– Muy pocas -sonrio Abe Lasser-. Si. Diria que mas bien ninguna. -Se sento de repente e inclino la silla hacia atras-. A lo mejor tenemos suerte, Espy. A lo mejor, ese cabron de Leroy Jefferson mata a otro desgraciado como el en lugar de a un miembro inocente y temeroso de Dios de nuestra comunidad, aunque lo dudo, porque al muy canalla parece gustarle robar a las ancianas, e imagino que volvera a ejercer esa actividad en cuanto pueda. - Vacilo un momento antes de anadir-: Aunque cojee gracias a tu detencion del calibre veinticinco. Dime, pues, Espy, ?eres afortunada? ?Hay algun duende hispano que guie el destino de la familia Martinez y se dedique a enviar buena suerte en tu direccion? ?O quizas un hada madrina que cante bidibi-bidibi, agite su varita magica y mande a Leroy Jefferson a matar a uno de su propia calana en lugar de a una pobre abuelita?
– Creo que no, senor.
– ?Oh, que pena! -exclamo Lasser mientras hacia girar la silla. -Se detuvo y se inclino hacia la mesa para golpear con un dedo la prueba del poligrafo-. Tengo que admitir que Tommy Alter sabe lo que hace. Pidio a nuestro propio hombre que le haga la jodida prueba, desde luego un buen detalle. Tengo que recordarlo, ?sabes? Para que el dia que Tommy entre aqui humildemente, se la cobremos. Sera algo entre filosofos.
Se recosto, echo la silla hacia atras y se puso las manos en la nuca.
– Muy bien, ?que vas a hacer, Espy? -pregunto.
– Perdon, ?que voy a…?
– Si. ?Que vas a hacer? El caso es tuyo. Tu decides. Yo solo estoy aqui para… ayudarte.
Espy noto que se ruborizaba.
– Yo creia… -empezo.
– ?Creias que yo decidiria que hacer?
– Pues si.
– No -replico el meneando la cabeza-. El caso es tuyo y tu decides. Yo solo te presento ciertas directrices. Como esta: Jefferson esta acusado de dos cargos de intento de homicidio por dispararte a ti y a ese inspector de policia. En mi opinion, eso no tiene nada que ver con el asesinato de Sophie Millstein.
– No.
– Pero, por otra parte, un asesinato consumado, especialmente cuando es tan atroz como el de Sophie Millstein, bueno, tiene una precedencia considerable sobre un tiroteo, aunque sea tan desafortunado como el que efectuo el senor Jefferson.
– Entiendo.
– ?De veras, Espy?
La joven notaba una rabia creciente y no le parecio que fuera a poder evitar exteriorizarla.
– Si, veo que mi silla peligra -afirmo.
– Es una manera poco elegante, aunque acertada, de decirlo -asintio Lasser.
Ella inspiro con fuerza. Era como si, de repente, hiciera mucho calor en aquel despacho.
– Si Jefferson nos conduce al asesino de Sophie…
– Eres una heroina, con titulares incluidos.
– Pero si todo es una triquinuela y cierro un trato con el, y despues sale y mata a alguien…
– Entonces los periodicos no seran tan elogiosos, ?verdad?
– No. No lo seran.
– Seria mejor que Robinson pudiera cerrar el caso sin Jefferson -dijo Lasser, que seguia balanceando la silla-. ?Alguna posibilidad de que lo haga?
– No lo se. Es como empezar de cero. No creo que tenga una pista siquiera. Teniamos todo preparado para llevar a Jefferson a la silla electrica cuando esta prueba lo desbarato todo.
– Un aparato asqueroso, el poligrafo. Lo vuelve todo vago y confuso, no claro y nitido.
– Asi que no se que podra conseguir Walter.
– El caso ya se ha enfriado. ?Has visto alguna vez las estadisticas sobre resolucion de homicidios? Cada dia que pasa sin una detencion…
El fiscal jefe levanto la mano y empezo a describir una linea descendente, como si mostrara la caida desde un acantilado.
– ?Quizas esa huella parcial de un pulgar que dejo el asesino? -prosiguio.
– Creo que ya la ha pasado por el ordenador sin resultado. Creo que fue lo primero que hizo.
– Mala senal. Parece que el asesino de la senora Millstein no es un delincuente al que se le hayan tomado las huellas dactilares hace poco.
– Parece que no.
– Pues la cosa esta dificil. Alter y Jefferson estan de parabienes, claro. Pero si Robinson consigue de algun modo, magicamente, tomar la direccion adecuada, el valor del testimonio de ese toxicomano homicida disminuira rapidamente.
– Ya.
– Me gustaria ver eso -comento Lasser, y echo la cabeza hacia atras como si sonara despierto mientras repasaba el techo con la mirada-. Me gustaria ver la cara del engreido de Tommy cuando le dijeramos que no necesitamos al senor Leroy Jefferson. Eso me encantaria.
– Jefferson asegura ser testigo del asesinato.
– ?Ah, si? Vaya. Ojala todos los testigos del mundo fueran santos, virgenes o
– ?Por que?
– Bueno, sera dificil explicarlo a la familia Millstein y a alguna reporterilla metomentodo del
– No, senor. Yo tampoco.
– Lo averiguaran, Espy. Lo sabes, ?verdad? El
– Si, senor -respondio Espy Martinez controlando su enfado-. En cuanto tome una decision.
– No vaciles.
– No, senor.
– Y, Espy, ten en cuenta una cosa mientras cruzas el campo de minas. Una prioridad…
– ?Cual, senor?
– Vamos a encontrar, procesar y condenar al asesino de Sophie Millstein. Lo prometi a un rabino, nada mas y nada menos. ?En que estaria yo pensando? Toma nota, Espy. Si vas a prometer algo que pueda ser casi imposible, mas vale que se lo prometas a alguien que no cuente demasiado ni en esta vida ni, especialmente, en la otra. Asi que, por inoportuno que parezca, tengo intencion de cumplir esta promesa. -Levanto la mirada de los papeles y la senalo con un dedo-. Tu la cumpliras por mi.
Espy Martinez asintio, aunque sentia que estaba ante una resbaladiza capa de hielo invisible.
Lasser solto una carcajada que redujo ligeramente la tension de la habitacion.
– Animate, Espy -dijo, aunque no habia ningun motivo para ello-. Esto es lo que hace que el derecho penal sea tan fascinante. -Sonrio-. Tiene algo de existencial. A mi me gusta llamarlo «apuestas de la vida». Es como si jugaramos a ver quien es el gallina en una de esas carreras con coches trucados en las que hay que apostar por quien se rajara primero, solo que disputada con traje y corbata, en salas de justicia con entarimados de madera, con normas y jueces, y con todo lo que conlleva la civilizacion, pero en realidad se trata de algo casi primitivo y ancestral.
– ?Que cosa? -pregunto Martinez con amargura. Se sentia completamente sola.
– La justicia -contesto Lasser con brusquedad.
17 Algo ajeno al mundo que el conocia
