Robinson.

– Pues eso, lo que te decia. El caso es que mi mujer cargaba con este trasto dondequiera que fuera, diciendo siempre que algun dia valdria algo. ?Y sabes que? Ahora debe de valer diez mil, o puede que quince mil. Es la mejor inversion que hemos hecho, aunque quede un poco raro aqui colgado. Tengo que asegurarlo. Yo preferiria una nueva lancha de seis metros. Pero, que cono, uno se acostumbra a todo.

– Supongo que si.

– Resulta ironico, ?no crees?

– ?Porque?

– Bueno, veras, algun pobre desgraciado pinto este cuadro y quiza le dieron unos dolares por el, a lo mejor lo bastante para una comida, para comprarse un pollo, un bidon de gasolina o algo. Pero nada mas. Y su cuadro, bueno, viaja hasta aqui, a Estados Unidos, sin ningun problema, no necesita papeles. Es probable que el estuviera dispuesto a morir para venir aqui, como muchos de esos pobres desgraciados. Y el jodido cuadro vale mas de lo que el valdra nunca. ?Es ironico o no?

– Pues si, desde luego.

– Joder, puedes apostarte lo que quieras a que estos cuadros no cruzan el mar en una embarcacion renqueante que tiene mas probabilidades de hundirse a ochenta kilometros de la costa que de llegar a Miami Beach. -El Lenador se giro y se sento con cuidado en una butaca-. ?Eres aficionado al arte, Walter?

– Me interesa.

– A mi nunca me gusto demasiado. Pero bueno, mi mujer me llevaba a exposiciones y demas. Aprendi a tener la boca cerrada. Estaba alli, asentia, bebia agua con gas importada y comia entremeses. Estaba de acuerdo con todo el mundo. Asi es mas facil, sobre todo si no tienes ni punetera idea.

Todavia llevaba el brazo escayolado hasta el cuello. El yeso se lo inmovilizaba a noventa grados del cuerpo, de modo que el Lenador tenia el aspecto de un pajaro desgarbado que iba dando saltitos con un ala rota.

Hizo una mueca al cambiar de postura.

– Todavia me duele el muy cabron -mascullo.

– ?Que te han dicho?

– Ya no tienen que operarme mas, gracias a Dios. Cuatro meses sujeto como una jodida marioneta, y despues de seis a ocho meses de rehabilitacion. Luego, tal vez, solo tal vez, pueda volver al trabajo. Pero no es seguro, ?sabes? Nadie sabe que hara en realidad el maldito brazo hasta que intentemos comprobarlo.

– ?Y como estas?

– Mi mujer se esta volviendo loca conmigo en casa. Los ninos tambien empiezan a cansarse. ?Sabes que pasa? Soy como un crio mas, cono. No puedo conducir, no puedo hacer casi nada. Ver mucha television, solo eso. ?Que diablos encuentra la gente en las telenovelas?

Robinson no contesto, y el Lenador sonrio.

– Yo tambien me estoy volviendo un poco loco -anadio. Se recosto en la butaca y retorcio el cuerpo-. No consigo estar comodo -explico. Despues de unos segundos cambiando de postura, miro a su amigo con una ceja arqueada-. Dime, Walter, ?has venido hasta aqui solo para oirme protestar? Entiendeme, habria estado bien de ser asi pero, vamos, tampoco es que fueramos amigos intimos ni nada, asi que estoy pensando que tiene que haber otra razon, ?verdad?

Robinson asintio con la cabeza y en ese momento la mujer entro en el salon.

– El pequeno esta durmiendo -dijo-. Gracias a Dios, estara mas o menos una hora sin hacer ruido. -Se quedo mirando a Robinson como si esperara que empezara a cantar o bailar.

– Hay un problema en el caso de Leroy Jefferson. Solo queria que te enteraras por mi y no por otra persona.

– ?Problema? -pregunto la mujer.

– ?Que clase de problema? -solto el Lenador con aspereza.

– Se ha probado la inocencia de Jefferson en el asesinato de esa anciana. Y puede aportar informacion importante sobre el caso, y quiza sobre dos homicidios mas. Informacion muy importante.

– ?Que quieres decir?

– Quiero decir que le ofreceran un trato.

– ?Joder! ?Que clase de trato? ?Ya te dire yo el trato que tendrian que ofrecerle a ese hijoputa! Me gustaria meterle el revolver por el culo y apretar el gatillo. Este es el trato que yo le daria a ese cabron.

– Vas a despertar al nino -le advirtio la mujer.

El Lenador la miro fijamente. Abrio la boca, pero se detuvo antes de hablar. Se volvio hacia Robinson con los ojos entrecerrados.

– A ver, ?que quieres decir?

– Quiero decir que puede quedar libre a cambio de su cooperacion.

El Lenador se echo hacia atras en la butaca, y Robinson imagino que este movimiento debio de provocarle punzadas de dolor en todo el brazo. El policia gruno como un perro amenazador.

– ?Me ha disparado y va a quedar impune?

– Estamos intentando presionarlo. Vamos a ofrecerle reducciones de cargos, a ver si cumple algo de condena en la carcel… -Robinson se detuvo cuando vio la mirada fulminante que le dirigia el Lenador-. Ya conoces lo que es un trato, conoces las prioridades. Sabes como funcionan estas cosas.

– Si. Pero no me imagine que el puteado seria yo, joder. -El Lenador solto el aire despacio-. No me gusta nada. Y no creo que vaya a sentarle nada bien al resto del departamento. Me refiero a que, por lo general, a los policias no nos hace ni punetera gracia que disparen a otros policias, ?verdad, Walter? No creo que el resto del departamento vaya a estar muy satisfecho cuando el tirador se largue por cortesia del jodido fiscal del condado.

– Va a resolver un homicidio. Nos va a ayudar a sacar de las calles a un hombre realmente malvado.

– Si, y vais a soltar a otro -replico el Lenador.

A Robinson le incomodo esta respuesta. Porque era basicamente cierta.

– Lo siento -se disculpo-. Crei que preferirias saberlo por mi.

– Si, cono, muchisimas gracias. -El Lenador se volvio un momento y giro la cabeza deprisa para mirar con dureza a Robinson-. ?Lo del trato es cosa tuya, Walter? ?Tuviste tu la idea?

Robinson no contesto de inmediato. Penso en el rabino y Frieda Kroner y entonces, de repente, tuvo una vision escalofriante de la Sombra, acechandoles. Y despues, con la misma rapidez, penso en Espy Martinez, y supo que no queria que cargara con la ira y el resentimiento del Lenador, asi que apreto los dientes y contesto:

– Si, por supuesto. El trato es cosa mia.

– Vas a resolver algunos casos, ?eh? Puede que asi escales algunas posiciones. Que te concedan una de esas distinciones del departamento, quizas un ascenso, ?verdad? El inspector con mas casos resueltos. Puede que hasta publiquen cosas sobre ti en los periodicos, cono. La nueva estrella negra de South Beach, ?no es eso?

– No -respondio Robinson, e intento pasar por alto el comentario racial-. Tal vez pueda evitar que alguien asesine otra vez. Eso es lo que pretendo.

– Claro -solto el Lenador con sarcasmo-. Y te importa una mierda que te sirva para promocionarte.

– Estas equivocado.

– Seguro que si. Me costo nueve anos de uniforme conseguir la placa dorada de inspector, y despues me han tenido tres anos en Robos y Hurtos. ?No te parece un buen ejemplo de discriminacion positiva? ?Cuanto tardaste tu, Walter? Fuiste directamente a Homicidios, joder. Un ascenso de cojones. No tuviste que pasar tiempo en las trincheras, ?eh? Y ahora es posible que no vuelva a trabajar nunca mas, muchas gracias.

Los dos se quedaron callados. El Lenador parecia estar dandole vueltas a algo.

– Haz lo que tengas que hacer -dijo-. Forma parte del juego. Lo entiendo. Haz lo que tengas que hacer.

Robinson se levanto.

– Muy bien -dijo-. Gracias.

– Y yo hare lo que tenga que hacer -respondio el Lenador.

– ?Que quieres decir?

– Nada, cono. No he querido decir nada. Y ahora vete.

– ?Que has querido decir?

– Ya te he dicho que nada. Ya sabes donde esta la puerta.

Вы читаете La Sombra
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату