Davo tambien me desconcertaba. Pense que mi conversacion en susurros con el, en el jardin, habia puesto las cosas en su sitio y que dejaria de esconderse por ahi y de evitar mi mirada. Por el contrario, su conducta culpable empeoro. ?Que le pasaba?

Precisamente cuando empezaba a sentirme asentado de nuevo y comprometido con los avatares familiares, la distraccion llego en forma de una litera de rayas rojas y blancas.

Era inevitable que Clodia me mandara llamar tarde o temprano, al igual que lo habia sido la cita con Pompeyo. Incluso habia una parte de mi que habia estado esperando su llegada con cierta impaciencia. Cuando Davo entro con el mismo esclavo arrogante que me habia acompanado hasta la litera la vez anterior, trate de reprimir una sonrisa. Eco estaba fuera atendiendo sus propios asuntos, asi que ?que otra cosa podia hacer que ir yo mismo? Cuando atravesaba el vestibulo, me encontre con Bethesda que entraba. Con toda seguridad, habia visto la litera y sabia adonde me dirigia. Contuve la respiracion pero ella se limito a sonreir cuando nos cruzamos y a decirme:

– Cuidate, esposo.

Luego se detuvo, inclino mi cara hacia la suya y me dio un largo y profundo beso. Se fue riendose. La politica de Pompeyo, el sentido del humor de Bethesda, los cambios de humor de mi hija de diecisiete anos: ?que mas necesitaba para anadir a la lista de cosas que jamas comprenderia?

Poco despues estaba al lado de Clodia en la litera, recorriendo las calles del Palatino. Me cogio la mano y me dedico una mirada larga y llena de sentimiento.

– Gordiano, los rumores que oimos sobre ti… ?fueron tan horribles! ?Que prueba tan dura para tu familia! Cuentamelo todo.

Sacudi la cabeza.

– No. Estoy de demasiado buen humor para echarlo a perder con una conversacion tan desagradable.

– ?Tan doloroso es para ti recordarlo? -Levanto las dos cejas a la vez. El hecho de que no se le notara ni una sola arruga debia de ser un engano de la tenue luz que se filtraba-. Gordiano, ?por que sonries?

– La luz de la litera. La calidez de tu cuerpo. Ese perfume esquivo e inolvidable que te envuelve. Los hombres nacen y mueren, las naciones se elevan y caen, pero algunas cosas nunca cambian.

– Gordiano…

– Eres una mujer extraordinaria, Clodia. ?Vivire y morire sin hacer el amor contigo?

– ?Gordiano! ?Realmente se ruborizo? No, imposible; Clodia estaba mas alla del sonrojo. Debia de ser un engano de la luz, como la perfeccion de su piel-. Gordiano, he venido en nombre de Fulvia; debes saberlo. -Trato de hablar con tono serio pero no pudo reprimir una sonrisa.

– ?Es lo que le dijiste a mi esposa cuando se asomo a la litera para saludarte?

– Por supuesto. Luego hablamos del tiempo. ?No te gusta el comienzo de la primavera?

– Mi mujer es una diosa, ?sabes? Una mortal estaria locamente celosa de ti.

Ladeo la cabeza.

– Estoy de acuerdo en que tiene que ser divina; cualquier hombre casado con una simple mortal habria sucumbido a mis encantos hace mucho tiempo. Pero pensaba que quiza considerabas que la diosa era yo.

– Oh, no, Clodia. Definitivamente te considero una mujer. No hay ninguna duda sobre eso…

Ambos sonreimos. Las sonrisas se desvanecieron. Una nube habia cubierto el sol cambiando la luz que penetraba en la litera. Ninguno de los dos aparto la mirada.

– ?Esta a punto de ocurrir algo, Gordiano? -dijo Clodia. Apenas reconoci su voz.

Respire hondo y le estreche la mano. Al poco rato, comprendio el significado de mi apreton y la retiro. Me encogi de hombros.

– Si ocurriera algo entre los dos, Clodia, todo seria distinto. El juego de la luz en la litera, la calidez de tu cuerpo, la esencia inolvidable y esquiva. Nunca volveria a ser lo mismo y quiero que no cambie jamas.

Parecio estremecerse, luego se rio suavemente.

– ?Hombres! -dijo con voz desdenosa pero no hostil. Por un momento pense que la habia herido y senti un escalofrio. Luego me di cuenta de lo absurdo que era. Unos momentos con Clodia podian hacer que cualquier hombre se comportara como un pavo real-. ?Que descubriste en la Via Apia? -De nuevo hablaba en tono casual-. ?Algo nuevo de importancia?

– Casi no se por donde empezar. Ya casi estamos en casa de Fulvia, ?no? ?Por que no entras conmigo y escuchas lo que le cuento a ella?

Su expresion dejo claro que no era posible.

– Quiza mas tarde, cuando vuelvas a casa, puedas darme un informe privado -dijo.

– Si, si asi lo deseas.

Su litera me dejo en los escalones que conducian a la entrada. Un guardia me acompano dentro. Las altas habitaciones estaban sin terminar y amuebladas sin orden ni concierto. Sin patron y sin arquitecto, la casa de Clodio habia quedado congelada en el tiempo.

La habitacion en la que me esperaban Fulvia y su madre era mas brillante y mas calida que la ultima vez, pero Sempronia aun llevaba una manta sobre su regazo y me dirigio una mirada helada. Vi que habia mas gente en la habitacion y me senti inesperadamente aliviado cuando Fulvia los presento.

– Gordiano, creo que ya conoces a Felicia, guardiana del santuario de la Buena Diosa en la Via Apia, y a su hermano Felix, servidor del altar de Jupiter en Bovilas.

– ?Asi que seguiste mi consejo? -pregunte a Felicia.

– Mi hermano y yo lo estuvimos discutiendo durante una hora, luego recogimos lo que necesitabamos y al dia siguiente, antes de que amaneciera, vinimos a Roma. Apenas hemos salido de esta casa desde entonces. -Felicia era tan sorprendente como siempre. Incluso acogida en la casa de otra mujer, se comportaba con la misma indiferencia intrigante e irritante.

– No les dejare marchar -dijo Fulvia-. Son demasiado valiosos como testigos. Y demasiado vulnerables; Milon ya se habra enterado de que hubo testigos de sus crimenes. Felix y Felicia estan a salvo conmigo, y muy comodos.

– Muy, muy comodos -dijo Felix, cuya cara parecia mas oronda de lo que recordaba.

– ?Testigos? -dije-. ?Va a haber un juicio?

– Si -dijo Fulvia-. Ha habido aplazamientos. Pompeyo tiene que reorganizar el tribunal a su gusto y Milon ha dado un espectaculo de si mismo mayor que el que nunca dieron sus gladiadores, postergando y bramando y utilizando todo tipo de triquinuelas legales para librarse de lo inevitable. Pero mi sobrino Apio esta por fin preparado para llevar el caso. Una vez los cargos esten debidamente presentados, sera cuestion de dias que aplastemos a ese bastardo para siempre. Sempronia rechino los dientes y solto un escupitajo.

Hemos oido hablar de tus desgracias -dijo Fulvia.

– Por favor, como acabo de decirle a tu cunada, no tengo estomago para hablar de ello.

– Bien -dijo Fulvia bruscamente-. Yo tambien estoy harta de oir hablar de desgracias. En lo que quiero pensar ahora es en el futuro.

Felix, Felicia, por favor, dejadnos solos. -Felix se arrastro obsequiosamente. Su hermana le siguio, dirigiendome una inapropiada sonrisa. Fulvia hizo una mueca.

– ?Que gentuza! Me hierve la sangre cada vez que se acercan.

– El hombre come como un cerdo -dijo Sempronia-y la mujer curiosea por todas partes y cuando la descubro se hace la tonta. ?Gentuza de lo peor! -declaro Fulvia.

– Pensaba que el amplio circulo de amistades de tu difunto marido deberia haberte familiarizado con todo tipo de personas mejores o peores -dije.

– ?Vigila tu lengua, Gordiano! -dijo Sempronia. Fulvia levanto una mano para prevenir a su madre.

– Gordiano es nuestro invitado. Y tenemos asuntos pendientes con el.

– ?Ah, si?

– Ya se que nunca llegamos a un acuerdo formal sobre la proposicion que te hice. De todas formas, has estado investigando la muerte de mi marido. Sospecho que habras sido empleado por cierta persona; ?como explicar, si no, la presencia de sus guardaespaldas en tu casa? Pero el hecho de que enviaras testigos valiosos a mi casa para que los protegiera… -Lo hice tanto por ellos como por ti -dije. Se detuvo, sorprendida por mi brusquedad.

– Quiza si, pero el hecho te senala como amigo de nuestra causa. ?Es que aceptaste mi proposicion? ?Tienes

Вы читаете Asesinato en la Via Apia
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату