tratando de recordar la historia que me habia contado Alessandro sobre el comandante Marescotti y la peste-. A lo mejor te parece una chorrada pero… -titubee y mire a Janice, cuyos ojos muy abiertos rebosaban fe en mi habilidad para resolver acertijos-, durante la peste, poco despues de la muerte de Romeo y Giulietta, eran tantos los fallecidos que no podian enterrarlos a todos. Asi que, en Santa Maria della Scala, «escalera» en italiano, el hospital que hay frente a la catedral, donde «una hermandad de monjas santas» cuidaba de los enfermos durante la plaga…, bueno…, decidieron emparedar a los muertos.

Janice hizo un aspaviento.

– Asi que creo -segui- que buscamos una «alcoba» con una «cama» en ese hospital, Santa Maria della Scala…

– …en la que durmiera la «senora» del «santo» de la «oca» -propuso-, o quien fuera el tipo ese.

– O «la santa senora» de Siena nacida en la contrada de la «oca», santa Catalina…

– ?Vaya! -exclamo Janice con un silbido de admiracion.

– …que, casualmente, tenia una habitacion en ese hospital, donde dormia cuando trabajaba hasta tarde «visitando a los enfermos». ?No lo recuerdas? Fue lo que nos leyo el maestro Lippi. Te apuesto un zafiro y una esmeralda a que alli encontraremos «la entrada de piedra a la camara».

– ?Espera, espera…! -dijo Janice-. Que lio. Primero era la catedral, despues el cuarto de santa Catalina en el hospital y ahora la antigua camara… ?En que quedamos?

Medite la pregunta un momento, tratando de recordar a la sensacionalista guia turistica britanica que llevaba delante en la catedral de Siena hacia unos dias.

– Por lo visto -dije al fin-, en la Edad Media la catedral tenia una cripta, pero desaparecio durante la peste y, desde entonces, no se ha vuelto a saber de ella. Claro que para los arqueologos es dificil trabajar en esta zona, porque todos los edificios estan protegidos. De todas formas, hay quien piensa que es solo una leyenda…

– ?Yo no! -exclamo Janice, entusiasmada-. Tiene que ser eso. Romeo y Giulietta estan enterrados en la cripta de la catedral. Es logico. Si tu fueses Salimbeni, ?no habrias levantado ahi el santuario? Ademas, como el lugar entero esta consagrado, supongo, a la Virgen…Voila!

– ?Voila, que?

Janice abrio los brazos como si fuera a bendecirme. -Si te arrodillas en la cripta, te arrodillas «ante la Virgen», ?como decia la maldicion! ?No lo ves? ?Tiene que ser ahi!

– Pero, si es asi, habra que cavar mucho para llegar alli. La han buscado por todas partes.

– No si mama hallo una entrada secreta desde el viejo hospital de Santa Maria della Scala -replico acercandome el libro-. Leelo otra vez. Estoy segura de que tengo razon.

Releimos el mensaje una vez mas y, de pronto, todo parecia encajar. Si, hablabamos de una «antigua camara» bajo la catedral y, si, la «entrada de piedra» debia de estar en la habitacion de Santa Catalina en Santa Maria della Scala, frente a la iglesia, al otro lado de la plaza.

– ?jodeeeer! -Janice se recosto en la silla, abrumada-. Si tan facil es, ?por que mama no saqueo la tumba ella misma?

En ese preciso instante, una de las velas se apago de pronto y, aunque quedaban otras, todas las sombras de la habitacion se cernieron sobre nosotras.

– Sabia que estaba en peligro -replique, y mi voz resono de forma extrana-, por eso hizo lo que hizo y puso el codigo en el cuaderno, el cuaderno en el cofre y el cofre en el banco.

– Entonces -dijo Janice, con fingido entusiasmo-, resuelto el enigma, ?que nos impide…?

– ?Colarnos en un edificio protegido y apalancar la puerta de la celda de santa Catalina con una barra de hierro? -repuse, socarrona-. ?Ay, pues no se!

– En serio. Eso es lo que mama querria que hicieramos, ?no?

– No es tan facil. -Hurgue en el libro en busca de las palabras exactas del mensaje-. Mama nos dice que vayamos con el «espectral confesor de Romeo»… sacrificado prematuramente. ?Quien es ese? Fray Lorenzo. Obviamente no el de verdad, sino quiza su nueva… encarnacion. Apuesto a que eso significa que teniamos razon: el viejo sabe algo de la ubicacion de la cripta y de la tumba, algo crucial que ni siquiera mama logro averiguar.

– ?Que propones, entonces? -quiso saber Janice-. ?Que secuestremos a fray Lorenzo y lo interroguemos bajo una bombilla de cien vatios? Tal vez te estas equivocando. Vamos a hacerlo por separado, a ver si llegamos a la misma conclusion… -Empezo a abrir los cajones de la mesa uno a uno, buscando algo-. ?Venga! ?Tiene que haber algun boli por aqui…! ?Espera! -Metio la cabeza entera en el ultimo cajon para sacar algo atrapado en la madera. Cuando al fin lo solto, se acomodo en la silla, triunfante, con el pelo enmaranado sobre la cara-. ?Mira esto! ?Una carta!

Pero no era una carta: era un sobre lleno de fotografias.

Cuando acabamos de ver las fotos de mama, Janice decidio que necesitabamos al menos otra botella de vino para pasar la noche sin volvernos locas del todo. Mientras subia a por ella, volvi a coger las fotos y las extendi sobre la mesa, una al lado de la otra, con las manos aun temblorosas de la impresion y la esperanza de que, de algun modo, me contasen otra historia.

Pero las aventuras de mama en Italia no tenian otra interpretacion. Por mas que nos empenaramos, los hechos y sus protagonistas eran siempre los mismos: Diane Lloyd se habia ido a Italia, habia empezado a trabajar para el profesor Tolomei, habia conocido a un joven playboy con un Ferrari amarillo, se habia quedado embarazada, se habia casado con el profesor Tolomei, habia tenido gemelas, habia sobrevivido al incendio en el que su anciano marido habia fallecido y habia vuelto a liarse con el joven playboy, al que se veia tan feliz con las gemelas - nosotras- en todas las fotos que llegamos a la conclusion de que debia de ser nuestro verdadero padre.

El playboy era Umberto.

– ?Todo esto es surrealista! -bufo Janice, de vuelta con una botella y un sacacorchos-. Que haya estado todos estos anos haciendose pasar por el mayordomo y sin decir una palabra. Es raro de narices.

– En realidad, siempre fue nuestro padre -dije cogiendo una de las fotos de los tres-. Aunque no lo llamaramos asi. Siempre… -No pude continuar.

Solo entonces alce la mirada y vi que tambien Janice lloraba, aunque, no queriendo proporcionarle a Umberto esa satisfaccion, se secaba las lagrimas furiosa.

– ?Menudo capullo! -exclamo-. Mira que obligarnos a vivir esa mentira tantos anos. Y ahora, de repente… - gruno al tiempo que el corcho se partia en dos.

– Al menos eso explica que supiera lo de la estatua -senale-. Se lo contaria mama. Ademas, si de verdad estaban…, ya sabes,juntos, tambien debia de saber lo del cofre del banco. Lo que explicaria que me escribiera una carta falsa de tia Rose pidiendome que fuese a Siena y hablase con el presidente Maconi en el palazzo Tolomei. Sabia el nombre por mama, claro.

– ??A que esperaba?! -Janice derramo un poco de vino en la mesa mientras llenaba aprisa las copas, y cayeron unas gotas sobre las fotos-. ?Por que no lo hizo hace anos? ?Por que no le conto todo esto a tia Rose cuando aun vivia?…

– ?Si, claro! -Limpie en seguida las fotos-. No podia contarle la verdad a tia Rose. Habria llamado a la policia sin pensarlo. «Por cierto, Rosie, cielo, me llamo Luciano Salimbeni… Si, el tipo que mato a Diane y al que buscan las autoridades italianas -dije imitando la voz grave de Umberto-. Si te hubieras molestado en visitarla, ?que Dios la bendiga!, te habrias topado conmigo cientos de veces.»

– ?Menuda vidorra! -intervino Janice-. Mira esta… -Senalo las fotos de Umberto y el Ferrari, aparcado en un mirador con vistas a un valle toscano, sonriendo a la camara con la mirada de un amante-. Lo tenia todo, y va y se convierte en criado de tia Rose.

– No olvides que era un fugitivo -recalque-. Aless… Alguien me dijo que es uno de los delincuentes mas buscados de toda Italia. Tiene suerte de no estar entre rejas. O muerto. Por lo menos, trabajando para tia Rose, pudo vernos crecer con cierta libertad.

– ?No me cuadra! -dijo Janice, negando con la cabeza-. Si, mama ya esta embarazada en la foto de su boda, pero eso les sucede a muchas, y no implica que el novio no sea el padre.

– ?Jan! -Le pase algunas de las fotos de la boda-. Tolomei podria haber sido su abuelo. Ponte en el lugar de mama por un segundo. -Al verla decidida a disentir, la cogi por el brazo y me la acerque-. Venga, es la unica explicacion. Miralo… -Cogi una de las fotos de Umberto tumbado en la hierba sobre una manta mientras Janice y yo nos subiamos a gatas encima de el-. Nos quiere. -En cuanto dije eso, se me formo un nudo en la garganta y tuve que tragar saliva para no echarme a llorar-. ?Mierda! -proteste-. Creo que ya he tenido bastante por hoy.

Permanecimos sentadas un rato en infeliz silencio. Luego Janice dejo su copa sobre la mesa y cogio una foto de

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