Jefferson parecia sufrir fuertes dolores, lo que no esta mal. Todavia tiene la pierna en traccion, pero manana se la escayolaran. El medico dijo que con el tiempo tendra que someterse
– ?Que barbaridad! -exclamo la ayudante del fiscal entre risas.
– Ya sabe lo que se dice. Todo vale en el amor y en la guerra, y en este caso…
– ?Y ahora que?
– Bueno, voy a llevar las huellas al laboratorio. Deberiamos poder situarlo en el piso de la anciana. Le tome una fotografia y cuando la ensene, junto con otras, a los conductores de autobus para que lo identificaran, situaron a Jefferson en el autobus adecuado a la hora adecuada. Manana por la manana ensenare las fotografias al senor Kadosh para que lo identifique tambien. Como ese cabron esta en el hospital, queda descartado hacer una rueda de reconocimiento. Ademas, esta el propietario de la casa de empenos, que declarara sobre los objetos robados. Presente un monton de cargos contra el pobre Reginald, y tambien contra Yolanda. La mayoria de ellos era una chorrada, pero basto para que los dos claudicaran. De todas formas, Lion-man hara el seguimiento para asegurarse. En el registro del domicilio de Jefferson no se encontro nada procedente de la casa de la victima. Debio de haberse deshecho de todo en el Helping Hand. Pero, aun asi, me parece bastante claro.
Espy Martinez asintio, pero su tono cambio.
– Alter me parecio muy seguro.
– A mi tambien.
– ?Porque?
– No lo se. No veo que tenga motivos para estarlo, salvo el hecho de que es un arrogante que siempre se muestra de lo mas seguro hasta que se da cuenta de que no tiene defensa. Entonces corre a suplicar un trato. Eso sera en un par de semanas. Dejelo que disfrute hasta entonces.
– No habra trato. Son ordenes directas del jefe.
– Estupendo. Querra uno, ?sabe? Esa sera la estrategia de la defensa: encontrar algun punto debil que pueda explotar para preocuparnos de tal modo que, en lugar de arriesgarnos ante un jurado, lleguemos a un acuerdo por los veinticinco anos de condena minima.
– No creo que la fiscalia vaya a aceptar eso.
– Es lo que el intentara. Cualquier cosa que evite que Jefferson vaya al corredor de la muerte sera una victoria para el.
– Ojala hubiera confesado.
– Si. Seria perfecto, ?verdad? Y le habria arrancado una confesion al muy cabron si no hubiera aparecido Alter.
– A los jurados les gusta tener una confesion en los casos de asesinato. Les da la certeza de que estan haciendo lo correcto. Especialmente cuando tienen que votar por la pena de muerte.
– Ya lo se. Pero tenemos casi todo lo demas.
– ?Podriamos repasarlo otra vez? Quiza podamos anticiparnos a cualquier problema si lo comentamos con calma. Preferiria estar preparada para cuando Alter ataque.
Robinson aprovecho la ocasion.
– ?Por que no quedamos para cenar? Llevare el expediente del caso y podemos comer algo mientras lo examinamos despacio…
Espy dudo y se ruborizo un poco.
– Walter, no se si debemos mezclar el trabajo con…
No termino, y Robinson se apresuro a hablar de nuevo.
– Oiga, no se preocupe por eso. Una cita de verdad seria ir al cine, al teatro, a un concierto, a un partido o a algo asi. Ya me entiende, la iria a buscar a su casa con corbata, le llevaria flores y una caja de bombones, y le abriria la puerta del coche. En una cita de verdad te pones nervioso, charlas educadamente sobre temas intrascendentes y muestras buenos modales. Esto es otra cosa. Siento como si le debiera algo por lo de la otra noche. Vera, no se suponia que tuviera que terminar disparando a alguien. Me siento culpable por eso.
– No fue culpa suya -respondio ella con una sonrisa.
– Ya, pero lo cierto es que las cosas no salieron como habia previsto.
– Oiga -bromeo-, ?cree que me importa que de repente todo el mundo me considere peligrosa?
– ?Peligrosa y decidida?
– Exacto. Resuelta a todo. Una mujer de armas tomar.
Ambos rieron.
– Muy bien -dijo-. Manana por la noche.
– ?Paso a recogerla por su oficina?
– No, por mi casa. ?Recuerda como llegar?
El lo recordaba.
Naturalmente, solo hablaron del caso de forma superficial al principio de la velada, casi como si fuera un estorbo necesario. La llevo a un restaurante al aire libre que daba a la bahia de Vizcaino, la clase de sitio en que el camarero se mueve dandose aires y sirve una comida mediocre disimulada con salsas fuertes y una vista espectacular. Mientras estaban ahi sentados, Robinson veia como las tonalidades azules del agua se iban oscureciendo desde alta mar hasta la costa; pasaban de un azul cielo a uno mas oscuro y, finalmente, a un azul marino intenso que casi no se distinguia del negro y que anunciaba la noche veraniega. Las luces de la ciudad parpadeaban y parecian salpicar la superficie del agua como si un artista impresionista las hubiera pintado en las ondulantes olas.
Ella estaba sentada delante de el, y sabia que la situacion contenia el proverbial romanticismo de los tropicos. Notaba una ligera brisa que le atravesaba los pliegues del vestido holgado que llevaba y le acariciaba lugares ocultos con la familiaridad de un viejo amante. Echo la cabeza atras y se paso la mano por el pelo. Miro a Robinson, penso que era guapisimo, y penso tambien que si sus padres la vieran sentada con un negro, no le hablarian en dias, a no ser que se tratara exclusivamente de una reunion de trabajo. Asi que, en deferencia a esta imagen y para dar por lo menos la impresion de trabajar, pregunto:
– ?Hablamos un poco de Jefferson?
– Claro -sonrio Robinson-. Una cena de trabajo. Diria que el futuro de Leroy Jefferson se ve negro, lo que podria ser un juego de palabras, pero no mezclaremos la raza en esto.
– ?Y que tenemos?
– Bueno, esta tarde, antes de irme del trabajo, recibi una llamada de Harry Harrison (?como es posible que alguien se llame asi?), de Huellas Dactilares. ?Adivina de quien aparecieron huellas en un cajon de la comoda de Sophie Millstein?
– ?De nuestro hombre?
– Exacto.
– Bueno, pues ya esta, ?no?
– Si. Podria decirse que si. Harry dijo que todavia tiene que comprobar las huellas del joyero y de la puerta corredera de cristal, y tambien la que obtuvieron del cuello de la victima, pero pensaba que nos gustaria saber los resultados obtenidos hasta ahora.
– Jefferson esta acabado.
– Y Kadosh hizo una identificacion bastante buena a partir de las fotografias.
– ?Que quiere decir «bastante buena»?
– Eligio la fotografia de Jefferson y dijo que no podia estar completamente seguro sin ver al hombre en persona, pero que estaba bastante seguro de que era el. La clave es mantenerlo separado de su mujer. Es la clase de hombre acostumbrado a que ella le diga que debe pensar, y tiene una opinion sobre todo.
– ?Todo?
– Todo. Te lo aseguro.
– ?Y?
– Y no veo el problema. Si es que lo hay.
– ?Adonde nos lleva eso?
– Pues aqui -sonrio Robinson-. ?Una copa de vino?
Espy asintio. Observo como le llenaba la copa y despues bebio despacio, saboreando su aroma fresco y
