entre el barro, y yo imaginaba que a lo mejor pertenecian a alguna victima de aquel individuo, pero no habia manera de saberlo.

Simon Winter meneo la cabeza apesadumbrado.

– Me molesto durante varios anos, y aun me molesta -prosiguio-. No hacia mas que pensar en todos aquellos padres y hermanos que no habian recibido ninguna respuesta de mi. ?Sabes?, esa es una de las cosas mas valiosas que puede ofrecer un policia: certeza. Cuando uno puede darla, por muy terrible que sea, debe hacerlo, porque a la gente le resulta mucho mas facil vivir con una certeza, aunque sea la peor del mundo, que quedarse en la incertidumbre. Maldito pantano. Es capaz de ocultar cualquier cosa.

Robinson asintio.

– Ahora podriamos recorrer esos lugares con un helicoptero y filmar el terreno con una camara de infrarrojos para captar el calor de un cadaver en descomposicion.

Winter suspiro.

– La ciencia es algo maravilloso.

– Asi que…

– Bueno, recuerdo que al escuchar a aquel tipo pense cuando habia dejado de hacer aquellas cosas, y lo cierto es que nunca lo dejo. Uno tiene la sensacion de haberse caido en un pozo. Esta todo oscuro y humedo, y es posible que no puedas salir nunca, y aunque salgas, lo unico que recuerdas es la pesadilla. Creo que nuestro hombre es un poco asi.

Robinson respiro hondo.

– Yo estoy teniendo problemas para dormir. Incluso con… -Dejo la frase sin terminar y Simon la acabo por el:

– …?compania agradable?

– Asi es. Incluso con compania. ?Tan obvio resulta?

Winter sonrio.

– Yo fui detective.

Robinson se encogio ligeramente de hombros.

– La otra noche tuve una pesadilla.

– ?Que clase de pesadilla?

– La que cabria esperar. Esa en la que estas viendo como se ahoga una persona y no puedes hacer nada. Esa clase de cosas.

– ?Sabes que era lo que mas me aterrorizaba a mi?

– ?Que?

– Que hubiera otros tipos como ese que habia asesinado a dieciocho ninos o mas, y que anduvieran por ahi sueltos y no solo yo no pudiera detenerlos nunca, sino que ademas siguieran haciendo cosas terribles a ninos pobres que nunca habian tenido una oportunidad, y que cada vez fueran volviendose mas horrorosos y se hicieran viejos y finalmente murieran en paz en su cama, sin que nadie los hubiera tocado ni amenazado, sin ser nunca otra cosa que pura maldad. Y ahora yo tambien soy viejo y me preocupa que quiza no exista ni el cielo ni el infierno. Porque, maldita sea, de verdad me molesta pensar que si no podemos atrapar a esos tipos en este mundo, pueden simplemente desaparecer en el olvido sin que nadie les haya pedido cuentas. Eso es lo que me provoca pesadillas.

Robinson se froto la frente.

– No lo habia pensado de esa forma.

– Eso es lo que hace que el trabajo de un policia sea tan importante, Walter. Nos gusta pensar que existe un tribunal divino. Esperamos que exista, pero podria ser que no. Y si no lo hay, entonces todo depende exclusivamente de nosotros. Y de nadie mas.

– Eres un filosofo, Simon.

– Por supuesto. Todos los viejos lo somos.

– Si que hay mas por ahi sueltos, y no solo unos pocos, sino mas de los que podemos contar. Pervertidos de todo pelaje. Asesinos que cuentan con un estilo y un metodo unicos.

– Pero este tipo… -Winter bajo la vista al retrato robot- este no es un delincuente sexual, ni un pervertido ni un desventurado megalomano. No es Bundy, ni Gacy, ni Charlie Manson. A este lo motiva otra cosa.

– ?Que cosa?

– El odio -dijo Simon.

– ?Odia a sus victimas? Pero si apenas las conoce.

– No; las conoce bien. No exactamente a ellas, sino quienes son. Pero lo mas importante es que odia lo que representan para el. Comparten un pasado. Pero yo apostaria a que su odio se remonta mas alla. Y lo que quiere matar es la Historia.

– ?Que quieres decir? -pregunto Robinson.

– Que jamas ha conocido otra cosa que la ira.

El inspector inclino la cabeza hacia el retrato.

– Eso tiene logica -dijo tras unos instantes-. Puede que sea eso lo que me ha confundido.

– ?Como?

– Puedo entender la perversion. Puedo entender que uno quiera eliminar a la competencia, que alguien pegue un tiro a su padre por haberle enganado. Siempre he podido entender casi todas las razones para asesinar. Pero a este tipo no le entiendo. Todavia no. Y eso me preocupa, Simon.

El viejo policia sonrio.

– Me parece -dijo- que quiza no te he concedido demasiado credito. -Y se rasco la cabeza-. Asi que, si eso es lo que mueve a nuestro hombre, ?no crees que podriamos intentar buscar el origen?

– ?El origen de ese odio?

– Exactamente.

Winter rebusco dentro de la pequena mochila que llevaba, la cual contenia unos libros y su cuaderno y hacia que se considerase a si mismo el estudiante mas extrano sobre la faz de la tierra. Entrego un papel a Robinson, el cual lo examino rapidamente y a continuacion levanto la vista con expresion confusa.

– ?Que significa esto? -pregunto. Y entonces leyo con voz vacilante: Geheime Staatspolizei Gbh, trece; Sec. 101. -Miro de nuevo a Winter-. Esto es aleman, ?no?

– Correcto. Imagino que es la denominacion militar del Departamento de Investigacion Judio. Ahi es donde trabajaban los cazadores. Ahi es donde nuestro hombre se formo y descubrio su vocacion. Tambien he hecho un par de llamadas, al Centro del Holocausto y a uno o dos historiadores. Me han ayudado mucho. Ahora necesitamos encontrar a alguien en Alemania que posea una lista de los hombres que trabajaban en esa seccion. Si queda alguien con vida, recordara a la Sombra, y puede que hasta sepa como se llama. El nombre puede que haya cambiado, pero servira para empezar.

Robinson sacudio la cabeza.

– ?Crees que conservaran una lista de los cazadores que trabajaban para ellos?

– Puede ser. Te dire lo que he descubierto: durante la guerra los alemanes llevaban listas y registros de las cosas mas absurdas. Crearon un mundo totalmente del reves, en el que las leyes protegian a los culpables y los delincuentes campaban a sus anchas por las calles. Y como era tan extrano, se volvieron devotos de la organizacion. Y organizacion significa papeleo. Sophie me lo dijo poco antes de ser asesinada, y yo no la escuche: «Incluso cuando iban a matarte, los nazis llevaban a cabo papeleo.» De modo que yo diria que en alguna parte hay una lista de los hombres que se encargaban de los cazadores. Todos los capitanes, tenientes y sargentos que manejaban el papeleo. Y ahora que ya no existe la Alemania del Este, hay muchos documentos que han quedado a la deriva por alli. Merece la pena intentarlo.

– ?Pero como…?

– ?Nunca has hecho una peticion internacional de informacion?

– Pues si, claro. Sobre aquel narcotraficante colombiano del que te hable. Me puse en contacto con la policia de…

– Pues hagamos lo mismo en Alemania. Al mismo tiempo, nos pondremos en contacto con la oficina de Procesos Especiales del Departamento de Justicia. Cada cierto tiempo sale a la luz un antiguo nazi, y hay alguien que lleva su caso. Probablemente tienen un contacto con los alemanes.

– No se, Simon. A mi me parece que deberiamos concentrarnos aqui.

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