Juntas, cogimos mi bolso y lo volcamos. De alli salio mi ropa, yRomeo y Julieta, que, por suerte, no habia sufrido grandes danos. El misterioso frasquito verde, sin embargo, se habia hecho anicos, probablemente cuando, en mi huida, habia tirado el bolso por encima de la verja.

– ?Que es esto? -Janice cogio un pedazo de cristal y lo examino en su mano.

– Eso es el frasquito del que te he hablado -dije-, el que Umberto le dio a Alessandro, con el que se cabreo tanto.

– Aja. -Janice se limpio las manos en la hierba-. Al menos sabemos que habia dentro: sangre. Mira tu por donde. Tal vez tenias razon y son todos vampiros. Quiza esto era una especie de tentempie de media manana…

Nos sentamos un rato a valorar las opciones, entonces cogi elcencio y lo mire agobiada.

– ?Que lastima! ?Como se limpia la sangre de la seda antigua?

Janice lo cogio por un lado y entre las dos lo estiramos para examinarlo. Lo cierto era que las manchas no eran solo del frasquito, pero eso no se lo iba a decir, claro.

– ?La madre del cordero! -dijo Janice de repente-. Ahi esta, Jules: la sangre no se va. Asi era exactamente como querian ver elcencio. ?No lo entiendes?

Me miro nerviosa, pero a mi debio de quedarseme cara de lela.

– ?Como ocurria antes -se explico-, cuando las mujeres inspeccionaban las sabanas del lecho nupcial despues de la noche de bodas! Me apuesto el cuello… -cogio un par de trozos del frasquito roto, incluido el corcho- a que esto es, oera, lo que en las agencias de boda llamamos «insta-virgen». No es solo sangre, es sangre mezclada con otra cosa. Toda una ciencia, creeme.

Al ver mi expresion, Janice se echo a reir.

– Si, si, aun se hace. ?No me crees? ?Acaso piensas que solo se fiscalizaban las sabanas en la Edad Media? ?Que va! Tal vez no lo has notado, pero algunas culturas todavia son medievales. Piensalo bien: si vuelves a un pueblo perdido en el monte para casarte con tu primo el cabrero, pero resulta que ya te has cepillado a Fulano, Mengano y Zutano…?que haces? Lo mas probable es que al cabrero y a tus suegros no les haga mucha ilusion que ya se te hayan pasado por la piedra. Solucion: te apanan en una clinica privada. Te lo ponen todo en su sitio y repites el dichoso ritual, solo por complacer a tu publico. O bien te llevas a la fiesta un frasquito de esto. Mucho mas barato.

– Venga ya… -proteste.

– ?Sabes lo que creo? -prosiguio Janice con los ojos brillantes-. Que te la han jugado. Te han drogado, o al menos lo han intentado, y esperaban que estuvieras grogui despues del colocon con fray Lorenzo y eldream team para poder coger el cencio, pringarlo de la cosa esta y que pareciera que el bueno de Romeo te habia desflorado.

Eso me dolio, pero ella no parecio darse cuenta.

– Lo curioso es que podrian haberse ahorrado las molestias -siguio, demasiado absorta en su lascivo argumento para reparar en lo que me incomodaba el tema y su forma de tratarlo-. Porque vosotros ibais a mojar el churro de todas formas. Igual que Romeo y Julieta. ?Naca-naca! Del baile al balcon y del balcon a la cama en cincuenta paginas. ?Que queriais?, ?batir un record?

Me miro emocionada, como esperando la palmadita en el lomo y la chucheria de premio por ser tan lista.

– ?Es humanamente posible ser mas vulgar que tu? -proteste.

Janice sonrio como si ese fuera el mayor elogio que podia hacerle.

– Probablemente no. Si lo que buscas es poesia, vuelve a rastras con tu pollo.

Me recoste en el quicio de la puerta y cerre los ojos. Cada vez que mencionaba a Alessandro, aunque fuese en medio de alguna de sus ordinarieces, me asaltaban recuerdos de la noche anterior -algunos dolorosos; otros, no- que me distraian de la realidad presente. Si le pedia que parase, con toda seguridad haria lo contrario.

– Lo que no entiendo es para que querian el frasquito -dije, decidida a cambiar de tema y aclarar la situacion-. Si de verdad hubieran querido poner fin a la maldicion de los Tolomei y los Salimbeni, lo ultimo que habrian hecho es «simular» la noche de bodas de Romeo y Giulietta. ?En serio creian que podian enganar a la Virgen?

Janice fruncio los labios.

– Tienes razon. No tiene sentido.

– A mi modo de ver -prosegui-, al unico a quien han enganado de este modo, aparte de a mi, es a fray Lorenzo. O, mejor dicho, lo habrian enganado si hubieran usado lo del frasquito.

– Pero ?por que iban a querer embaucar a fray Lorenzo? -exclamo-. Es un carcamal. Salvo que… -me miro arqueando las cejas- el fraile tenga algo que ellos no tienen. Algo importante. Algo que quieran. Como…

Me incorpore de golpe.

– ?La tumba de Romeo y Julieta?

Nos miramos.

– Me parece que esa es la conexion -dijo Janice, asintiendo despacio con la cabeza-. Cuando lo hablamos en el taller de Lippi, pense que estabas grillada, pero igual tengas razon. Parte del rollo de redimir los pecados implica directamente la tumba y la estatua fisicas, reales. ?Y si, tras asegurarse de que Romeo y Giulietta estan juntos al fin, los Tolomei y los Salimbeni tienen que ir a la tumba y arrodillarse ante la estatua?

– Pero la maldicion decia que debian «arrodillarse ante la Virgen»…

– ?Y que? -Janice se encogio de hombros-. La estatua se parece a una de la Virgen. Lo que pasa es que no saben donde esta. Solo lo sabe fray Lorenzo, por eso lo necesitan.

Guardamos silencio un rato mientras haciamos cabalas.

– ?Sabes que? -dije al fin, acariciando elcencio-. No creo que el lo supiera.

– ?Quien?

La mire, empezando a ruborizarme.

– Ya sabes…,el.

– ?Venga ya, Jules! -protesto-. Deja de defender a ese capullo. Lo viste con Umberto. Ademas… -aunque intentaba suavizar el tono, no estaba acostumbrada y le costaba-, te siguio cuando huias para pedirte que le dieras el libro. Claro que lo sabia.

– Pero, si tu estas en lo cierto -dije, sintiendo una absurda necesidad de defenderlo-, habria seguido el plan y no habria…, bueno, ya sabes.

– ?Iniciado un contacto carnal? -propuso Janice en plan cursi.

– Exactamente -asenti-. Ni se habria sorprendido tanto cuando Umberto le dio el frasquito. De hecho, el frasquito lo habria tenido el.

– ?Cielo! -me miro por encima de la montura de unas gafas imaginarias-, se ha colado en tu habitacion del hotel, te ha mentido y te ha robado el libro de mama para darselo a Umberto. Ese tio es un mamon, y me da igual que este muy bien dotado y sepa hacer uso de su dotacion; para mi, y perdona la vulgaridad, sigue siendo un cabronazo. Y tu estupendisima mafiosa…

– A proposito de mentiras y de colarse en mi habitacion -dije mirandola fijamente-, ?por que no me dijiste que habias sido tu quien me habia puesto la habitacion patas arriba?

– ?Como? -exclamo asombrada.

– ?Vas a negar que me desvalijaste tu la habitacion y le echaste la culpa a Alessandro? -le pregunte con frialdad.

– ?Oye, que el tambien se colo, ?vale?! ?Y yo soy tu hermana! Tengo derecho a saber que esta pasando… -Se interrumpio y puso carita de buena-. ?Como lo has sabido?

– Porque el te vio. Penso que eras yo, que me descolgaba de mi balcon.

– ?Me confundio con…? -exclamo Janice, escandalizada-. ?Venga ya! ?No fastidies!

– ?Janice! -grite, frustrada de que recurriera a su habitual descaro y me arrastrara consigo-. Me has mentido. ?Por que? Despues de lo ocurrido, habria entendido que te colaras en mi habitacion. Creias que te estaba escamoteando una fortuna.

– ?En serio? -me miro, de pronto esperanzada.

Me encogi de hombros.

– ?Por que no somos sinceras la una con la otra para variar?

Las recuperaciones instantaneas eran especialidad de mi hermana.

– Perfecto -sonrio con picardia-, seamos sinceras. Para empezar, si no te importa… -meneo las cejas-, tengo

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