– Te mencionan en el informe de la noche -le dijo a Aloysius Royce.

– Ya lo se -respondio este-. Lo he leido. -Habia leido superficialmente el informe cuando llego, temprano como siempre, observando la anotacion: Quejas de exceso de ruidos en la habitacion 1126, y luego, manuscrito por Peter McDermott: Solucionado por A. Royce y P. McD. Mas tarde habra un breve memorandum por separado.

– Supongo que lo unico que falta es que leas mi correspondencia privada -gruno Warren Trent.

Royce sonrio.

– Todavia no lo he hecho. ?Quiere que lo haga?

Este intercambio era parte de un juego privado que practicaba sin admitirlo. Royce sabia que si no hubiera leido el informe, el viejo lo habria acusado de falta de interes en los asuntos del hotel.

Warren Trent inquirio en tono sarcastico:

– Ya que todo el mundo parece estar enterado de lo que ha sucedido, ?seria impropio que preguntara algunos detalles?

– No lo creo. -Royce sirvio mas cafe a su patron.- Miss Marsha Preyscott, hija de mister Preyscott, casi fue violada. ?Quiere que le refiera lo que paso?

Por un momento, en tanto se endurecia la expresion de Trent, penso si no habia ido demasiado lejos. Su relacion indefinida y casual estaba basada en gran parte sobre los precedentes establecidos por el padre de Aloysius Royce, muchos anos antes. El viejo Royce, quien sirvio a Warren Trent, primero como ayuda de camara y luego como companero y amigo privilegiado, siempre habia hablado espontaneamente, sin tener en cuenta las consecuencias, que en los primeros anos de estar juntos provocaban en Trent arranques de furia; y cambiar insulto por insulto, los habia vuelto inseparables. Aloysius era poco mas que un nino cuando su padre murio, diez anos antes, pero nunca olvido el rostro de Warren Trent apenado y lloroso en el funeral del negro. Habian vuelto juntos del cementerio de Mount Olivet, detras de la banda de jazz negra que tocaba festivamente Oh, Didn't He Ramble; Aloysius tenia su mano en la de Warren Trent, quien le dijo con aspereza:

– Te quedaras conmigo en el hotel. Luego pensaremos en algo. -El muchacho acepto confiado; la muerte de su padre lo habia dejado completamente solo. Su madre habia muerto al nacer el, y el «algo» resulto ser enviarlo al colegio y luego a estudiar Derecho, en el que se graduaria dentro de pocas semanas. Entretanto, mientras el nino se hacia hombre, habia tomado a su cargo la direccion de la suite del propietario, y si bien la mayor parte del trabajo material lo hacian los otros empleados del hotel, Aloysius realizaba servicios personales que Warren Trent aceptaba, sin comentarios o con quejas, segun el humor que tuviera en aquel momento. Otras veces discutian acaloradamente, en general, cuando Aloysius iniciaba (como sabia que se esperaba que lo hiciera) atractivas conversaciones que Warren Trent estimulaba.

Y sin embargo, a pesar de su intimidad y de saber que podia tomarse ciertas libertades que Warren Trent nunca toleraria a otros, Aloysius Royce tenia conciencia de un limite sutil que no deberia cruzar jamas.

En ese momento dijo:

– La senorita pidio socorro. Yo la oi. -Describio su actitud sin dramatizarla, y la intervencion de Peter McDermott, a quien no elogio ni critico.

Warren Trent escucho, y al final dijo:

– McDermott lo manejo todo perfectamente. ?Por que no te gusta?

No era la primera vez que Royce se sorprendia de la perspicacia del viejo. Respondio:

– Quizas haya algo quimico entre nosotros, que no combina.

O tal vez no me gusten los grandes jugadores de futbol blancos, tratando de ser amables con los muchachos de color.

Warren Trent miro burlonamente a Royce:

– Eres una persona complicada. ?Has pensado que podrias estar cometiendo una injusticia con McDermott?

– Es lo que dije… quizas una reaccion quimica.

– Tu padre tenia un instinto especial para la gente. Pero era mucho mas tolerante que tu.

– A un perro le gusta que la gente le acaricie la cabeza. Y es porque sus pensamientos no estan complicados por los conocimientos ni la educacion.

– Aun cuando asi fuera, dudo que hubiera elegido esas palabras. -Los ojos de Trent, valorandolo, encontraron los ojos del joven, y Royce guardo silencio. El recuerdo de su padre siempre lo turbaba. El viejo Royce nacio mientras sus padres todavia eran esclavos, y habia sido, suponia Aloysius, lo que los negros de nuestra epoca llamarian un «negro del Tio Tom». El viejo siempre habia aceptado, gozoso, cualquier cosa que le trajera la vida, sin hacer preguntas ni quejarse. El conocimiento de asuntos mas alla de su propio y limitado horizonte, rara vez lo perturbaba. Y sin embargo habia poseido independencia de espiritu, como lo atestiguaba la relacion con Warren Trent, y una penetracion de los seres humanos, demasiado profunda para ser juzgada como una sabiduria superficial. Aloysius habia amado a su padre con amor sincero que, en momentos como este, se transformaba en anoranza. Respondio:

– Tal vez he utilizado mal las palabras, pero no cambian el sentido.

Warren Trent asintio sin comentario y saco su viejo reloj del bolsillo.

– Sera mejor que le digas al joven McDermott que venga a verme. Dile que venga aqui. Estoy un poco cansado esta manana.

El propietario del hotel musito:

– Mark Preyscott esta en Roma, ?eh? Supongo que debo telefonearle.

– Su hija insistio en que no lo hicieramos -replico Peter.

Ambos estaban en la sala lujosamente amueblada de la suite de Warren Trent. El viejo, recostado en un sillon blando y profundo, con los pies apoyados en un escabel. Peter se sento enfrente.

Warren Trent dijo enfadado:

– Yo sere quien decida eso. Si en mi hotel se deja violar, debo aceptar las consecuencias.

– En realidad, evitamos la violacion. Ademas, quiero saber que sucedio antes.

– ?Ha visto a la muchacha esta manana?

– Miss Preyscott estaba dormida cuando pase por alli. Le he dejado un mensaje pidiendo verla antes de que se marche del hotel.

Warren Trent suspiro y movio la mano despidiendolo:

– Arreglelo usted… -Su tono indicaba que ya estaba cansado del tema. Peter penso, aliviado, que ya no habria llamada telefonica a Roma.

– Hay algo mas que me gustaria resolver, concerniente a los empleados del servicio de habitaciones. -Peter describio el incidente de Albert Wells y vio que el rostro de Warren Trent se endurecia cuando se le menciono el arbitrario cambio de habitacion.

– Debimos haber clausurado esa habitacion hace anos -gruno el viejo-. Sera mejor que lo haga ahora.

– No creo que necesite ser clausurada, siempre que quede establecido que la utilizaremos como ultimo recurso y se prevenga a los clientes de lo que les espera.

– Hagase cargo de eso -asintio Warren Trent.

Peter titubeo.

– Lo que me gustaria hacer es dar algunas instrucciones especificas para el cambio de las habitaciones, en general. Ha habido otros incidentes y creo que es necesario destacar que nuestros clientes no deben ser trasladados como piezas de ajedrez.

– Encarguese del primer asunto. Si quiero dar instrucciones generales, las dare yo.

La cortante replica, penso Peter con resignacion, era un ejemplo tipico de por que andaba mal la administracion del hotel. Los errores eran corregidos fragmentariamente despues de cometidos, con poca o ninguna intencion de eliminar de raiz las causas.

– Creo que deberia saber lo del duque y la duquesa de Croydon -dijo-. La duquesa pregunto por usted -describio el incidente de la mancha con la Creole de langostinos, y la diferente version del camarero Sol Natchez.

– Conozco a esa maldita mujer. No quedara satisfecha si no despedimos al camarero.

– No creo que deba ser despedido.

– Digale que se vaya a pescar por unos dias, con paga, pero que no aparezca por el hotel. Y prevengale en mi

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