despues supuso que seria frustracion, dio en la ventanilla del coche que tenia detras e hizo estallar el cristal.
El sudor le resbalaba por la cara y le escocian los ojos. No daba credito: estaba viva.
Se percato de que seguia apretando el gatillo del arma, aunque ya hacia mucho que habia vaciado el cargador. No era consciente de haber disparado. Deberia haber oido ruido, notado el retroceso de la pistola en la mano. Olfateo un tenue olor de cordita, como un perfume poco grato. Tuvo que obligarse a dejar de mover el dedo sobre el gatillo. Se miro todo el cuerpo, haciendo un inventario rapido, atonita de ver que no sangraba por ninguna parte. En ese instante le entraron subitamente unas tremendas ganas de reir, y alzo la vista. Solo entonces pudo concentrarse en Leroy Jefferson.
Este se retorcia en el suelo, a unos seis metros de ella, levantando tierra con los pies. Se sujetaba la pierna y Espy vio que la sangre le brotaba a borbotones entre los dedos. Intento levantarse y, sin soltarse la rodilla destrozada, avanzo tambaleante unos pasos antes de volver a caer, como un purasangre cuyo instinto lo impulsa a terminar la carrera a pesar de tener una pata rota y que es incapaz de entender por que no puede correr.
Se quedo observandolo, sin poder moverse tampoco, igual de incapacitada que el en ese momento. Escucho, vacia como el cargador de su pistola, los gritos de dolor de Jefferson mientras la sangre manchaba el pavimento polvoriento.
El tiempo posee una curiosa elasticidad; no estaba segura de si llevaba mirando al sospechoso herido unos minutos o unos segundos cuando Walter Robinson cruzo el patio y se abalanzo sobre el hombre, que no cesaba de chillar. El sargento Lion-man lo seguia a solo unos pasos, lo mismo que los demas agentes. Los disparos, los de el y los propios, le seguian resonando en los oidos. Le costo percatarse del
Observo como Robinson aporreaba a Jefferson, hasta que por fin le sujeto los brazos a la espalda y le puso las esposas bruscamente. Desvio la mirada cuando el inspector se levanto y le pego un puntapie al hombre esposado. Cruzo una mirada con Lion-man, que estaba delante de ella, y tardo un instante en darse cuenta de que el le estaba hablando.
– ?Esta bien? ?Le ha dado? ?Esta herida?
Sacudio la cabeza.
– No, estoy bien -respondio con naturalidad.
Anderson le rodeo los hombros con un brazo enorme y la empujo con cuidado unos metros hacia atras. La llevo hacia el asiento del coche con la ventanilla rota y la introdujo en el tras apartar los trozos de cristal.
– Sientese. Voy a buscar al sanitario.
– No -dijo ella-. Estoy bien.
Contemplo como volvian a Jefferson boca arriba, como si fuera un animal a punto de ser marcado. Dos paramedicos con monos azules le atendian la pierna. Otro, un joven rubio, se acerco a ella.
– Estoy bien -repitio por tercera vez, antes de que se lo preguntara. Vio a Walter Robinson detras del hombre. Su expresion reflejaba rabia y miedo-. Fallo -le dijo con una sonrisa.
– Dios mio, Espy, yo…
– Yo en cambio le di. ?Se va a morir?
– No, a no ser que me dejen a solas con el. El muy cabron…
– Corria y fallo. No se si…
– No le de mas vueltas. Esta bien. -Se agacho junto a ella-. Dios mio -dijo. Tenia ganas de rodearla con el brazo, como habia hecho el sargento, pero se contuvo. Parecia muy pequenita alli sentada, con medio cuerpo fuera del coche de policia.
Y entonces, para su sorpresa, ella lo miro y se echo a reir. Tras una vacilacion, la imito, dejandose llevar despues. Lion-man y Rodriguez se acercaron y tambien rieron, y todos sintieron que la tension se disipaba. Parecia la mejor broma del mundo: estar vivo cuando deberias estar muerto.
Cuando dejaron de reir, Espy solto un suspiro enorme.
– La llevare a casa -indico Robinson.
– De acuerdo -contesto la joven. Notaba como le bajaba la adrenalina y un agotamiento generalizado se apoderaba de ella. Vio que los sanitarios ponian a Jefferson en una camilla y lo llevaban hacia una ambulancia. Otra ambulancia se iba con la sirena abriendose paso entre las luces.
– Ahi va el Lenador. El pobre ya no levantara mas pesas -comento Anderson, y dirigio una mirada a la camilla-. ?Un momento, espere! -grito-. Walter, ?por que no haces los honores? Ahora mismo. Y que la senorita Martinez sea testigo de como le lees los derechos, por favor. Asi quiza podamos largarnos de aqui antes de que haya disturbios.
Espy Martinez alzo los ojos y vio que se estaba empezando a congregar una multitud que se apinaba donde empezaba la luz.
Robinson asintio y se situo al lado de la camilla.
– Leroy Jefferson -dijo en tono monocorde, conteniendo la rabia-, queda detenido. Tiene derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que diga podra utilizarse en su contra. Tiene derecho a un abogado…
– Ya me se toda esa mierda -lo interrumpio Jefferson, que apretaba los dientes de dolor-. ?Que creen que hice?
Robinson lo miro con una ira que solo podia dominarse con un autocontrol extremo.
– Tuviste que matarla, ?verdad, Leroy? No podias limitarte a robarle. O incluso a dejarla sin sentido. Habrias podido hacerlo sin problema, ?no?, un tipo fuerte como tu. Solo era una anciana y tuviste que matarla…
– ?De que esta hablando?
– Ni siquiera sabias su nombre, ?verdad, Leroy?
– ?De quien me habla? ?Que anciana?
– Se llamaba Sophie Millstein, Leroy. Esa anciana que vivia sola en Miami Beach. Procuraba acabar sus dias tranquila y sin problemas, no le hacia dano a nadie. Y tu, cabronazo, tuviste que matarla. Y ahora vas a pagarlo, negro hijoputa.
Leroy Jefferson parecia confundido y afligido a la vez. Y de repente medio gruno y medio rio, y dijo:
– Son mas tontos de lo que creia. Yo no mate a ninguna anciana.
– Claro que no -aseguro Robinson con un sarcasmo gelido.
– Todo esto… -replico Jefferson a la vez que sacudia la cabeza-. Todo esto para nada, porque no fui yo. Mierda. -Parecia verdaderamente confundido y apenado-. Han hecho todo esto por la persona equivocada.
Recosto de nuevo la cabeza en la camilla, y los sanitarios la levantaron, la metieron sin miramientos en la parte posterior de la ambulancia y cerraron las puertas de golpe.
– No, nadie es culpable -comento Robinson en voz baja, casi para si mismo, pero Espy lo oyo. Se volvio hacia ella-. Por supuesto que no fue el -ironizo-. Nos vamos. Ya.
La fiscal asintio. Estaba exhausta. Si no fuera por una sensacion extrana similar al miedo que la seguia perturbando tras las palabras de negacion del sospechoso, se habria quedado dormida ahi mismo.
13 Un tercero
Contemplo las sombras en la pared encalada del pasillo del hospital; el brillo de los fluorescentes del puesto de enfermeria captaba el contorno de todos los que pasaban por alli y proyectaba una silueta oscura, vagamente humana, que se deslizaba en la superficie plana delante de el. En cierto momento, levanto la mano para ver si podia sumarse a las fantasmagoricas siluetas grises, pero el angulo de la luz no era el adecuado.
Walter Robinson se movio en su asiento para intentar encontrar una postura comoda, aunque sabia que no habia ninguna. Echo un vistazo al reloj y vio que la noche habia quedado practicamente atras, asi que supuso que no pasaria demasiado rato antes de que la luz del dia penetrara en los pasillos del hospital y las sombras desaparecieran.
Estaba agotado, pero la rabia, como la adrenalina, lo mantenia despierto.
Procuro seguir concentrado en el hombre que estaba en la sala de recuperacion, porque pensaba que seria mas sencillo culpar a Leroy Jefferson de todo lo que habia salido mal esa noche. Pero, por dentro, su rabia iba dirigida tambien hacia si mismo. Repaso la secuencia de los hechos para tratar de deducir en que momento se
