nunca la ha respetado en realidad, del mismo modo que tampoco respeta la oratoria. Respeta las instituciones, como el Senado, pero solo de una manera vaga, abstracta y sentimental. No tiene ningun respeto por la ley. No ve lo maravillosa e imponente que es, no ve de que manera nos rodea y nos vincula a todos como un hilo dorado. El se abre camino a traves de la ley como un hombre que se librara de una tela de arana. Tiene la mente vulgar y practica de un despota.
Ciceron se apreto el estomago y torcio el gesto.
– Gracias a los dioses, Celio es tribuno este ano y tiene el poder de vetar cualquier legislacion que atente contra los derechos individuales. Celio ha advertido a Pompeyo que usara su veto con las nuevas leyes. ?Sabes que replico Pompeyo? Dijo, con mucha calma: «Haz lo que debas, pero yo hare todo lo necesario para defender el Estado». ?Tipico de el! ?Por que no saco una espada y la blandio ante Celio? Al final habra un acuerdo, por supuesto; siempre lo hay. Tendremos que dejar que Pompeyo siga su camino o protestara porque no tiene el poder suficiente para mantener el orden y pedira mas poder. ?Y adonde nos llevara todo esto? -Ciceron hizo una complicada mueca de disgusto-. ?Ah! Pero Gordiano, apenas has hablado de tus fatigas.
– No has preguntado.
– ?Que terrible ha debido de ser para ti! Secuestrado, transportado de mala manera a algun lugar lejos de Roma, encerrado en un pozo. ?Quien ha podido perpetrar semejante atrocidad?
– Me lo he preguntado miles de veces. He tenido mucho tiempo para pensarlo.
– ?Estoy seguro de que lo has hecho! ?Has llegado a alguna conclusion? ?Me miraba astutamente o era que sus parpados se habian vuelto mas pesados con el cansancio y la bebida?
– Todavia no.
– Ah, Gordiano, siempre esperando la hora propicia, analizando cada pequena prueba, buscando nuevas revelaciones, posponiendo la conclusion definitiva. Habrias sido un pesimo abogado. No tienes el don de inventar las cosas. ?No tienes ni idea de quien te secuestro o por que?
– Nunca vimos a nuestros captores ni nos dieron ninguna pista sobre sus jefes o sobre por que nos mantenian vivos, por ejemplo.
– ?Vaya! Asi que es un misterio. Pero aqui estais, libres y a salvo.
– Si, a salvo. Claro que me gustaria mucho saber quien nos trato, a mi y a mi hijo, con tanto desprecio. Ambos estamos vivos y bien…
– Asombrosamente bien, si lo piensas.
– Pero podria haber sucedido todo lo contrario. Si alguno de nosotros hubiera sido herido en el ataque o hubiera caido enfermo en aquel horrible lugar…
Ciceron asintio vagamente. Tiron se estremecio.
– Pero voy a descubrir al responsable. Creo que el camino mas prudente seria volver sobre nuestros pasos y buscar el establo en el que estuvimos cautivos. Pero dudo que pudieramos encontrarlo. ?Que opinas tu, Eco?
– Creo que pusimos demasiado empeno en no ser vistos para memorizar un paisaje desconocido. Ademas, papa, un establo abandonado en un campo yermo puede pertenecer a cualquiera. Encontrar el lugar no tendria que llevarnos necesariamente a los hombres que nos capturaron. Ya hara tiempo que se habran ido.
– Deberiamos buscarlo de todas formas -dije-. Necesitariamos guardaespaldas, por supuesto. Me volvi a Ciceron que parecio inquieto por un momento y luego sonrio amablemente.
Me gustaria complacerte, por supuesto, Gordiano, pero no puedo prescindir de ningun hombre. Probablemente ni siquiera llevo la proteccion necesaria… Tu caso muestra muy a las claras el peligro que se corre por los caminos en estos dias espantosos.
– Te alejarias de tu viaje durante un dia o dos, Ciceron. Unete a nosotros para buscar el establo y a los hombres que nos capturaron.
– Imposible, Gordiano. Mi mision es demasiado importante y no puede esperar. Manana tengo que estar en Ravena.
– Ah, si, tu mision, Ciceron. ?Que es lo que esperas de Julio Cesar? ?O es un secreto de Estado?
– No es ningun secreto. Es Marco Celio de nuevo. ?Es un tribuno muy ocupado! Cesar quiere presentarse a consul el ano que viene, pero eso no es posible mientras este al mando de sus tropas y no vaya a la ciudad. Asi que los partidarios de Cesar han inventado una licencia especial para que pueda aspirar al puesto de consul en ausencia. Claro que sentara un mal precedente, pero si Pompeyo puede ser consul unico, los partidarios de Cesar piensan que es justo que pueda aspirar al puesto estando en la Galia. Es una forma de preservar la paz (me refiero al equilibrio) entre el Grande y Cesar. Pero Celio ha amenazado con bloquear la exencion especial, al igual que ha amenazado con bloquear las reformas de Pompeyo.
– ?Y cual es tu papel, Ciceron?
Se encogio de hombros.
– Algunos grupos me han pedido que use mi influencia con Celio para disuadirle de que hostigue a Cesar. Celio esta dispuesto a dar marcha atras, pero antes queremos estar seguros de que sabemos perfectamente cuales son las metas y los intereses de Cesar. Asi que me dirijo a Ravena para tener una conversacion amistosa con el. Para despejar el ambiente, por decirlo de alguna manera.
– Ruedas dentro de ruedas -murmuro Eco.
– Es mejor que una gran rueda conduciendo toda la maquinaria del mundo, que es lo que a algunos les gustaria ver -Rijo Ciceron-. Pero tengo prisa. Cesar abandonara Ravena cualquier dia de estos para adentrarse en el campo. Se rumorea que hay un levantamiento dirigido por algun galo de nombre impronunciable. ?Como se llama, Tiron?
– Vercingetorix -dijo Tiron secamente. Estaba claro que no estaba borracho.
– Lo que sea -dijo Ciceron-. Asi que ya ves que no tengo tiempo para ponerme a buscar… ?como lo llamaste, Eco? «Un establo abandonado en un campo yermo.» Y tu tampoco deberias hacerlo, Gordiano. No tientes a las parcas. Estas a salvo conmigo. Te proveere de todo lo que necesites. Acompaname a Ravena manana y luego ven conmigo a Roma.
– Tenemos que volver a Roma de inmediato -dijo Eco malhumorado-. Bethesda y Menenia no pueden sufrir ni un dia mas el no saber que ha sido de nosotros.
– No tienes un hermano que probablemente estara con Cesar en Ravena? -dijo Ciceron-. Si, tu hijo, Gordiano… Meton. Tu familia le habra escrito contandole tu desaparicion, estoy seguro. Estara tan inquieto como los otros. Es vuestra oportunidad de verle antes de que se dirija al norte con Cesar. ?Lo ves? Tienes que venir conmigo a Ravena. Y ahora creo que ha llegado la hora de retirarme. Pareces debil, Gordiano, y Eco esta bostezando. Esta noche tendreis la mejor habitacion que el posadero nos haya ofrecido, una habitacion individual con una suave cama. Yo mismo lo arreglare. Y presiento que dormireis como troncos.
Y lo hicimos.
Capitulo 25
La residencia de Cesar en Ravena era una gran villa en las afueras de la ciudad; varias tiendas, cuadras y construcciones provisionales se agolpaban a su alrededor. Como todos los campamentos militares, parecia una pequena ciudad donde las necesidades de una vigorosa y a menudo joven poblacion masculina con fuertes apetitos podian ser satisfechas diariamente. Hay tres cosas inevitables en un lugar asi: las prostitutas, el olor a comida y el lenguaje mas soez que se pueda imaginar.
Llegamos poco despues de mediodia. Ciceron y Tiron fueron a pedir una audiencia con Cesar. Eco y yo fuimos a buscar a Meton. No fue dificil encontrarle. Un soldado de infanteria nos senalo el camino hasta una tienda llena de jovenes oficiales. Cuando entramos se hizo un silencio que no tenia nada que ver con nosotros, seguido de un golpeteo y una explosion de carcajadas y maldiciones. Estaban jugando a los dados.
Utilizaban cuatro dados anticuados hechos con hueso, afilados en los extremos y con numeros en las cuatro caras planas. Un joven salio de entre los soldados y se adelanto para tirar los dados; se me hizo un nudo en la garganta cuando vi que era Meton.
Desde que empezo su carrera con Cesar, nos habiamos visto solo algunas veces al ano y nunca durante demasiado tiempo. Cada vez que iba a ver a mi joven hijo, me preparaba para resistir alguna desagradable sorpresa: cojera, un dedo perdido, una cicatriz reciente cruzando su cara y uniendose a la que recibio en su