necesito para hacer ciertas cosas que han de hacerse. Pero los partidarios de Cesar en el Senado podrian causarme muchos quebraderos de cabeza. Desconfian de mi. Estan irritados porque soy el unico consul. Para equilibrar las cosas, insisten en que Cesar tenga la oportunidad de ser consul el ano que viene, aunque este ausente en la Galia. Bien, ?por que no? Celio era el que mas pinchaba, amenazando con vetar la licencia especial para Cesar. Esto lo hizo todo mas interesante. Ademas esta esa nueva revuelta entre los galos; Cesar esta impaciente por aclarar las cosas en Roma antes de dirigirse al norte. Lo que lo hace todo aun mas interesante. ?Oh! Le dare a Cesar lo que quiere, por supuesto, pero siempre hay que negociar un poco. Asi que pense: ?quien mejor que Ciceron para ser mi mensajero? Ahi esta Cesar, acosado, presionado y preparandose para partir hacia una campana peligrosa, y ?quien aparece buscando una audiencia? ?Un hombre al que no puede soportar! ?Marco Ciceron! Probablemente, Cesar descargara todo su malhumor en el pobre Ciceron, pero al mismo tiempo tendra que reconocer que le estoy haciendo un favor. Mientras tanto, Ciceron tendra la oportunidad de sentirse poderoso e importante ya que es la unica persona que puede meter algo de sentido comun en ese cabezon de Celio y se sentira absurdamente agradecido conmigo por haberle dado semejante responsabilidad…, dejarle participar en el juego y hacer de el un mediador entre Cesar y yo. Y, si no consigue nada, ?al menos el viaje habra servido para apartar a Ciceron de mi vista durante unos dias!

Pestanee y asenti, pensando que realmente no entendia absolutamente nada de politica ni de politicos.

– Bien, Sabueso, aprecio tu honradez y tu pormenorizado relato. Y siento vuestro sufrimiento a manos de los captores. Si fueras un soldado, diria que has servido mas alla del deber. Seras recompensado. Nunca olvido estos servicios.

– Gracias, Grande.

– Si lo deseas, puedo dejar los guardianes en tu casa.

– Te lo agradeceria mucho, Grande. ?Hasta cuando?

– Mientras dure el conflicto que atravesamos. Creo que se solucionara bastante pronto. -Bebio un largo trago de vino-. ?Sabes, Sabueso? Tu hijo y tu no sois los unicos que os habeis enfrentado al peligro este ultimo mes. Yo tambien tuve mis pequenas aventuras tratando de mantener mi cabeza pegada a los hombros. Me atreveria a decir que podria haber utilizado los servicios de un hombre de tu habilidad en Roma para que me ayudara a comprender todo lo que pasa.

– ?Aventuras, Grande?

– Hay quien dice que Milon esta dispuesto a deshacerse de mi.

– ?De veras?

– ?No palidezcas, Sabueso! No voy a pedirte que investigues las intenciones de Milon. Ya tengo gente dedicada al caso y tu te mereces un descanso. Sin embargo, me habria gustado que hubieras estado aqui para ayudarme en el incidente de Licinio, el sacerdote carnicero.

– ?Perdon, Grande?

– Licinio; es carnicero y sacerdote. Es un victimario, el que corta la garganta de un animal cuando los sacerdotes ofrecen un sacrificio; el tal Licinio hace el trabajo sucio mientras los otros cantan y desparraman incienso. Pero en su tiempo libre, lleva una carniceria en la arcada que rodea el Circo Maximo. Muy apropiado, ?eh? Me atreveria a decir que parte de la carne que es sacrificada a los dioses un dia, termina siendo vendida a simples mortales hambrientos al siguiente. Pero el sujeto parece ser bastante respetado como sacerdote. Mi trato con el comenzo pocos dias antes de que el Senado me nombrara consul. Licinio se presento en mi puerta una noche, explico quien era y pidio verme por mi propia seguridad, dijo. ?Tuve que pensarlo dos veces antes de admitir a un carnicero profesional en mi presencia!

Tomo un sorbo de vino.

– Aparentemente, Licinio tenia una clientela regular de guardaespaldas y gladiadores del circo…, su tienda es algo asi como un lugar habitual para los buenos comedores de carne. Aquel dia habia ido un grupo a atiborrarse de embutidos sanguinolentos y vino. Se emborracharon, tanto de sangre como de vino, y se les escapo que eran parte de una conspiracion de Milon para asesinarme. Cuando se dieron cuenta de que el carnicero estaba escuchando, lo acorralaron contra una pared, le pusieron un cuchillo en las costillas y le dijeron que lo matarian si se lo contaba a alguien.

»Despues de cerrar la tienda vino aqui, bastante preocupado. Le escuche y despues convoque a Ciceron para ver que tenia que decir en defensa de Milon. Antes de que Licinio terminara su historia, Ciceron comenzo a atacar el caracter del hombre. Lo llamo carnicero disfrazado de sacerdote, dijo que habia derramado mas sangre con su cuchillo que cualquiera de los hombres a los que estaba acusando y que lo mas probable era que el asesino fuera el, ya que estaba en bancarrota y desesperado por conseguir dinero, y asi continuo sin parar.

»?Ves la falta de logica, Gordiano? ?Como es que Ciceron sabia tanto de aquel desconocido carnicero del Circo Maximo? ?Como es que habia llegado a mi casa armado con argumentos contra el… si no habia realmente una conspiracion y Ciceron lo sabia? No acuso a Ciceron; no creo que tomara parte activa en una conspiracion para matarme. Pero creo que los gladiadores de Milon debian de haber avisado a su jefe de que el carnicero les habia oido y Milon debio de comunicarlo a Ciceron, asi que no se sorprendio mucho al ver a Licinio aqui. Cuando el carnicero se levanto la tunica para ensenar el lugar en el que el gladiador habia puesto su daga, Ciceron relincho como un burro. '?Ese pequeno aranazo? ?Esperas impresionarnos con eso? ?Quieres hacernos creer que un enorme y fuerte gladiador hizo ese pequeno aranazo? Es obvio que has utilizado una horquilla de tu mujer y te has aranado tu mismo y ni siquiera mucho. ?Para ser un carnicero eres demasiado escrupuloso en derramar tu propia sangre!»

»Entonces, mientras Ciceron vociferaba, un hombre que decia ser amigo del carnicero aparecio, diciendo que queria verle. Deje que Licinio lo viera en la antesala; por supuesto, tenia la antesala vigilada y, al poco, entro un guardia a decirme que el supuesto amigo de Licinio estaba tratando de sobornarle para que mantuviera la boca cerrada. ?Aqui, bajo mi propio techo! Era suficiente para un solo dia. Envie a Licinio a casa bajo custodia, encerre al sujeto que queria sobornarlo (que era un simple recadero y no sabia nada) y le dije a Ciceron que desapareciera de mi vista antes de que lo estrangulara.

– ?Y que resulto de todo esto?

– Expuse las pruebas al Senado. Cuando Milon hablo, juro que nunca habia visto a la mayoria de los gladiadores en cuestion. A algunos reconocio haberlos poseido en otra epoca, pero dijo que los habia manumitido hacia tiempo y que ya no era responsable de ellos. Como ciudadanos, no podian ser torturados para que confesaran, por supuesto, por lo que mantuvieron la boca cerrada. Milon sugirio que Licinio el carnicero habia oido fantasias de borrachos y habia entendido mal lo que decian. Yo no tenia pruebas concretas de lo contrario. Y asi han quedado las cosas… de momento. -Pompeyo miro hacia la ciudad-. Quiza podrias haberme ayudado a descubrir la verdad, Sabueso, pero no estabas aqui.

– Creeme, Grande, habria preferido estar aqui que donde estaba.

– Si, si, ya se que has pasado grandes privaciones. No desprecio tu sufrimiento. Pero te aseguro que hay dias en los que no es facil ser Pompeyo el Grande.

Pasaron unos dias sin que nadie me molestara. Eco y yo ocupabamos el tiempo examinando todos los papiros y pergaminos que habia en nuestras respectivas casas, buscando una escritura parecida a la de la nota de Bethesda. No tuvimos exito, aunque clasificar recuerdos y correspondencia se convirtio en un fin en si mismo, en una tregua nostalgica. Necesitaba aquel periodo de distraccion. Me habia reunido con mi propia vida. Habia pensado, equivocadamente, que cuando estuviera de vuelta en Roma podria continuar con mis asuntos sin perder un minuto, pero la experiencia en el pozo me habia asustado e inquietado mas de lo que habia pensado. Me encontre en una especie de cuarta dimension, no estaba preparado para ponerme en marcha.

De Bethesda no podria haber esperado mas consuelo y apoyo. Nunca me dijo una palabra de reproche por haberme colocado en una situacion tan peligrosa. Nunca me llamo vanidoso, ni estupido irreflexivo como yo me habia llamado a mi mismo miles de veces en el pozo. Vio que necesitaba toda su atencion y afecto incondicionales y me los dio. Empece a pensar que me habia casado con una diosa.

Diana era mas problematica. Si se hubiera enfadado conmigo por haberle causado tanta preocupacion, por haberla hecho sentirse abandonada y desamparada, lo habria entendido, pero su comportamiento era mucho mas desconcertante que todo eso. Siempre habia sido inescrutable para mi, aun mas que su madre. La experiencia me habia ensenado, a veces con un fuerte golpe, que Diana era capaz de tener pensamientos y actos imposibles de predecir. Asi que trate de no preocuparme demasiado por su aparente frialdad, su melancolia y su nueva costumbre de quedarse mirando al vacio.

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