indirecta. Mas sutil. En el mundo de donde procedia, tenia pocas dudas cuando se encontraba frente a frente con su presa. Este mundo era todo lo contrario. Solo habia dudas. Y, con un escalofrio que no se debia a la ventana abierta, se pregunto si habria estado ya frente a frente con el asesino. Pero aqui, el formaba parte del contexto.
Se toco la cicatriz con una mano. El hombre que la habia atacado era el topico del anonimato. Llevaba un pasamontanas, de modo que solo le vio los ojos oscuros, guantes de cuero negro, vaqueros y parka corriente, de las que pueden comprarse en cualquier tienda de excursionismo. Calzaba unas zapatillas de deporte Nike. Las pocas palabras que dijo fueron guturales, bruscas, pensadas para ocultar cualquier acento. En realidad, no le habia hecho falta decir nada. Dejo que el reluciente cuchillo que le habia rajado la cara hablara por el.
Eso era algo en lo que Lucy habia pensado mucho. Posteriormente se habia concentrado en ese detalle, porque le revelaba algo de un modo extrano, y la habia llevado a preguntarse si el objetivo del criminal no habria sido tanto violarla como desfigurarle la cara.
Se echo hacia atras y golpeo la pared con la cabeza un par de veces, como si los discretos golpes pudiesen liberar alguna idea en su mente. A veces se preguntaba por que habia cambiado tanto su vida desde que la habian agredido en las escaleras de aquella residencia. ?Cuanto tiempo habia sido? ?Tres minutos? ?Cinco minutos de principio a fin, desde la primera sensacion aterradora, cuando la habia agarrado, hasta el sonido de sus pasos al alejarse?
Pero a partir de ese momento todo habia cambiado.
Se toco los bordes de la cicatriz con los dedos. Con el paso de los anos habian retrocedido para casi fundirse con su cutis.
Se pregunto si volveria a amar alguna vez. Lo dudaba.
No era algo tan simple como odiar a todos los hombres por lo que habia hecho uno. Ni de ser incapaz de ver las diferencias entre los hombres que habia conocido y el que le habia hecho dano. Mas bien era como si su corazon se hubiera oscurecido y congelado. Sabia que su agresor habia determinado su futuro y que cada vez que senalaba de modo acusador a algun encausado cetrino ante un tribunal estaba cobrandose una venganza. Pero dudaba que nunca fueran las suficientes.
Penso entonces en Peter. Era muy parecido a ella. Eso la entristecia y la perturbaba, incapaz de valorar que ambos estaban heridos del mismo modo y que eso deberia haberlos unido. Intento imaginarselo en la sala de aislamiento. Era lo mas parecido a una celda que habia en el hospital y, en ciertos sentidos, era peor. Su unico proposito era eliminar cualquier idea externa que pudiera inmiscuirse en el mundo del paciente. Paredes acolchadas de color gris. Una cama atornillada al suelo. Un colchon delgado y una manta raida. Sin almohada. Sin cordones de los zapatos. Sin cinturon. Un retrete con escasa agua para impedir que alguien intentara ahogarse. No sabia si le habian puesto una camisa de fuerza. Ese era el procedimiento, y sospechaba que el senor del Mal querria que se siguiera. Se pregunto como podia Peter mantenerse cuerdo, cuando casi todo lo que lo rodeaba estaba loco. Recordarse sin cesar que ese no era su sitio le exigiria una notable fuerza de voluntad.
Debia de resultar doloroso.
En ese sentido, eran incluso mas parecidos aun.
Inspiro hondo y se dijo que debia dormir. Tenia que estar despejada por la manana. Algo habia impulsado a Francis a enfrentarse a aquel hombre fornido. No sabia que, pero sospechaba que era importante. Sonrio. Francis estaba resultando mas util de lo que habia imaginado.
Cerro los ojos y, al cubrir una oscuridad con otra, fue consciente de que oia un sonido extrano, conocido pero inquietante. Abrio los ojos. Eran pasos suaves en el pasillo enmoquetado. Noto que el corazon se le aceleraba. Pero unos pasos no eran algo inusual en la residencia de enfermeras en practicas. Despues de todo, habia distintos turnos que cubrian las veinticuatro horas, y eso provocaba que las horas de sueno fueran irregulares.
Al escuchar, le parecio que los pasos se detenian frente a su puerta.
Se puso tensa y estiro el cuello hacia el tenue sonido.
Se dijo que estaba equivocada, y entonces le parecio que el pomo de la puerta giraba despacio.
Se volvio hacia la mesilla de noche y logro encender a tientas la lampara haciendo mucho ruido. La luz inundo la habitacion. Parpadeo un par de veces y bajo de la cama. Cruzo la habitacion, pero golpeo una papelera de metal, que se deslizo con estrepito por el suelo. La puerta tenia un cerrojo y seguia cerrado. Con rapidez, se apoyo contra la hoja de madera maciza y puso la oreja en ella.
No oyo nada.
Espero algun sonido. Algo que le indicase que habia alguien fuera, que alguien huia, que estaba sola, que no lo estaba.
El silencio le resultaba tan terrible como el sonido que la habia llevado hasta la puerta.
Espero.
Dejo que los segundos pasaran, alerta.
Un minuto. Tal vez dos.
Oyo voces de personas que pasaban por debajo de la ventana abierta. Sono una carcajada, y otra se le unio.
Volvio a concentrarse en la puerta. Descorrio el cerrojo y, con un movimiento repentino y rapido, la abrio.
El pasillo estaba vacio.
Salio y miro a derecha e izquierda.
Nada.
Inspiro hondo y dejo que su corazon se apaciguara. Sacudio la cabeza. Se dijo que habia estado sola todo el rato, que estaba dejando que las cosas la afectaran. El hospital era un sitio de desconocidos, y estar rodeada de tanta conducta extrana y de tanta enfermedad mental la habia puesto nerviosa. Pero si tenia algo que temer, mas tenia que temer el hombre que buscaba. Esta bravuconada la tranquilizo.
Volvio a entrar en la habitacion. Cerro la puerta con llave y, antes de regresar a la cama, apalanco la silla de madera contra el pomo. No como un obstaculo adicional, porque dudaba que funcionara, sino para que cayese al suelo si la puerta se abria. Tomo la papelera de metal y la coloco encima. Luego le anadio la maleta. El ruido de todo eso al caer al suelo bastaria para despertarla, por muy dormida que estuviera.
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