— Habla — mascullo Andrei, molesto.
«Siempre sale asi — penso —. Como cuando lo acarician a uno con la pata de un mono. Si el deseo se cumple, lo hace con una carga adicional tal que hubiera sido mejor que no se cumpliera. De eso, nada. No pondre la expedicion en manos de los senores oficiales. El jefe de la expedicion es Quejada. Jefe de la parte cientifica y de todo el grupo. De otra manera, idos a hacer punetas, no tendreis datos cosmograficos y que los cabos le den ordenes a Izya. La expedicion es cientifica, y por tanto sera dirigida por un cientifico.» En ese momento recordo que Quejada no gozaba de confianza politica, y el recuerdo lo enojo tanto que paso por alto una parte de lo que decia Geiger.
— ?Que, que? — pregunto, con una sacudida de alarma.
— Te pregunto: ?a que distancia de la Ciudad puede hallarse el fin del mundo?
— Mas exactamente, el principio — intervino Izya.
Andrei, molesto, se encogio de hombros.
— ?Lees mis informes? — le pregunto a Geiger.
— Los leo. En ellos se dice que al alejarse hacia el norte, el sol se acerca al horizonte. Es obvio que en un punto lejano del norte, baja a la altura del horizonte y mas adelante se pierde de vista. Entonces, te pregunto: ?puedes decir que distancia hay hasta ese sitio?
— No lees mis informes — dijo Andrei —. Si los hubieras leido, te habrias dado cuenta de que he organizado esta expedicion precisamente para aclarar donde se encuentra el lugar en el que comienza el mundo.
— Eso lo he entendido — dijo Geiger con paciencia —. Y te pregunto la distancia aproximada. ?Puedes darme aunque sea una estimacion de ese dato? ?De cuanto estamos hablando, de mil kilometros? ?Cien mil? ?Un millon? Estamos definiendo los objetivos de la expedicion, ?entiendes? Si ese objetivo se encuentra a un millon de kilometros de distancia, deja de ser un objetivo valido. Pero si…
— Esta claro, esta claro — dijo Andrei —. Debiste formularlo asi. Veamos… La dificultad consiste en que no conocemos la curvatura del mundo ni la distancia hasta el sol. Si contaramos con muchas observaciones a lo largo de toda la Ciudad, no de la actual, sino desde el principio hasta el dia de hoy, entonces podriamos calcular esa magnitud. Necesitamos un arco grande, ?entiendes? Al menos, varios centenares de kilometros. Pero solo tenemos material para un arco de cincuenta kilometros. Por eso, la precision es infima.
— Dame el minimo y el maximo — insistio Geiger.
— El maximo es el infinito, en caso de que el mundo sea plano. Y el minimo es del orden de mil kilometros.
— Sois unos vividores — dijo Geiger, con gesto despectivo —. He invertido tanto dinero en vosotros, y como resultado…
— No digas eso — replico Andrei —. Llevo dos anos intentando conseguir que se lleve a cabo la expedicion. Si quieres conocer en que mundo vives, dame dinero, transporte, gente… De otra manera, no tendras nada. Solo necesitamos un arco de unos quinientos kilometros. Mediremos la gravitacion, la variacion de brillo, los cambios segun la altura…
— Esta bien — lo interrumpio Geiger —, dejemos eso para otro dia. Son detallitos. Solo quiero que os quede bien claro que uno de los objetivos de la expedicion es llegar hasta el principio del mundo. ?Lo habeis entendido?
— Lo hemos entendido — dijo Andrei —. Pero no entiendo que falta te hace eso.
— Quiero saber que hay alli. Y alli hay algo. Algo de lo que dependen muchisimas cosas.
— ?Por ejemplo?
— Por ejemplo, la Anticiudad.
— La Anticiudad… — Andrei solto un bufido —. ?Aun crees en eso?
Geiger se levanto, cruzo las manos a la espalda y comenzo a pasearse por el comedor.
— Creer, no creer… Debo saber con toda seguridad si existe o no.
— Personalmente — dijo Andrei —, hace mucho tiempo que considero que la Anticiudad no es nada mas que un invento de los antiguos dirigentes.
— Como el Edificio Rojo — dijo Izya quedamente, soltando una risita.
— El Edificio Rojo no viene al caso — replico Andrei frunciendo el ceno —. El propio Geiger ha asegurado que la antigua direccion preparaba una dictadura militar, que les hacia falta una amenaza exterior, y ahi teneis la Anticiudad.
— ?Y por que tu te manifiestas en contra de que la expedicion llegue hasta el final? — pregunto Geiger, deteniendose delante de ambos —. ?Acaso no sientes curiosidad por saber que puede haber alli? ?Que consejeros me ha dado el cielo!
— ?Alli no hay nada! — dijo Andrei, presa de cierta contusion —. Un frio terrible, la noche eterna, un desierto de hielo. El lado oculto de la Luna, ?entiendes?
— Dispongo de otros datos — dijo Geiger —. La Anticiudad existe. No hay alli ningun desierto helado, y si existe, es posible atravesarlo. Alli hay una ciudad igual que la nuestra, pero no sabemos lo que ocurre en ella ni que quieren sus habitantes. Y se cuenta, por ejemplo, que alli todo funciona al reves. Cuando nos va bien, a ellos les va mal… — Se interrumpio y volvio a pasearse por el comedor.
— Dios mio. ?Que fantasia delirante es esa?
Miro a Izya y callo. Izya estaba sentado comodamente, con las manos cruzadas tras el espaldar del butacon, la corbata debajo de una oreja, rutilante, con un brillo aceitoso, mirando a Andrei con expresion victoriosa.
— Esta claro — dijo Andrei —. ?Puedes decirme de que fuente has obtenido esos datos? — le pregunto a Izya.
— Del mismo sitio — respondio Izya —. La historia es una ciencia grandiosa. Y en nuestra ciudad tiene un peso muy, muy especial. Ademas de lo que conocemos, ?que otra cosa hace grande a nuestra ciudad? Por alguna razon, aqui no se destruyen los archivos. No hay guerras, no hay invasiones, no se destruye con la espada lo que se escribe con la pluma… — Esos archivos tuyos — dijo Andrei con enfado.
— ?Y que lo digas! Fritz no me dejara mentir: ?quien descubrio el carbon? Trescientas mil toneladas en un almacen subterraneo. ?Acaso fueron tus geologos? Pues no, lo descubrio Katzman. Y, fijate, sin salir de su despacho…
— En dos palabras — dijo Geiger, sentandose otra vez en el butacon —, la ciencia es una cosa, los archivos son otra, y yo quiero saber lo siguiente: en primer lugar, ?que tenemos en la retaguardia? ?Se puede vivir alli? ?Que utilidad se puede extraer de alli? Segundo: ?quien vive alli? A todo lo largo, desde aqui — dijo golpeando la mesa con la una —, hasta el fin del mundo, o el principio, o el lugar al que llegueis, sea lo que sea. ?Que tipo de gente? ?Son seres humanos? ?Por que estan alli? ?De que viven? Y, tercero: todo lo que se logre averiguar sobre la Anticiudad. Os estoy planteando un objetivo politico. Y ese es el objetivo real de la expedicion, Andrei, eso es lo que debes entender. Dirigiras esa expedicion, averiguaras todo lo que te he dicho y me informaras de los resultados aqui, en esta habitacion.
— ?Como, como? — dijo Andrei.
— Informaras. Aqui. A mi, personalmente.
— ?Quieres mandarme a mi alli?
— ?Naturalmente! ?Que creias?
— Permiteme… — Andrei estaba confuso —. ?Con motivo de que? No tenia la intencion de ir a ninguna parte. Tengo muchisimo trabajo, ?a quien se lo dejo? ?Y no quiero ir a ninguna parte!
— ?Como que no quieres ir? ?Por que me acosabas entonces? Si tu no vas, ?a quien mando entonces?
— Dios mio — dijo Andrei —. ?A quien se te ocurra! Pon al mando a Quejada, es un explorador muy experimentado… O a Butz, por ejemplo. — Callo, al percibir la mirada atenta de Geiger.
— Mejor no hablemos de Quejada ni de Butz — dijo Geiger, en voz baja.
Andrei no supo que responder y se hizo un silencio incomodo. Geiger se sirvio un poco de cafe frio.
— En esta ciudad — comenzo a decir, con el mismo tono de voz —, confio unicamente en dos o tres personas, no mas. De ellos, solo tu puedes encabezar la expedicion. Porque estoy seguro de que si te pido llegar hasta el final, tu llegaras hasta el final. No te echaras atras a medio camino, y no le permitiras a nadie que lo haga. Y cuando presentes despues el informe, podre confiar en el. Tambien podria confiar, por ejemplo, en un informe de Izya, pero por desgracia es un administrador funesto, y como politico no sirve para nada. ?Me