– ?Mopso! -El hermano pequeno fruncio el entrecejo y sacudio la cabeza.

– ?Por que iba a preocuparme? Es la verdad. Su trabajo es cuidar de la casa, igual que el nuestro es cuidar de la cuadra. ?Seguro que tendran problemas!

– Entonces, ?no hay nadie en la casa ahora? -dije.

– No. Esta cerrada. Despues de lo que paso, el ama se llevo a Roma todos los sirvientes, excepto los que tenian que cuidar la casa. -Y nosotros, que teniamos que cuidar de los animales -anadio su hermano-. Dile al ama que nosotros estamos haciendo nuestro trabajo. -Lo hare -prometi.

– Pero no le digas nada de los otros -dijo Androcles, subitamente angustiado-. No si eso significa que los castigaran. -De repente rompio en llanto.

– Callate -dijo Mopso-. Esta recordando lo que los hombres de Milon hicieron a Halicor y al capataz. No es asi como el ama castiga a los guardias borrachos, estupido. Solo les dara unos cuantos latigazos. No les cortara ningun miembro.

– ?Como lo sabes? -pregunto el nino.

– Porque no soy un estupido como tu.

– A mi no me parece que Androcles sea estupido -dijo Eco, poniendose en jarras-. A el no se le ocurrio tirar una flecha a tres forasteros pacificos. -Tipico de Eco ponerse de parte del mas desvalido. ?Seria asi como ponia paz entre los gemelos? Yo pensaba que la rina entre los dos hermanos era una forma de sortear el feo tema de Halicor y su destino, aunque siguieran sacandolo a colacion una y otra vez. ?Que habrian visto exactamente?

– Asi que el dia de la batalla estabais aqui. ?La recordais bien?

– Claro que estabamos aqui, cuidando de la cuadra como siempre -dijo Mopso-. Fue un dia de mucho ajetreo, ya que el amo y sus hombres se estaban preparando para irse.

– ?Que hora era cuando tu amo y sus hombres salieron para Roma?

– Por la tarde.

– ?A que hora?

El chico se encogio de hombros.

– ?Cerca de la hora nona, o mas tarde, alrededor de la hora undecima?

Androcles me tiro de la mano.

– La hora nona.

– ?Estas seguro?

– Hay un reloj de sol detras de la cuadra. Cuando el amo se fue, fui a mirarlo porque tenia hambre y queria saber cuanto faltaba para la cena.

– ?Os dio la impresion de que vuestro amo tenia previsto de antemano salir a esa hora?

– No del todo -dijo Mopso antes de que su hermano se le adelantara-. Tenia previsto quedarse un dia o dos mas. Se fue porque vino un mensajero.

– ?Que noticias traia?

– Algo sobre el viejo arquitecto, Ciro. Habia muerto y el ama queria que el amo volviera a Roma.

– Parece que sabes mucho de los negocios de tu amo para ser el mozo de cuadra -dijo Eco, que parecia dispuesto a pincharle.

– Tengo ojos y oidos. Ademas, ?cual es la primera persona que ve un mensajero a caballo cuando llega a la villa? Yo, porque soy el que se encarga del caballo.

Eco parecia esceptico.

– Y el mensajero se sintio obligado a compartir sus noticias contigo antes incluso de contarselas a Clodio?

– Dijo: «Sera mejor que prepares caballos para tu amo y sus amigos»; yo le pregunte por que y me dijo: «Porque el ama quiere que vuelva a Roma», y yo dije…

– Esta bien, creo que ya lo hemos entendido -dijo Eco.

– Asi pues, tu amo recibio el mensaje -dije-y decidio volver a Roma junto con su sequito. Pero ?no estaba su hijo Publio Clodio con el? Me parece que debe de rondar tu edad, Androcles.

– Claro que Publio estaba aqui -dijo Androcles-. Con su tutor, Halicor. Halicor le mantiene ocupado casi todo el tiempo, pero a veces Publio consigue escaparse y viene a buscarnos a Mopso y a mi. Le decimos que tenemos trabajo pero dice que, mientras estemos con el, podemos dejarlo. Asi que nos vamos a jugar al bosque o a las ruinas de la casa de las brujas.

– ?Brujas?

– Creo que se refiere a las vestales, Eco. Aquel dia, despues de llegar el mensajero, ?Publio se puso en camino junto con su padre?

– No, se quedo con Halicor. Mopso y yo nos alegramos porque eso significaba que querria jugar con nosotros y por lo tanto no tendriamos que trabajar mucho; Halicor y el capataz probablemente se enfadarian porque Publio siempre estaba metiendose en problemas y luego saliendo de ellos.

– Sale a su padre -dijo Eco en voz baja.

– En cuanto el amo y sus hombres salieron, Publio vino a buscar nos a la cuadra…

– Teniamos un monton de trabajo -dijo Mopso, teniamos que limpiarlo todo despues de su marcha. Varios hombres habian dormido alli, y los hombres suelen ensuciarlo todo bastante mas que los animales.

– Pero vino Publio y queria jugar. Mopso le dijo que teniamos trabajo, pero Publio dijo que estaba escondiendose de Halicor y que tenia los que ayudarle a buscar un buen escondite. Asi que Mopso y yo fuimos a un rincon a hablar entre nosotros y decidimos ensenarle el pasadizo secreto. ?Te imaginas? ?Ni siquiera Publio, el hijo del amo, habia oido hablar de el!

– ?Un pasadizo secreto? -dijo Eco-. Creo que estos chicos se estan inventando un cuento, papa.

– ?No! ?Es cierto! -insistio Androcles.

– Si, es cierto -dijo Mopso, cruzandose de brazos y adoptando un fono de persona adulta-. Probablemente somos las dos unicas personas vivas que lo conocen, si exceptuamos a Publio, ahora que el amo y Ciro han desaparecido. Se supone que ellos dos eran los unicos que lo conocian. Y los esclavos que construyeron la casa pero ?quien sabe donde estaran ahora? Ni siquiera Halicor y el capataz sabian nada de el. Apuesto a que el ama tampoco lo conoce.

Su hermano se burlo, pero yo creia que Mopso tenia razon. Fulvia no habia dicho nada de un pasadizo secreto ni habia mencionado a esos dos chicos; solo habia dicho que su hijo se las habia arreglado para escapar de los hombres de Milon cuando fueron a la villa y aterrorizaran a los esclavos. Probablemente su hijo no habia sido muy explicito en los detalles y ella no habria querido presionarle; o quiza el joven Publio era tat, bueno guardando secretos como su padre.

Asi que llevasteis a Publio al pasadizo secreto para que se escondiera de Halicor. Me gustaria que me lo ensenarais. Claro que si la casa esta cerrada con llave…

– ?Oh! Pero eso es lo mejor del pasadizo -dijo Androcles No hace falta entrar en la casa para utilizarlo. Se puede acceder a el desde fuera. Ven, te lo ensenare. Me cogio de la mano. Su hermano mayor parecia recelar y miro de reojo a Eco, pero nos siguio, bien porque confiaba en nosotros, bien porque tenia miedo de ser cazado y sujetado de nuevo al suelo por un sonriente Davo.

Androcles nos hizo doblar la esquina y nos condujo hacia los bosques que habia a los pies de la casa. Desde lejos, aquella parte del edificio parecia una estructura solida, si exceptuamos el portico que rodeaba el piso superior. De cerca pude distinguir varias filas de aberturas, no tan grandes como para ser llamadas ventanas; mas bien parecian hechas para dejar pasar el aire y la luz; estaban demasiado altas en la pared para llegar hasta ellas y eran tan pequenas que ni siquiera un nino habria podido pasar. Los cimientos estaban ocultos por arboles y densos matorrales. Androcles nos senalo un sendero que cruzaba por medio; al final del sendero, en lo que a primera vista parecia una pared solida, habia una entrada oculta. Era un trozo de muro entre dos columnas que parecia imposible de mover pero que en realidad era un panel que podia deslizarse lo suficiente para permitir la entrada de un hombre. Habia visto varias clases de entradas ocultas en mi vida, sobre todo en mis primeros viajes, pero ninguna tan bien disimulada como aquella. Muchas entradas llamadas secretas en realidad no estan escondidas; lo que es secreto es la forma de abrirlas. Aquella puerta era facil de abrir, pero era casi imposible de descubrir a menos que se conociera su existencia.

La puerta daba a una escalera ascendente, al final de la cual habia un estrecho y oscuro pasillo que debia de atravesar el centro del piso inferior, al menos la seccion subterranea que habia sido excavada en la ladera de la colina. El camino estaba iluminado solamente por estrechas aberturas que tambien servian para espiar en las

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