entiendes? Por eso, tu decides. O eres tu quien encabeza esa expedicion, o no habra expedicion.
Volvio a reinar el silencio.
— Ojojojo — dijo Izya, sintiendose violento —. ?No sera mejor que salga, administradores?
— Quedate ahi sentado — ordeno Geiger sin volverse —. Diviertete, come pasteles.
Andrei le daba vueltas febrilmente a todo aquello en su cabeza. «Dejarlo todo. A Selma. La casa. La vida tranquila y acomodada. ?Para que rayos me hace falta todo eso? Dejar a Amalia. Largarme quien sabe a donde. Al calor. Al fango. Con comida asquerosa… ?Me habre hecho viejo, o que? Hace un par de anos, esa propuesta me hubiera encantado. Pero ahora no quiero. De ninguna manera. Soportar diariamente a Izya, en cantidades industriales. A militarotes. Hordas de soldados. Y seguro que habra que recorrer los mil kilometros a pie, con una mochila en los hombros, que por supuesto no va a estar vacia… Y con un arma. Madre mia, quiza haya que disparar, quiza me vea obligado a hacerlo. ?Que punetera falta me hace meterme bajo las balas? ?Que cono ando buscando ahi? Tendria que llevarme al tio Yura, sin falta, no confio para nada en esos militares. Calor, ampollas, mal olor… Y alla, bien lejos, seguro que habra un frio asqueroso… Por lo menos tendremos todo el tiempo el sol a la espalda. Y me llevare a Quejada, no me ire sin el, no me importa que no sea de fiar, con Quejada tendre asegurada la parte cientifica. Y todo ese tiempo sin mujer, yo ya no puedo, he perdido la costumbre. Pero me las pagaras. Tendras que aumentarme la plantilla, en primer lugar, en la oficina, y en el departamento de psicologia social… y no estaria mal en el de geodesia… En segundo lugar, tendras que callar a Vareikis. Y, en general, no quiero ninguna de esas limitaciones politicas en la ciencia. En otros departamentos no es asunto mio. ?Pero si alla lejos no hay agua! Por alguna razon, la Ciudad sigue desplazandose hacia el sur, al norte los manantiales se agotan. ?Que pretendes, que lleve el agua a la espalda? ?Agua para mil kilometros?»
— Entonces, ?que? — pregunto Andrei —. ?Tengo que llevar el agua a la espalda? ?El agua para mil kilometros?
— ?Que agua? — Sorprendido, Geiger levanto las cejas.
— Esta bien — dijo Andrei, dandose cuenta de que no lo entendian —. Yo mismo escogere a los militares, ya que insistes en que vayan. No sea que me mandes a algunos idiotas. ?Y que haya un mando unico! — exclamo, amenazante, levantando un dedo —. ?El jefe sere yo!
— Tu, tu — dijo Geiger, tranquilizandolo. Sonrio y se recosto —. En general, tu los escogeras a todos. Te impongo solo a una persona: a Izya. Los demas, los pones tu. Busca buenos mecanicos, elige a un medico.
— Por cierto, ?tendre transporte?
— Lo tendras — dijo Geiger —. Y de buena calidad. Del que nunca hemos tenido. No tendras que cargar con nada, quiza solo con un fusil… No te preocupes, esas son cosas sin importancia. Todo eso lo discutiremos en detalle cuando hayas seleccionado a los jefes de destacamento. Quiero llamarte la atencion solo hacia una cosa: ?la confidencialidad! Chicos, quiero que me la garanticeis. Por supuesto, es imposible ocultar semejante proyecto, habra que hacer circular cierta desinformacion, por ejemplo que habeis salido en busca de petroleo. Al kilometro doscientos cuarenta. Pero los objetivos politicos de la expedicion seran conocidos solo por vosotros. ?De acuerdo?
— De acuerdo — respondio Andrei, preocupado.
— Izya, esto se refiere sobre todo a ti. ?Me oyes?
— Aja — respondio Izya, con la boca llena.
— ?Y cual es la razon de tanto secreto? — pregunto Andrei —. ?Que es lo que intentamos hacer para que haya que llevarlo a cabo con todo secreto?
— ?No lo entiendes? — pregunto Geiger, torciendo el gesto.
— No lo entiendo — dijo Andrei —. No veo absolutamente nada que sea una amenaza para el sistema.
— ?No es para el sistema, idiota! — dijo Geiger —. ?Es contra ti! ?La amenaza es contra ti! ?Acaso no entiendes que ellos nos temen tanto como nosotros a ellos?
— ?Quienes son ellos? ?Esos habitantes de la Anticiudad de que hablas, o que?
— Ellos mismos. Si por fin se nos ha ocurrido mandar exploradores, ?por que no suponer que ellos lo hayan hecho desde hace mucho? ?O que la Ciudad esta llena de espias suyos? ?No sonrias, no sonrias, idiota! ?No estoy bromeando! Si caes en una emboscada, os rebanaran la cabeza a todos como si fuerais pollitos.
— Esta bien — dijo Andrei —. Me has convencido. Me callo.
Geiger siguio mirandolo atentamente durante unos momentos.
— De acuerdo — dijo a continuacion —. Quiere decir que habeis entendido los objetivos. Y lo relativo a la confidencialidad. Entonces, eso es todo. Hoy firmare el decreto de tu nombramiento como jefe de la operacion… digamos…
—
— ?Que? No… Demasiado largo. Digamos…
— ?En la oficina? Butz.
— Bueno, si — dijo finalmente Geiger con una mueca de desagrado —. Que sea Butz. Dejalo encargado de los asuntos de la consejeria, y tu dedicate a la
— Una cosa — dijo Andrei —. Vamos a ponernos de acuerdo…
— ?Al diablo, al diablo! — replico Geiger —. No quiero hablar ahora de esos temas. ?Ya se que me quieres decir! Pero el pez comienza a pudrirse por la cabeza, senor consejero, y lo que has armado en la consejeria… ?rayos!
— Jacobinos — le sugirio Izya.
— ?Tu, judio, callate! — grito Geiger —. ?Marchaos todos al infierno, charlatanes! Me habeis enredado del todo… ?De que estaba hablando yo?
— De que no quieres hablar sobre ese tema — dijo Izya. Geiger lo miro, sin entender.
— Te ruego encarecidamente, Fritz — dijo Andrei, con intencionada calma —, que protejas a mis colaboradores de cualquier tipo de estupidez ideologica. Yo los elegi personalmente, confio en ellos y si de verdad quieres que haya ciencia en la Ciudad, dejalos en paz.
— Muy bien, muy bien — gruno Geiger —. No vamos a hablar hoy de eso…
— Si, vamos a hablar — repuso Andrei en tono sumiso, enternecido por su propia actitud —. Tu me conoces bien, estoy totalmente de tu lado. Pero entiende una cosa, por favor: es imposible que esa gente no refunfune. Son asi. El que no refunfuna, no vale nada. ?Que rezonguen! Yo mismo cuidare de la pureza ideologica en mi consejeria. Puedes estar tranquilo. Y dile, por favor, a nuestro querido Rumer que de una vez por todas…
— ?Puedes hablar sin ese tono de ultimatum? — pregunto Fritz, altivo.
— Claro que si — dijo Andrei, ya con plena sumision —. Puedo. Sin tono de ultimatum se puede, sin ciencia se puede, sin expedicion se puede…
— ?No quiero hablar ahora de ese tema! — dijo Geiger, respirando ruidosamente por las ventanas de la nariz muy abiertas, y clavandole la mirada.
Y Andrei comprendio que, por ese dia, era suficiente. Sobre todo porque es verdad que, para hablar de esos temas, lo mejor es hacerlo sin testigos.
— Pues si no quieres, no hablamos — dijo, conciliador —. Es que lo tenia en la punta de la lengua. Hoy, Vareikis me ha dejado hasta las narices… Escucha, quiero preguntarte una cosa: la cantidad total de carga que podremos llevar. Dime una cifra orientativa aunque sea.
Geiger resoplo varias veces por la nariz, despues miro de reojo a Izya y se recosto en el asiento.
— Calcula unas cinco o seis toneladas… quiza algo mas — explico —. Llama a Manjuro… Pero ten en cuenta que aunque el sea la cuarta persona en la jerarquia del estado, desconoce los verdaderos objetivos de la expedicion. El responde por el transporte. Te dara todos los detalles.
— Bien — dijo Andrei asintiendo —. ?Y sabes a quien quiero llevarme de los militares? Al coronel.
— ?Al coronel? — Geiger dio un respingo —. ?No eres tonto! ?Y con quien me quedo yo aqui? El coronel es el centro del Estado Mayor general…