Bill respiraba con agitacion, tratando de controlar su ansia por la sangre de Jason. No podia leer sus pensamientos, pero si su lenguaje corporal.
No pude comprender del todo los pensamientos de Sam, pero me quedo claro que estaba muy furioso.
Jason estaba sollozando. Sus pensamientos eran un amasijo triste, confuso y entremezclado.
Y a Andy Bellefleur no le gustabamos ninguno y desearia poder encerrarnos a todos los monstruitos por uno u otro motivo.
Me puse en pie de modo inseguro y me toque la zona donde me dolia la mejilla, aprovechando ese dolor para que me distrajera del de mi corazon, de la terrible pena que me invadia. Parecia como si la noche no acabase nunca.
Fue el mayor funeral realizado nunca en la Parroquia de Renard. Eso dijo el pastor. Bajo un brillante cielo de verano precoz, mi abuela fue enterrada junto a mi madre y mi padre en la fosa familiar del antiguo cementerio situado entre su casa y la de los Compton.
Jason estaba en lo cierto. Ahora era mi casa. Y tambien las ochocientas hectareas que la rodeaban, asi como los derechos de explotacion mineral. El dinero de la abuela, eso si, se habia dividido en partes iguales entre nosotros dos, y la abuela habia estipulado que le diera a Jason mi mitad de la casa en la que habian vivido nuestros padres, si queria quedarme con todos los derechos de la suya. Eso fue facil de hacer, y no quise recibir de Jason ningun dinero por mi mitad, aunque mi abogado puso mala cara cuando se lo explique. Jason se saldria de sus casillas si le mencionaba que tenia que pagarme algo por mi mitad; el hecho de que yo tambien fuese duena en parte nunca habia sido para el mas que una fantasia, pero que la abuela me dejara toda su casa le habia supuesto toda una conmocion. Ella lo habia comprendido mejor que yo.
Era una suerte para mi tener otros ingresos aparte de los del bar, pense para tratar de concentrarme en algo que no fuera su perdida. Pagar los impuestos de las tierras y la casa, ademas de los gastos de mantenimiento de la misma, a los que la abuela siempre habia contribuido al menos en parte, iba a reducir de manera considerable mis fondos.
– Supongo que querras mudarte -me dijo Maxine Fortenberry mientras limpiaba la cocina. Maxine me habia traido huevos rellenos y ensalada de jamon, y trataba de ser aun mas servicial fregando un poco.
– No -respondi, sorprendida.
– Pero cielo, con lo que sucedio justo aqui… -el rostro de Maxine se arrugo por la preocupacion.
– Tengo mas recuerdos buenos que malos de esta cocina – le explique.
– Oh, que buen modo de verlo-dijo, asombrada-. Sookie, eres sin duda mucho mas lista de lo que la gente se cree.
– Cielos, gracias, Sra. Fortenberry -respondi, y si noto mi tono seco no dio muestras de ello. Posiblemente fue lo mas sabio.
– ?Va a venir tu amigo al funeral?-En la cocina hacia buena temperatura. La corpulenta y pesadota Maxine se secaba con un pano de cocina. El punto donde habia caido la abuela habia sido fregado por sus amigas, Dios las bendiga.
– ?Mi amigo? Ah, ?Bill? No, no puede. -Me miro sin comprender-. Lo haremos de dia, por supuesto.-Siguio sin entenderlo-. No puede salir.
– ?Ah, claro! -Se dio una palmadita en la sien para indicar que tenia que meterse sentido comun en la cabeza-. Boba de mi. ?De verdad se achicharraria?
– Bueno, el dice que si.
– ?Sabes? Estoy tan contenta de que diera aquella charla en el club… Eso ha hecho mucho por convertirlo en parte de la comunidad.
Asenti distraida.
– Hay mucha preocupacion por los asesinatos, Sookie. Se habla mucho de vampiros, de como son los responsables de estas muertes. -La mire con los ojos entrecerrados-. ?No me pongas mala cara, Sookie Stackhouse! Como Bill fue tan amable contando aquellas historias fascinantes en la reunion de los Descendientes, casi todo el mundo cree que el no seria capaz de cosas tan terribles como las que les hicieron a esas mujeres. -Me pregunte que clase de historias circulaban en el pueblo, y me encogi de hombros-. Pero ha tenido algunos visitantes cuyo aspecto no ha gustado mucho a la gente.
Pense si se referia a Malcolm, Liam y Diane. A mi tampoco me habia gustado mucho su aspecto, y contuve el impulso automatico de defenderlos.
– Los vampiros son tan distintos entre si como los seres humanos-dije.
– Eso es lo que yo le conte a Andy Bellefleur -anadio, asintiendo con vehemencia-. Le dije: 'Deberias ir detras de alguno de esos otros, de los vampiros que no quieren aprender a vivir con nosotros, no como Bill Compton, que esta haciendo un esfuerzo por integrarse'. Me dijo en la funeraria que al fin habia conseguido que le terminaran la cocina.
No pude sino quedarme mirandola fijamente. Trate de imaginarme que podria hacer Bill en la cocina. ?Para que necesitaba una?
Pero no funciono ninguna de las distracciones, y al final me di cuenta de que durante un tiempo iba a llorar cada dos por tres. Y llore.
En el funeral, Jason se sento a mi lado, superado en apariencia su ataque de rabia contra mi, de vuelta a su sano juicio. No me toco ni me hablo, pero tampoco me pego. Me senti muy sola. Pero entonces me di cuenta, al mirar hacia fuera, a la ladera de la colina, que todo el pueblo se apenaba conmigo. Habia coches todo lo lejos que pude ver por las estrechas calles del cementerio, habia cientos de personas vestidas de negro rodeando la carpa de la funeraria. Sam estaba alli, con un traje (tenia un aspecto poco habitual), y Arlene, junto a Rene, llevaba un floreado vestido de domingo. Lafayette estaba al fondo de la multitud, junto a Terry Bellefleur y a Charlsie Tooten; ?debian de haber cerrado el bar! Y todos los amigos de la abuela, todos, al menos todos los que aun podian caminar. El Sr. Norris lloraba sin reservas, con un panuelo blanco como la nieve sobre los ojos. El abultado rostro de Maxine estaba marcado por profundas lineas de pesar. Mientras el pastor decia lo que debia, mientras Jason y yo nos sentabamos solos en la zona destinada a la familia, en desparejadas sillas plegables, senti que algo en mi se soltaba y volaba alto, hacia el brillante azul del cielo, y supe que, fuese lo que fuese lo que le habia sucedido a mi abuela, ahora estaba en casa.
El resto del dia se paso volando, gracias a Dios. No queria recordarlo, no queria ni enterarme de lo que ocurria. Pero hubo un momento particular. Jason y yo estabamos junto ala mesa del comedor de la casa de la abuela, en una especie de tregua temporal entre ambos. Saludamos a los que venian a darnos el pesame, la mayoria de los cuales hicieron un esfuerzo por no mirarme demasiado el moraton de la mejilla.
Pasamos por ello, y Jason pensaba que despues se iria a casa, beberia algo y no tendria que verme durante un tiempo, y que entonces todo volveria a estar bien, y yo pensaba casi exactamente lo mismo. Salvo lo de la bebida.
Una mujer bienintencionada se acerco a nosotros. Era el tipo de mujer que ha pensado hasta la ultima ramificacion de una situacion que, para empezar, no es en absoluto asunto suyo.
– Lo siento tanto por vosotros, chicos-dijo. Y entonces la mire. Por mas que lo intentara no podia recordar su nombre. Era metodista, y tenia tres hijos ya mayores. Pero su nombre se escondia en el otro extremo de mi cabeza-. Ha sido tan triste veros alli hoy, a los dos solos, me recordabais tanto a vuestros padres - prosiguio. Su rostro formo una mascara de simpatia que supe que era automatica. Mire un instante hacia Jason, volvi a mirarla a ella y asenti.
– Si-respondi. Pero escuche su pensamiento antes de que comenzara a hablar, y me quede blanca.
– ?Pero donde estaba hoy el hermano de Adele, vuestro tioabuelo? Es de suponer que aun vive.
– No estamos en contacto-dije, y mi tono hubiera bastado para desalentar a cualquiera mas perceptivo que aquella senora.
– ?Pero era su unico hermano! Imagino que vosotros… -y su voz se apago cuando nuestra