Francis nego con la cabeza.

– Eso seria una locura -comento. Estaba ganando algo de confianza.

El medico examino la hoja y volvio a alzar los ojos hacia Francis.

– Asi que las muchas veces que los miembros de su familia le han observado hablando solo no son ciertas. ?Por que mentirian, pues?

Francis se movio inquieto mientras pensaba en la pregunta.

– ?Quizas estan equivocados? -dijo, y la incertidumbre asomo a su voz.

– Lo dudo.

– No he tenido demasiados amigos -comento Francis con cautela-. Ni en el colegio ni en el barrio. Los demas suelen dejarme solo. Asi que he terminado hablando conmigo mismo. Puede que sea eso lo que han observado.

– ?Habla consigo mismo? -repuso el medico.

– Si. Eso es -corroboro Francis, y se relajo un poco mas.

Muy bien. Muy bien. Ten cuidado.

El medico echo otro vistazo al expediente. Exhibia una sonrisita en los labios.

– Yo tambien hablo conmigo mismo a veces -aseguro.

– Bueno. Ya lo ve -contesto Francis. Se estremecio y sintio una curiosa mezcla de calor y frio, como si el tiempo humedo y crudo del exterior hubiera logrado seguirlo y hubiese superado el calor ardiente del radiador.

– Pero cuando lo hago no mantengo una conversacion, senor Petrel. Es mas bien un recordatorio, como «No olvides comprar un litro de leche», o una advertencia, como «?Ay!» o «?Mierda!» o, debo admitirlo, epitetos aun peores. No me dedico a preguntar y contestar a alguien que no esta presente. Y eso, me temo, es lo que su familia dice que lleva haciendo usted desde hace anos.

?Ten cuidado con esta!

– ?Eso han dicho? -replico Francis con astucia-. Que extrano.

– No tanto como se imagina, senor Petrel -dijo el medico y sacudio la cabeza.

Rodeo la mesa acortando la distancia entre ambos para terminar apoyandose en el borde, justo delante de Francis, confinado en la silla de ruedas, limitado por las ataduras de manos y piernas, pero igualmente por la presencia de los dos auxiliares, que no habian hablado ni se habian movido pero se mantenian justo detras de el.

– Tal vez volvamos mas tarde a esas conversaciones suyas, senor Petrel -dijo el doctor-. Porque no acabo de entender como puede tenerlas sin oir algo a cambio, y eso me preocupa de verdad.

?Es peligroso, Francis! Es inteligente y no busca nada bueno. ?Cuidado con lo que dices!

Francis asintio, y temio que el medico lo hubiese advertido. Se puso tenso y vio como Gulptilil hacia una anotacion en la hoja con un boligrafo.

– Intentemos otra cosa de momento, senor Petrel -prosiguio-. Hoy ha sido un dia dificil, ?no es asi?

– Si -contesto Francis. Supuso entonces que seria mejor anadir algo porque el medico se limito a mirarlo fijamente-. Tuve una discusion. Con mis padres.

– ?Una discusion? Si. Por cierto, senor Petrel, ?puede decirme que fecha es hoy?

– ?La fecha?

– Correcto. La fecha de esta discusion que tuvo usted hoy.

Penso un buen momento. Luego miro por la ventana y vio que el arbol se doblaba bajo el viento, con movimientos espasmodicos, como si un titiritero oculto le manipulara las extremidades. Las ramas tenian unos brotes, asi que hizo algunos calculos mentales. Se concentro mucho, y esperaba que una de las voces supiera la respuesta, pero de repente estaban, como era su irritante costumbre, silenciosas. Echo un vistazo alrededor con la esperanza de encontrar un calendario u otra senal que pudiera ayudarlo, pero no vio nada. Volvio la mirada a la ventana para observar como se movia el arbol. Luego miro al medico y vio que este esperaba pacientemente la respuesta, como si hubieran transcurrido varios minutos desde su pregunta. Francis inspiro hondo.

– Lo siento… -empezo.

– ?Se ha distraido? -pregunto el medico.

– Le pido disculpas.

– Parecia estar en otro sitio -comento el medico-. ?Le ocurre con frecuencia?

?Dile que no!

– No. En absoluto.

– ?De veras? Me sorprende. En cualquier caso, senor Petrel, iba a decirme algo.

– ?Me habia hecho una pregunta? -repuso Francis, enojado consigo mismo por haber perdido el hilo de la conversacion.

– La fecha, senor Petrel.

– Creo que es quince de marzo -respondio Francis con seguridad.

– Ah, los idus de marzo. Momento de traiciones famosas. Lastima, pero no. -Nego con la cabeza-. Pero ha estado cerca, senor Petrel. ?Y el ano?

Francis hizo mas calculos mentales. Sabia que tenia veintiun anos y que su cumpleanos habia sido el mes anterior, de modo que dedujo:

– Mil novecientos setenta y nueve.

– Bien -contesto el doctor-. Excelente. ?Y a que dia estamos?

– ?Que dia?

– ?Que dia de la semana, senor Petrel?

– Estamos a… sabado.

– No. Lo siento. Hoy es miercoles. ?Podra recordarlo un rato?

– Si. Miercoles. Por supuesto.

– Y ahora volvamos a esta manana -pidio el medico, y se froto el menton con la mano-, con su familia. Fue algo mas que una discusion, ?no es asi, senor Petrel?

?No! ?Fue lo mismo de siempre!

– No creo que fuera tan especial…

– ?De veras? -El medico abrio los ojos con una ligera nota de sorpresa-. Que curioso, senor Petrel. Porque el informe de la policia local indica que amenazo a sus dos hermanas y que despues anuncio que iba a suicidarse. Que la vida no valia la pena y que odiaba a todo el mundo. Y luego, cuando su padre le hizo frente, tambien lo amenazo, lo mismo que a su madre, aunque no con atacarlos sino con algo igual de peligroso. Dijo que queria que todo el mundo desapareciera. Creo que esas fueron sus palabras exactas. Y el informe asegura ademas, senor Petrel, que fue a la cocina de la casa donde vive con sus padres y sus dos hermanas menores y tomo un cuchillo grande, el cual blandio en su direccion de tal manera que ellos creyeron que iba a atacarlos. Luego lo lanzo contra la pared. Y despues, cuando la policia llego a su casa, se encerro en su habitacion y se nego a salir, pero desde el pasillo le oian hablar en voz alta, discutiendo, cuando de hecho no habia nadie con usted. Tuvieron que derribar la puerta, ?no es asi? Y, por fin, forcejeo con los policias y con los auxiliares de la ambulancia que intentaban ayudarlo, por lo que uno de ellos necesito incluso ser atendido. ?Es ese un breve resumen de los hechos de hoy, senor Petrel?

– Si -contesto con tristeza-. Siento lo del policia. Un punetazo mio le acerto sin querer en el ojo. Sangro mucho.

– Eso fue una suerte para usted y para el -dijo Gulptilil.

Francis asintio.

– Tal vez ahora podria explicarme por que pasaron hoy estas cosas, senor Petrel.

?No le digas nada! ?Van a usar en tu contra hasta la ultima palabra que digas!

Francis miro otra vez por la ventana en busca del horizonte. Detestaba la pregunta «por que». Lo habia perseguido toda la vida. ?Por que no tienes amigos? ?Por que no te llevas bien con tus hermanas? ?Por que no puedes lanzar bien una pelota o estar tranquilo en clase? ?Por que no prestas atencion cuando te habla el profesor, o el jefe de los scouts, o el sacerdote de la parroquia, o los vecinos? ?Por que te escondes siempre de los demas? ?Por que eres diferente, Francis, cuando lo unico que queremos es que seas igual? ?Por que no puedes conservar un empleo? ?Por que no puedes estudiar? ?Por que no puedes alistarte en el

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