habia entrado una vez en los mismisimos dormitorios de la casa de las vestales de Roma, cuando investigaba el escandalo que habia llevado a juzgar a Catilina y a Craso por haber profanado la pureza de una de las vestales. Este delito se castiga con la muerte del profanador y algo peor para la vestal. Esta ultima es enterrada viva.

Hacia veinte anos ya de aquel incidente y las circunstancias habian sido totalmente inusuales. Entonces recorde que Clodio tambien habia estado envuelto en aquel asunto. Habia sido una de sus primeras travesuras. Finalmente, la opinion publica llego a la conclusion de que Clodio habia tratado de incriminar falsamente a los acusados por oscuros motivos propios. La reaccion contra Clodio fue tan hostil que tuvo que desaparecer de la ciudad. Antes, Clodio tenia la costumbre de atacar a los hombres poderosos y a las instituciones venerables y habia pagado el precio de su impudicia.

No tenia la menor esperanza de que nos dejaran entrar en los dormitorios de la casa de las vestales del monte Albano, pero si las normas de aquella casa se parecian a las que regian en la de Roma, durante el dia el vestibulo y una o dos salas publicas estarian abiertas a los visitantes masculinos. Las vestales no estan totalmente aisladas del mundo de los hombres, despues de todo, y tienen que estar preparadas para recibir a los mercaderes que cubren sus necesidades y a los sacerdotes que supervisan sus actividades.

A pesar de todo, la arrugada esclava que abrio la puerta nos miro a Eco y a mi como si nunca hubiera visto a un hombre, al menos fue lo que pense hasta que me di cuenta de que su extrana mirada se debia a que veia mal. Su oido tambien parecia estar debilitado. Tuve que repetir que queria ver a la Virgo Maxima en voz cada vez mas alta, hasta que una mujerona que vestia la tunica blanca de lana de las vestales aparecio detras de la esclava y le pidio amablemente que se fuera.

La vestal llevaba el tradicional tocado de su orden, un panuelo rectangular de color purpura atado alrededor

Вы читаете Asesinato en la Via Apia
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату