– Quisiera saber una cosa. Soy curioso por naturaleza, senora. ?Como se imagino donde estaba el duque?

– Usted sabe tantas cosas -respondio la duquesa-, que una mas no importa. Mi marido tiene la costumbre de hacer apuntes mientras habla por telefono. Y con frecuencia se olvida de destruirlos.

El detective del hotel chasco la lengua desaprobando.

– Una negligencia como esa, duque, mire en el lio que lo ha metido. Bien, esto es lo que imagino en cuanto al resto: usted y su esposa salieron para volver al hotel, usted conducia si bien hubiera sido mejor, dadas las consecuencias, que hubiera sido ella la que condujera el coche.

– Mi esposa no sabe conducir.

Ogilvie asintio comprendiendo.

– Eso explica una cosa. De todos modos entiendo que usted estaba bebido, pero bien…

– ?Eso usted no lo sabe-interrumpio la duquesa-. ?Usted no tiene segundad de nada! No puede probarlo…

– Senora, puedo probar todo lo que necesite.

– ?Mejor es que lo dejes terminar, mujer! -dijo el duque, cauteloso.

– Tiene razon -respondio Ogilvie-. Termine de escuchar. Anoche los vi entrar por el sotano para no hacerlo por el vestibulo principal. Ademas, parecian bastante nerviosos los dos. Yo acababa de llegar, y me pregunte por que seria. Como les adverti, soy curioso por naturaleza.

– Continue -dijo la duquesa, en un susurro.

– Anoche, tarde, se corrio la voz de que alguien habia atropellado a unas personas y habia huido. Fui inmediatamente al garaje e inspeccione detenidamente el coche de ustedes. Tal vez no lo sepan… Estaba retirado, en una esquina, detras de un pilar donde la gente al pasar no lo ve.

El duque humedecio sus labios.

– Supongo que eso ya no importa.

– Podria ser que fuera interesante -concedio Ogilvie-. De cualquier manera eso me hizo efectuar algunas exploraciones… alla en el Departamento de Policia, donde tambien me conocen. -Se detuvo para encender el cigarro mientras sus oyentes permanecian silenciosos. Cuando la punta del cigarro estuvo encendida, la miro y continuo.- Hay alli tres cosas para empezar. Tienen el aro de uno de los faros que debe de haberse caido cuando chocaron con la mujer y la nina. Tienen, tambien, algunos vidrios del faro, y examinando la ropa de la nina, creo que podran obtener una pista.

– ?Una que?

– Si usted frota un genero contra algo duro, duquesa, especialmente si es pulido como el guardabarros de un coche, dejara una marca lo mismo que una impresion digital. El laboratorio de la Policia lo identificara como hacen con las impresiones digitales… lo espolvorean y aparece.

– Eso es muy interesante -dijo el duque, como si hablara de algo que no estuviera relacionado con el-. No lo sabia.

– No son muchos los que lo saben. En este caso, sin embargo, no creo que signifique gran diferencia. Usted tiene en su coche un faro roto, y el aro ha desaparecido. No cabe duda de que todo coincide aun sin el resultado del laboratorio y la sangre. ?Ah, si…! Debi decirles eso. Hay bastante sangre, si bien no se ve demasiado en la pintura negra.

– ?Oh, Dios mio! -Llevandose las manos al rostro, la duquesa se volvio.

– ?Que se propone hacer? -pregunto el marido.

El gordo se froto las manos, mirando sus dedos gruesos y carnosos.

– Como dije, vine a conocer su version.

– ?Que puedo decirle? Usted sabe lo que paso -dijo el duque con desesperacion e hizo un esfuerzo para enderezarse, pero sin exito-. Es mejor que llame a la Policia y acabemos de una vez.

– Bien, no hay necesidad de apresurarse -la incongruente voz de falsete adquirio un tono musical-. Lo hecho, hecho esta. La precipitacion no traera de nuevo a la vida ni a la madre ni a la nina. Ademas, lo que le haran en la Policia no va a gustarle, duque. No, senor, no va a gustarle nada.

Los otros dos levantaron con lentitud los ojos.

– Esperaba que ustedes -anadio Ogilvie-, sugirieran algo.

– No comprendo -respondio el duque, inseguro.

– Yo si -interrumpio la duquesa de Croydon-. Usted quiere dinero, ?no es asi? Ha venido aqui para chantajearnos.

Si esperaba que sus palabras resultaran un impacto, no tuvo exito. El detective del hotel se encogio de hombros.

– No me importa el nombre que le de, senora. Solo he venido para ayudarlos en esta dificultad. Pero tambien tengo que vivir.

– ?Aceptaria dinero para guardar silencio sobre lo que sabe?

– Creo que si.

– Pero, por lo que usted dice -senalo la duquesa, recobrando por un momento su porte-. no serviria de nada. Descubriran el automovil de cualquier modo.

– Imagino que tendra que correr ese riesgo. Pero hay algunas razones por las cuales eso podria no suceder. Algo que aun no les he dicho.

– Por favor, digalo ahora.

– Todavia no lo he resuelto yo mismo del todo -respondio Ogilvie-. Pero cuando ustedes atrepellaron a la nina no venian hacia la ciudad, sino que se alejaban de ella.

– Equivocamos la ruta -dijo la duquesa-. En alguna forma nos mareamos. Es facil en Nueva Orleans, con las calles tan llenas de vueltas. Despues, utilizando los caminos laterales, retrocedimos.

– Pense que podia haber sido algo asi -asintio comprensivo Ogilvie-. Pero la Policia no lo ha imaginado de esa manera. Estan buscando a alguien que se alejaba. Es por eso por lo que ahora mismo estan trabajando en los suburbios y en las poblaciones cercanas. Puede ser que inspeccionen el centro, pero todavia no.

– ?Cuanto tardaran en hacerlo?

– Tal vez tres o cuatro dias. Tienen muchos lugares donde buscar primero.

– ?Como podria ayudarnos eso, la demora?

– Es posible, siempre que nadie se tope con el coche… y en vista de donde esta colocado, podrian tener suerte. Y si lo pueden sacar…

– ?Quiere decir fuera del Estado?

– Quiero decir fuera del Sur.

– ?Eso no sera facil!

– No, senora. Todos los Estados… Texas, Arkansas, Mississippi, Alabama, y el resto estaran buscando un coche con las averias que tiene el suyo.

– ?No hay posibilidad de repararlo primero? Si el trabajo se hiciera con discrecion, pagariamos bien.

El detective del hotel nego enfaticamente con la cabeza.

– Si hace eso, lo mismo podria ir sin mas rodeos a la Policia para entregarse. Se ha ordenado a todos los talleres de reparacion de Luisiana llamar a la Policia en el momento en que se presente un coche para un arreglo similar al que necesita el de ustedes: no tienen mas remedio que hacerlo. Ustedes estan ofuscados.

La duquesa de Croydon mantuvo con firmeza las riendas de su pensamiento. Sabia que era esencial que su mente permaneciera serena para razonar. En los ultimos minutos, la conversacion se habia hecho tan indiferente como si se estuviera discutiendo algun asunto domestico de poca importancia y no la supervivencia misma. Tenia la intencion de mantener la conversacion en esa forma. Una vez mas, sintio el papel de liderazgo que le habia tocado en suerte, su marido era ahora un espectador tenso pero pasivo del intercambio entre el perverso gordo y ella. No importaba. Lo que era inevitable habia que aceptarlo. Lo importante era considerar todas las eventualidades. Se le ocurrio una idea.

– ?Como se llama la pieza del coche que tiene la Policia?

– El aro de un faro.

– ?Podria ser una pista?

Ogilvie asintio.

– Con eso pueden descubrir que clase de coche es: marca, modelo, quizas el ano, o por lo menos muy aproximado. Lo mismo ocurre con los vidrios. Pero como su automovil es extranjero, posiblemente tarden algunos

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