rencor-, son sus bodas de oro.

– ?Podras olvidar lo sucedido?-me pidio Bill. Sus grandes ojos oscuros se acercaban mas y mas. Su boca solo estaba a cinco centimetros de la mia.

– No lo se -las palabras me salieron de manera espontanea-. ?Sabias que no tenia claro si podrias hacerlo?

Sus cejas se arquearon de manera inquisitiva.

– ?Hacerlo…?

– Tener… -y me detuve, tratando de pensar en un modo agradable de plantearlo. Habia presenciado mas crudeza esa noche que en toda mi vida, y no queria anadir aun mas-. Una ereccion-conclui, evitando su mirada.

– Pues ahora ya lo sabes-su voz sugeria que trataba de no reirse-. Podemos tener relaciones sexuales, pero no tener hijos o dejar embarazada a una mujer. ?No te hace sentir eso mejor, que Diane no pueda tener un hijo?

Me saco de mis casillas. Abri los ojos y lo mire muy fijamente.

– No te rias de mi.

– Oh, Sookie -dijo, y levanto la mano para acariciarme la mejilla.

Me aparte de su contacto y logre ponerme en pie. El no me ayudo a conseguirlo, lo que fue positivo, aunque se quedo en el suelo observandome con un rostro inmovil que no supe interpretar. Sus colmillos se habian retirado, pero yo sabia que aun sentia hambre. Alla el.

Mi bolso estaba en el suelo, junto a la puerta delantera. Las piernas no me respondian muy bien, pero al menos avanzaba. Saque la lista de electricistas de un bolsillo y la puse sobre la mesa.

– Tengo que irme.

De repente estaba delante de mi. Habia vuelto a hacer una de esas cosas de vampiros.

– ?Puedo darte un beso de despedida? -me pidio, con las manos en los costados, dejando muy claro que no me tocaria hasta que yo le diera luz verde.

– No -dije con vehemencia-, no podria soportarlo despues de verlos.

– Ire a verte.

– Si. Tal vez.

Se me adelanto para abrirme la puerta, pero yo crei que iba a por mi y me estremeci. Me gire con brusquedad y corri hacia el coche, con las lagrimas casi cegando de nuevo mi vista. Me alegre de que el camino a casa fuera tan corto.

3

El telefono empezo a sonar. Me tape la cabeza con la almohada: sin duda la abuela podia cogerlo. Al persistir aquel irritante sonido comprendi que la abuela debia de haber salido a comprar o estaria fuera, trabajando en el jardin. Empece a arrastrarme hacia la mesita de noche, no contenta pero al menos si resignada. Con el dolor de cabeza y los remordimientos de quien tiene una resaca terrible (aunque la mia era emocional mas que provocada por el alcohol), estire una mano temblorosa y agarre el auricular.

– ?Si? -pregunte. No me salio muy bien. Me aclare la garganta y lo volvia intentar-. ?Hola?

– ?Sookie?

– Aja. ?Sam?

– Si. Escucha, carino, ?me puedes hacer un favor?

– ?Que? -aquel dia ya tenia que ir a trabajar, y no queria cargar con el turno de Dawn y encima el mio.

– Pasate por casa de Dawn y enterate de que le pasa, por favor. No responde al telefono y tampoco ha venido hoy. El camion de las entregas acaba de llegar, y yo tengo que decirles a los chicos donde deben dejar las cosas.

– ?Ahora? ?Quieres que vaya ahora? -las viejas sabanas nunca se me habian pegado con tanta fuerza.

– ?Puedes? -al fin parecio darse cuenta de mi especial estado de humor. Nunca le habia negado nada.

– Supongo que si-dije, sintiendome de nuevo agotada solo de pensarlo. No me gustaba demasiado Dawn, y yo a ella tampoco. Estaba convencida de que le habia leido la mente y le habia contado a Jason algo que ella habia pensado sobre el, lo que habia provocado que mi hermano la dejara. Si me tomara un interes asi en los romances de Jason, no tendria tiempo de comer ni de dormir.

Me duche y me puse la ropa de trabajo, con movimientos torpes. Habia perdido todo mi dinamismo, como una gaseosa destapada. Tome unos cereales, me lave los dientes y le conte a la abuela adonde iba cuando al fin logre localizarla: habia estado todo el rato fuera, plantando petunias en un tiesto junto a la puerta de atras. No parecio enterarse muy bien de lo que le explique, pero aun asi sonrio y me hizo un gesto indicando que me fuera tranquila. La abuela se estaba quedando mas sorda a cada semana que pasaba, pero no habia de que extranarse, ya que tenia setenta y ocho anos. Era maravilloso que aun siguiera tan fuerte y sana, y su cerebro todavia era solido como una roca.

Mientras marchaba a cumplir ese recado indeseado, pense en lo duro que debia de haber sido para la abuela criar a otros dos ninos despues de haberlo hecho ya con los suyos propios. Mi padre, su hijo, fallecio cuando yo tenia siete anos y Jason diez. Cuando yo tenia veintitres, la hija de la abuela, mi tia Linda, murio de cancer de utero. La hija de la tia Linda, Hadley, ya habia desaparecido en la misma subcultura que habia engendrado a los Rattray incluso antes de que su madre muriera, y de hecho hasta el dia de hoy no sabemos si Hadley sabe que su madre ha muerto. Tuvo que ser muy triste para ella sobrellevarlo todo, pero la abuela siempre habia sido fuerte por nosotros.

Divise a traves del parabrisas los tres pequenos adosados a un lado de la calle Berry, una o dos manzanas decrepitas que se hallaban junto a la parte mas vieja de Bon Temps. Dawn vivia en una de ellas. Descubri su coche, un compacto verde, junto a la entrada de una de las casas mejor conservadas, y estacione detras de el. Dawn ya habia puesto una cesta colgante con begonias junto a su puerta, pero parecian secas. Llame.

Espere un minuto o dos, y volvi a llamar.

– Sookie, ?necesitas ayuda? -la voz parecia familiar. Me gire y tuve que taparme los ojos ante la fuerza del sol de la manana. Rene Lenier estaba junto a su camioneta, estacionado al otro lado de la calle, en una de las pequenas casas de madera que poblaban el resto del vecindario.

– Bueno -comence a decir, no muy segura de si la necesitaba o no, o si de Rene podria echarme una mano-, ?has vistoa Dawn? No ha venido hoy a trabajar, y tampoco ayer. Sam me ha pedido que me pase a ver que tal esta.

– Sam deberia ocuparse el mismo del trabajo sucio -dijo Rene, lo que me impulso de modo perverso a defender a mi jefe.

– Ha llegado el camion, tiene que descargar.-Me volvi para llamar de nuevo a la puerta-. ?Dawn-grite-, vamos, dejame entrar! -Baje la mirada al cemento del porche. El polen de pino habia empezado a caer dos dias antes, y el porche de Dawn estaba totalmente cubierto de amarillo. Las unicas pisadas eran las mias. Empece a sentir un picor en el cuero cabelludo.

Apenas me di cuenta de que Rene seguia incomodo junto a la puerta de su camioneta, sin decidir si debia irse o no.

El adosado de Dawn era de una sola planta, bastante pequeno, y la puerta de al lado estaba a solo medio metro de la suya. La reducida entrada estaba vacia y no habia cortinas en las ventanas. Parecia como si Dawn se hubiera quedado durante una temporada sin vecinos.

Dawn habia tenido el decoro suficiente como para colgar cortinas en su casa, blancas con flores de color dorado oscuro. Estaban echadas, pero la tela era fina y no tenia forro, y ademas no habia bajado las baratas y gruesas persianas de aluminio. Eche un vistazo al interior y descubri que en la sala de estar solo habia algunos muebles de baratillo. Un tazon de cafe descasaba sobre la mesa, cerca de una harapienta butaca, y contra

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