Necesito volver de nuevo a mi trabajo, si. Me alegra saber que vas a quedarte a mi lado, Meton, especialmente por los dias que nos esperan. Estoy contento por haberte visto de nuevo, Gordiano, y a ti, Eco. Os deseo a ambos un viaje seguro y tranquilo hasta Roma. Y, Gordiano…
– ?Si, Cesar?
– Cuando informes a Cneo Pompeyo, dile que hablaste conmigo y, si puedes, que le envio mis mejores deseos. Era mi yerno, ?sabes?, y aun lo seria si la mala fortuna no hubiera intervenido. Deberia haber tenido un hijo de Julia y yo un nieto. Pero las parcas lo estimaron de otra forma y nos robaron a los dos.
– Hare lo que me pides, Cesar.
El secretario llamo al guardia, que fue a escoltarnos. Se detuvo en la puerta.
– ?Debo hacer pasar a los otros, Cesar?
– ?Que otros?
– Ciceron y su hombre. Estan esperando en el patio. Insisten en que te traen asuntos de la mayor importancia.
Cesar junto los dedos y estudio el mapa de la Galia.
– No, todavia no. Antes tengo que terminar de dictar este capitulo. Quizas, despues de la comida del mediodia, tenga tiempo de recibir a Marco Tulio Ciceron.
El guardia nos escolto por un pasillo hasta el patio. Ciceron se puso en pie cuando nos acercamos. Antes de que pudiera decir una palabra, el guardia le hizo un gesto con la cabeza. Ciceron se cruzo de brazos y volvio a sentarse. No nos miro cuando pasamos a su lado, sino que fingio encontrar una tremenda fascinacion en la fuente del centro del patio. De nuevo trate con todas mis fuerzas de esconder mi jubilo y consegui suavizar la sonrisa en el lado de la cara que quedaba frente a Ciceron. Debia de parecer un hombre con un terrible dolor de muelas.
Capitulo 26
Comimos con Meton en una gran tienda de campana llena de soldados. En circunstancias normales habria juzgado la comida pasable y la compania tolerable. Tras largos dias de cautividad y carencia de variedad en mis companeros de mesa, la sencilla comida y la conversacion vulgar y a grito pelado me hacian sentir como si estuviera en una fiesta celebrada en honor del rey Numa.
En medio de la charla, alguien menciono el nombre de Marco Antonio.
Meton vio mi reaccion y la de Eco y enarco una ceja.
– ?Le conoces, papa? ?Ah, claro! Te lo presente el ano pasado. Aqui en Ravena, ?no?
– Si.
– Esta algo mas rollizo -dijo uno de los hombres-. Toda esa indolencia romana le va muy bien.
– ?Yo diria que estar en Roma es un deber peligroso estos dias! -dijo otro.
– Se mantiene en forma haciendo ejercicios diarios…
– ?En casa de la viuda Fulvia!
Hubo una explosion de sugerentes grunidos y exclamaciones.
Me volvi hacia Meton.
– ?Debo entender que Antonio esta aqui, en Ravena?
– Si. Lleva varios dias en el campamento conferenciando con Cesar sobre la situacion en Roma. Creo que se va manana. ?A que viene esa expresion, papa?
– Oh, nada. -Como mi contestacion no le satisfizo, le dije que deberiamos ir fuera para hablar en privado.
– ?Y bien, papa? -dijo cuando los tres paseabamos entre las tiendas.
– Probablemente no es nada, pero cuando ayer te hable de nuestras investigaciones en la Via Apia, olvide mencionar a Marco Antonio.
– ?Antonio? ?Que tiene que ver…?
– Amenazo con matar a Clodio el ano pasado, en el Campo de Marte…, lo persiguio hasta un almacen del rio. Alli Clodio se escondio en un aparador que habia debajo de unas escaleras.
Meton se echo a reir.
– ?Ah, ese incidente!
– ?Lo conoces?
– Claro. A Antonio le chifla contarlo, sobre todo cuando esta un poco borracho. Asegura que no tenia intencion de matar a Clodio. Solo queria convertirlo en eunuco.
– ?Por que luchaban?
– ?Quien sabe? Papa, sus relaciones se remontan a mucho tiempo atras. Los dos estuvieron enamorados de la misma mujer, Fulvia. Por lo que se, en otra epoca estuvieron enamorados a la vez de alguna otra. Probablemente se encontraron en el Campo de Marte, intercambiaron unos cuantos insultos amistosos, Clodio dijo algo que le toco las pelotas a Antonio y este saco su espada. Pero al final nadie resulto herido.
– ?Meton, ese vocabulario! gimio Eco.
Meton sonrio y se encogio de hombros.
– No puedo reprimirlo durante todo el dia. Pero ?que tiene esto que ver con…?
– El dia anterior le habia contado a Meton que estaba trabajando para Pompeyo, pero no le habia dicho nada de Fulvia. Mi reunion con ella parecia haber sido accidental.
– Fulvia me pidio que descubriera si Antonio tenia algo que ver en la muerte de su esposo.
– Pero Antonio es uno de los que estan trabajando para que juzguen a Milon.
– Eso no prueba nada.
?Has descubierto alguna prueba que lo relacione con el caso?
Lo pense cuidadosamente.
– Ningun testigo de los que presenciaron el incidente y sus secuelas tenia nada que decir de Marco Antonio.
– Bueno, ahi lo tienes.
– Quizas.
– Realmente, papa, Antonio es un buen soldado y un amigo mio. No puedo quedarme aqui a oir decir que es un asesino.
– Nadie ha dicho que sea un asesino, Meton. Pero pareces pensar que lo es.
?Que habia dicho Ciceron de mi? «Siempre esperando la hora propicia, analizando cada pequena prueba, buscando nuevas revelaciones, posponiendo la conclusion definitiva.»
– Si Fulvia estuviera aqui ahora, no podria decirle que he probado lo contrario.
– Pues vamos y se lo preguntas.
– ?Que?
– Le preguntaremos a el.
– ?Asi de facil?
– ?Por que no? Antonio no es exactamente tonto, pero es tan claro y facil de leer como el latin de Cesar. Ven conmigo.
– ?Que vaya adonde?
– A los aposentos de Antonio. Se encuentran al otro lado de la villa. Por aqui.
Eco y yo lo seguimos.
– ?Meton, esto es una locura! ?Que esperas que haga? Decir: hola, ?me recuerdas? soy el padre de Meton y, de paso, ?ayudaste a asesinar a Publio Clodio?
– Imagino que podras ser algo mas sutil, papa.
?Y si decide desenvainar su espada y perseguirnos, como hizo con Clodio en el Campo de Marte?
– Ya has oido a los tipos de la tienda… Antonio ha ganado algunos kilos despues de asistir a tantas fiestas en Roma. A lo mejor tu corres mas deprisa que el. Entraremos por esta puerta.
Al igual que con Cesar, tuvimos que recurrir a un guardia para llegar hasta el. Esperaba que Antonio estuviera demasiado atareado para recibirnos pero al oir la voz de Meton, aparecio una cabeza entre las cortinas de su