el tutor Halicor asesinados. Al dia siguiente regreso a Roma.

El relato de Escola coincidia basicamente con el que habia oido de labios de Felicia, aunque los detalles hacian aparecer a Clodio bajo una luz aun mas inocente.

Llego el turno de preguntar a los abogados y un estremecimiento de expectacion recorrio a la multitud mientras Milon, Ciceron y Marcelo conferenciaban. Milon y Ciceron permanecieron sentados. Su colega Marcelo se adelanto.

Alguien entre la multitud grito:

– ?Queremos ver a Ciceron!

– ?No, queremos ver a Milon… con su cabeza en un poste!

Marcelo no les hizo caso. Era un orador experto, acostumbrado al toma y daca de los debates del Senado y a los ladridos de la muchedumbre en los juicios.

– Asi que, Escola -comenzo-, aseguras que el incidente de la Via Apia tuvo lugar en la hora decima del dia. Y sin embargo…

La multitud estallo en burlas para hacerle callar. Marcelo fruncio el entrecejo y espero a que se desvaneciera el ruido, pero tan pronto como volvio a abrir la boca, las burlas volvieron, mas ruidosas. Abrio los brazos para pedir ayuda a Domicio y dio un respingo cuando una piedra del tamano de un puno infantil atraveso el aire y le dio en la espalda. Se dio la vuelta y observo a la multitud con una expresion de profunda sorpresa.

La plebe, todavia gritando y burlandose, empezo a precipitarse hacia el tribunal, metiendose entre las filas de sillas, derribando a los que estaban sentados y pisoteando las sillas plegables. Eco y yo estabamos bastante seguros, ya que estabamos casi en el centro y rodeados de espectadores sentados. En ese momento, un grupo de hombres se metio entre las sillas, pisando las rodillas y los hombros de la gente.

Domicio se puso en pie y grito furiosamente a los acusadores. Estos se encogieron de hombros, incapaces de hacer nada, diciendo por senas que no podian oir ni hacer nada para detener a la multitud incontrolada. Los candidatos a jurados, hombres firmes y dificiles de intimidar, sacudieron la cabeza y pusieron expresion de profundo disgusto. Milon, Ciceron y Marcelo, junto con sus secretarios, con los brazos llenos de papiros y tablillas de cera, corrieron a reunirse con Domicio en el tribunal. Mientras la chusma se acercaba sin dar senales de detenerse, Milon y su grupo se refugiaron en el templo de la Libertad, dejando a Domicio con los brazos en jarras, desafiando a la masa a que violara el sagrado templo. Pero la chusma parecio satisfecha con haber silenciado a Marcelo y haber obligado a huir a Milon. Ocuparon el tribunal y, con gran alborozo, empezaron a dar golpes con el pie en el suelo y a recitar canticos groseros sobre la mujer de Milon, Fausta. Cuando se hizo evidente que no se volveria a restaurar el orden, los jurados y los espectadores pacificos que aun no habian huido empezaron a dispersarse. Al final, se rumoreaba que Pompeyo estaba en camino con un destacamento de soldados armados. Aquello hizo que la chusma abandonara el tribunal y se dispersara en todas direcciones.

Asi acabo el primer dia del juicio de Milon.

El comienzo del dia siguiente se parecio mucho al del primero, si exceptuamos que el espacio para los espectadores era mucho mas restringido debido a los soldados que flanqueaban el patio por todos lados. Ante la insistencia de Domicio, Pompeyo habia dispuesto tropas para que mantuvieran el orden durante el juicio. La justicia romana se llevaria a cabo con ayuda del acero romano.

La audiencia de los testigos continuo con el testimonio de varias personas de las cercanias de Bovilas, empezando por Felicia. Como si fuera un actor que finalmente consiguiera un papel protagonista, pareoia dispuesta a sacar todo el provecho posible de su testimonio. Esbozo su incongruente sonrisa y exhibio su comportamiento bochornoso mientras los abogados la interrogaban y contrastaban sus declaraciones; muchos de los espectadores parecian estar examinandola en otro sentido. El dia habia tenido un principio extrano.

Su hermano Felix testifico despues sobre el ir y venir de las victimas y sus perseguidores, incluyendo los prisioneros, que ya se sabia que eran Filemon y sus companeros. Filemon tambien testifico, reiterando la historia que habia contado en el contio del Foro. La mujer del posadero asesinado en Bovilas no aparecio; supuse que todavia estaria recluida en Regio. Su hermana y su cunado, los nuevos posaderos, prestaron testimonio de segunda mano sobre lo que la viuda les habia contado y describieron las sangrientas consecuencias de lo acontecido.

La Virgo Maxima hablo de la visita de una mujer desconocida que queria dar gracias a la diosa por la muerte de Publio Clodio. El relato inflamo tanto a los clodianos que, por un momento, parecio que daria lugar a otro altercado. Los soldados de Pompeyo actuaron para expulsar a algunos de los que mas vociferaban. El orden fue restaurado, pero por entonces Domicio ya estaba mas que dispuesto a suspender el juicio hasta el dia siguiente.

El tercer dia de declaraciones comenzo con el ultimo de los testigos de las cercanias de Bovilas, el senador Sexto Tedio. Se levanto de la primera fila de espectadores y cojeo ante el tribunal, usando un baston y arrastrando su pierna izquierda lisiada. Aquel dia yo estaba en la segunda fila, lo bastante cerca para ver a su hija Tedia sentada al lado de la silla que habia quedado vacia, mirandolo con expresion preocupada. Pense que normalmente le habria ayudado, pero probablemente el senador no querria aceptar la ayuda de una mujer delante del tribunal.

El senador Tedio repitio lo que me habia contado: que habia salido hacia Roma en su litera acompanado por su hija y algunos esclavos, que se habia encontrado con Milon y le habia prevenido sobre unos bandidos ficticios, pero habia continuado hasta Bovilas, donde habia encontrado el cuerpo sin vida de Clodio abandonado en el camino, aparentemente arrastrado hasta alli por sus asesinos, y que lo habia enviado a Roma en su litera. Ahora era evidente que Tedio habia llegado cuando Eudamo, Birria y sus hombres estaban en el bosque persiguiendo a Filemon y sus companeros. Despues de enviar a Clodio a Roma, Tedio habia vuelto a pie a Aricia y habia visto a los prisioneros en el camino mientras descansaba en un lugar cercano a la nueva casa de las vestales.

Un hombre llamado Quinto Arrio, colega de Clodio, declaro que habia ayudado a interrogar a los esclavos de Clodio despues del incidente. Uno de ellos, un secretario personal, habia confesado bajo tortura que, durante un mes, habia dado informacion de los movimientos de Clodio a un agente de Milon. Por lo tanto, sugirio Arrio, Milon estaba regularmente informado del ir y venir de Clodio y pudo haber planeado el aparentemente fortuito encuentro en la Via Apia. Ciceron, en la segunda parte del interrogatorio, desecho la idea senalando que Escola habia testificado el primer dia que Clodio dejo su villa de repente, despues de oir la noticia de la muerte de Ciro, el arquitecto; por lo tanto, ?como podia Milon, incluso con un espia, haber previsto el encuentro?

Entonces Ciceron llamo a un testigo: Marco Caton, que descendio de los bancos donde se sentaban los que podian ser elegidos jurados. Caton, quiza la unica persona del tribunal que era mas formal y conservadora que el juez Domicio, dando testimonio de segunda mano, conto que un tal Marco Favonio le habia comentado una observacion que le habia hecho Clodio tres dias antes del fatal incidente.

Y cual fue esa observacion, esa joya, ese pedazo de sabiduria de labios de Publio Clodio? -dijo Ciceron.

Caton miro a Domicio y a los jurados.

– Clodio le dijo a Favonio que Tito Anio Milon estaria muerto a los tres dias.

Hubo un movimiento de agitacion en la corte.

?Caton es un mentiroso y un borracho! -chillo alguien-. ?Que hace sentado entre el jurado si es un testigo?

Ciceron se dio la vuelta.

– Quien impugna el criterio de Pompeyo? Fue el Grande en persona el que eligio a Marco Caton para que se sentara entre el jurado, ?y por que? Porque la integridad y la honradez de Caton estan fuera de toda duda. Cualquiera que diga lo contrario solo demuestra ser un tonto.

Aquello era verdad. Se pensara lo que se pensara de su politica, Caton no era un mentiroso. Pero la historia era de segunda mano; Clodio supuestamente dijo algo a Favonio, que dijo algo a Caton. Y Ciceron, note, no nego la acusacion de que Caton fuera un borracho. Una vida de bebidas fuertes se veia en las ojeras del hombre de Estado.

El efecto que Ciceron pudiera buscar con el testimonio de Caton fue totalmente enterrado por lo que siguio.

Los ultimos testigos fueron Fulvia y Sempronia. Ambas hablaron del modo en que habia llegado el cadaver de Clodio a su casa del Palatino, transportado en una litera extrana, sin la compania de amigos y sin explicaciones. Describieron en que condiciones estaba el cadaver. Explicaron como los amigos y esclavos que habian sobrevivido habian vuelto a Roma de uno en uno, anadiendo cada uno algun horrible detalle a la catastrofe que habia tenido

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