– Porque hasta ahora no hemos tenido la oportunidad de venir. Durante dos meses hemos sido prisioneros de Milon en su villa de Lanuvio.
Aquello provoco gran agitacion entre la multitud. -Explicate, Filemon -dijo Planco.
– Cuando Eudamo, Birria y sus hombres nos persiguieron, nos separamos y salimos del camino. Pensamos que podriamos despistarlos en las colinas y el bosque. Pero nos perseguian muchos hombres y nos cazaron uno a uno hasta que nos tuvieron atrapados a los cinco. Nos ataron y nos condujeron como prisioneros hasta Bovilas y luego por la Via Apia.
– ?Unos esclavos hicieron esto? ?A ciudadanos libres?
La multitud levanto los punos y lanzo maldiciones a Milon.
– ?Quememos su casa! -grito alguien-. ?Quememos la casa del villano!
Mire con inquietud a los soldados que permanecian vigilantes en los peldanos del Senado.
Planco tranquilizo a la multitud para que Filemon pudiera continuar.
– Nos llevaron por la colina hasta donde estaba Milon. Estaba esperando en el camino con varios hombres rodeandole. Cuando nos vio, dio una patada en el suelo y tuvo una rabieta, como un nino. Pense que aquello significaba nuestro fin, que nos matarian alli mismo, en el camino. Pero Milon ordeno a sus hombres que nos amordazaran y nos pusieran sacos en la cabeza. Luego nos subieron a un carro o a un carruaje y nos llevaron a un lugar a varias millas de alli…, a la villa de Milon en Lanuvio, como descubrimos despues. Nos encerraron en un almacen subterraneo. Y alli hemos estado durante dos largos meses mientras nos alimentaban con sobras de pollo y pan duro. Un dia oimos decir a uno de los hombres que nos custodiaban que Milon habia decidido matarnos. No quiero explicar como escapamos ya que nos ayudaron algunos de los que habia en la villa de Milon.
– Dices que estuvisteis prisioneros durante dos meses -grito alguien entre la multitud-. Pero ya hace casi tres meses que asesinaron a Clodio. ?Que habeis estado haciendo durante este ultimo mes? ?Por que no hemos sabido nada de vosotros antes?
– Yo puedo contestar -dijo Planco-. Estos hombres han estado escondidos. ?Os sorprende? Milon les perdono la vida una vez, pero ?por que no iba a matarles si los atrapaba por segunda vez? Ahora que finalmente parece que Milon va a comparecer ante la justicia, estos hombres han salido a la luz. La verdad espera la hora propicia.
– Pero ?es la verdad? -grito otro hombre-. A mi la historia me suena sospechosa. Los clodianos habeis buscado por todas partes y no habeis encontrado a nadie que viera el asesinato ?y de repente aparecen cinco testigos que aseguran haber estado alli! ?Y si nos parece un poco raro no haber oido hablar de ellos es porque han estado prisioneros durante un par de meses! Si me preguntas, te dire que me parece bastante increible. ?Tienen alguna prueba de que Milon los tuviera cautivos?
Uno de los cuatro hombres se adelanto al borde de la plataforma y sacudio el puno.
– ?Pruebas? ?Quieres pruebas de algo? ?Se me ocurre una manera de probar si tienes o no sangre en las venas!
Hubo otra oleada de gritos y amenazas. El ambiente se ponia feo. Mire a los soldados. ?Era mi imaginacion o se habian acercado unos pasos? Planco sacudio la cabeza y pidio calma pero cada vez habia mas personas vociferando. Le di un codazo a Eco, que asintio, y nos abrimos camino entre la multitud.
– Vaya, papa, el misterio de los prisioneros esta aclarado.
Asenti con la cabeza.
– Despues de todo no eran hombres de Clodio, sino simples viajeros que presenciaron la batalla por casualidad.
– Me imagino por que Eudamo y Birria los atraparon, pero ?por que no los mataron alli mismo? ?Por que les perdonaron la vida?
– Su imprudencia ya le habia acarreado bastantes preocupaciones a su amo por aquel dia. No sabian quienes eran aquellos cinco sujetos ni si pertenecerian a algun amo poderoso que pudiera sentirse ofendido por su muerte. Milon debio de pensar que seria mas facil limitarse a encerrarlos hasta que pasara la tormenta. Pero la tormenta ha empeorado cada vez mas. Ya oiste lo que dijo Filemon: poco antes de que escaparan, Milon habia tomado la decision de librarse de ellos. Probablemente, algun esclavo de la villa de Milon se compadecio de ellos y les ayudo a escapar.
– Entre la multitud habia muchos escepticos. Supongo que porque es una historia bastante increible.
– Pero a nosotros nos resulta totalmente creible, ?eh, Eco?
A la manana siguiente, la propuesta de Pompeyo para reformar las leyes del tribunal fue oficialmente sometida a voto y aprobada por el Senado. Inmediatamente, Apio Claudio presento cargos formales contra Milon, acusandole del crimen de violencia politica al haber asesinado a su tio. Segun las nuevas normas de Pompeyo, cada una de las partes tenia diez dias para prepararse para el juicio. Roma contuvo el aliento.
Si era declarado culpable, Milon seria enviado a un exilio inmediato y permanente y se confiscarian todos sus bienes. Seria deshonrado y desposeido. Estaria acabado en Roma definitivamente.
Pero ?y si era absuelto? Trate de imaginarme la reaccion de la ciudad. Solo veia llamas sin fin, escombros y rios de sangre. ?Podrian las tropas de Pompeyo contener aquel torbellino? La razon, la moralidad y el sentido practico decian que un veredicto que no fuera de culpabilidad era imposible, a menos…
A menos que Milon tuviera a Ciceron de su parte. Y sabia por larga y a veces amarga experiencia que con Ciceron de abogado podia pasar cualquier cosa.
Capitulo 30
El juicio de Tito Anio Milon comenzo en la manana del cuarto dia de abril con el interrogatorio de los testigos en el Atrio de la Libertad. Presidiendo la corte estaba el antiguo consul Lucio Domicio Enobardo, un hombre de mandibula rigida y carente de humor, escogido por el mismo Pompeyo y, como pura formalidad, aprobado por el voto de la asamblea del pueblo. El testimonio se dio ante un grupo de 360 jurados potenciales que se sentaban en filas de asientos elevados a ambos lados del patio. El grupo habia sido seleccionado entre una lista de posibles candidatos a senadores y hombres de bien escogidos por Pompeyo. De estos, al final se elegiria por sorteo a 81 que formarian el jurado.
Milon y sus abogados, Ciceron y Marco Claudio Marcelo, se sentaban con sus secretarios en bancos, enfrente del tribunal, asi como los acusadores, Apio Claudio, sobrino de Clodio, Publio Valerio Nepote y Marco Antonio. Tambien estaban presentes varios oficiales de la corte, incluyendo un monton de secretarios para transcribir los testimonios en escritura tironiana.
Una gran multitud se reunio en la parte abierta del atrio para seguir el proceso. Los mas previsores habian enviado esclavos para que les guardaran un sitio. Eco y yo, con nuestra larga experiencia en juicios, nos las habiamos arreglado para conseguir unos asientos excelentes en la decima fila; Davo y otro guardaespaldas habian llegado antes del amanecer con sillas plegables y dormitaron en ellas mientras esperaban. Los rezagados sin sillas se apinaban en todos los rincones libres y continuamente trataban de abrirse paso desde el Foro.
Pompeyo no estaba presente. Tampoco lo estaban sus soldados, que parecian estar en todas partes de la ciudad. Ni siquiera Pompeyo se habia atrevido a apostar tropas armadas en un juicio romano. Seguro que no serian necesarias; ni siquiera los clodianos se atreverian a interrumpir un juicio romano. Un mitin politico era una cosa pero un juicio publico, lo mas sagrado de las instituciones romanas, la piedra angular de la justicia romana, era algo muy diferente.
El primer testigo que llamaron fue Cayo Causinio Escola, uno de los hombres que aquel dia habian acompanado a Clodio a caballo por la Via Apia. Declaro que el grupo de Clodio se habia cruzado con el de Milon, mucho mas numeroso, cerca de la hora decima del dia; que habia estallado una refriega entre las retaguardias de los dos grupos por razones que no conocia, aunque sospechaba que la habian empezado los hombres de Milon; que cuando Clodio se dio la vuelta y le lanzo una mirada asesina a Birria, el gladiador le disparo una flecha y le hirio, derribandolo del caballo. La lucha comenzo y Escola tambien fue derribado del caballo y conducido al bosque por los esclavos de Milon. Se escondio en el bosque hasta bien entrada la noche y luego se dirigio a la villa de Clodio; alli se encontro con una carniceria