tenia un frigorifico recien estrenado lleno de botellas con sangre sintetica (puag).

El bano de la planta baja era opulento. Por lo que yo sabia, Bill nunca usaba el bano, al menos no para las funciones humanas basicas. Mire a mi alrededor asombrada. Habian conseguido dar mas espacio al bano incluyendo lo que antes era la despensa y cerca de la mitad de la vieja cocina.

– Me gusta ducharme-me dijo, senalando una cristalina cabina de ducha en una esquina. Era lo bastante grande para una pareja de personas adultas y puede que un enano o dos-. Y me gusta relajarme en agua caliente-me indico la pieza central del cuarto de bano, una enorme especie de banera rodeada por una cubierta de cedro, con escalones a ambos lados. Habia macetas con plantas dispuestas a su alrededor. El cuarto de bano era lo mas proximo a estar en medio de una jungla lujuriosa que se puede conseguir en el norte de Luisiana.

– ?Que es esto? -le pregunte, asombrada.

– Es un balneario portatil -dijo Bill con orgullo-. Tiene chorros que se pueden ajustar de manera individual para que cada persona reciba la fuerza deseada del agua. Es un jacuzzi -resumio.

– ?Tiene asientos! -dije, mirando dentro. El interior estaba decorado con baldosas azules y verdes. Por fuera habia unos controles muy elaborados. Bill los manipulo y comenzo a salir agua.

– Tal vez quieras que nos banemos juntos -sugirio Bill. Senti que se me sonrojaban las mejillas y que el corazon me comenzaba a bombear mas rapido-. ?Tal vez ahora? -Sus dedos comenzaron a tirarme de la camiseta por la zona en la que desaparecia bajo mis pantaloncitos negros.

– Oh, bueno… tal vez. -No logre mirarle a la cara al pensar que aquel… bueno, hombre, habia visto mas de mi cuerpo de lo que le habia permitido a cualquier otra persona, incluido mi medico.

– ?Me has echado de menos? -me pregunto, mientras sus manos me desabrochaban los pantaloncitos y me los bajaban.

– Si -dije enseguida, porque no podia negarlo. El se rio, mientras se arrodillaba para desatarme las Nike.

– ?Y que es lo que mas has echado de menos, Sookie?

– Tu silencio -dije sin pensar.

Alzo la mirada. Sus dedos se detuvieron en el momento de tirar del extremo del cordon para soltarlo.

– Mi silencio-repitio.

– Si, no ser capaz de escuchar tus sentimientos. Bill, no puedes imaginarte lo maravilloso que es eso.

– Pensaba que dirias otra cosa.

– Bueno, tambien he echado de menos eso.

– Hablame de ello -me pidio, sacandome los calcetines y recorriendo con sus dedos mis muslos, quitandome las braguitas y los pantaloncitos.

– ?Bill, me da corte! -proteste.

– Sookie, no tengas verguenza conmigo. Conmigo menos que nadie. -Ahora estaba de pie, despojandome de la camiseta y pasando las manos por mi espalda para desabrocharme el sujetador. Sus dedos recorrieron las marcas que habian dejado las tiras sobre mi piel, y concentro su atencion en mis pechos. En algun momento se habia deshecho de sus sandalias.

– Lo intentare-dije, mirandome la punta de los pies.

– Desnudame.

Eso si que sabia hacerlo. Le desabotone con rapidez la camisa y se la saque de los pantalones, deslizandola por los hombros. Le solte el cinturon y comence a desabotonar sus pantalones. La tenia dura, asi queme costo bastante. Pense que me iba a echara llorar si el boton no se decidia a cooperar un poco. Me senti torpe e inepta.

Me cogio de las manos y se las llevo hasta el torax.

– Lento, Sookie, lento-dijo, con voz suave y estremecedora. Me relaje muy poco a poco, y comence a acariciar su pecho mientras el hacia lo mismo con el mio; entrelace su pelo ensortijado entre mis dedos y pellizque con suavidad su plana tetilla. Apoyo la mano en mi cabeza y apreto despacio. No sabia que a los hombres les gustara eso, pero a Bill desde luego si, asi que preste igual atencion a la otra. Mientras estaba en ello, retome con las manos la tarea del maldito boton, y esta vez se solto sin ningun problema. Comence a bajarle los pantalones, deslizando los dedos dentro de sus calzoncillos.

Me guio al interior del jacuzzi, donde la espuma del agua rodeo nuestras piernas.

– ?Te bano yo primero?-pregunto.

– No -dije sin aliento-, pasame el jabon.

7

A la noche siguiente, Bill y yo mantuvimos una conversacion preocupante. Estabamos en su cama, esa enorme cama con cabecera tallada y un colchon Restonic recien estrenado. Las sabanas tenian un estampado de flores como el papel de las paredes, y recuerdo queme pregunte si le gustaba tener flores impresas en sus cosas porque no podia verlas al natural, al menos tal como se suponia que debian apreciarse… a la luz del sol.

Bill estaba tumbado de costado, mirandome. Habiamos vuelto del cine; a el le volvian loco las peliculas de extraterrestres, tal vez una especie de sentimiento afin por las criaturas inhumanas. La que vimos era un autentico mata-mata en el que casi todos los extraterrestres eran horribles y escalofriantes, y disfrutaban de sus inclinaciones homicidas.

Bill estuvo echando pestes de ello mientras me invitaba a cenar y despues de vuelta a su casa. Me gusto que sugiriera probar la nueva cama. Fui la primera en yacer en ella con el.

Me estaba mirando, y yo comenzaba a darme cuenta de que le gustaba hacerlo. Quiza estuviera escuchando los latidos de mi corazon, puesto que el podia oir cosas que yo no, o tal vez estuviera contemplando la vibracion de mis arterias, porque tambien podia ver cosas que yo no. Nuestra conversacion habia derivado de la pelicula que acababamos de ver a las cercanas elecciones de la parroquia (Bill iba a tratar de registrarse para votar, voto por correo) y despues a nuestras infancias. Notaba que Bill trataba desesperadamente de recordar como era ser una persona normal.

– ?Alguna vez jugaste a 'los medicos' con tu hermano? – me pregunto-. Ahora dicen que es normal, pero nunca olvidare cuando mi madre molio a palos a mi hermano Robert tras encontrarlo entre las matas con Sarah.

– No -respondi, tratando de sonar natural, pero se me tenso el rostro y pude notar que se me hacia un nudo en el estomago.

– No estas diciendo la verdad.

– Si que lo estoy. -Concentre la mirada en su barbilla, tratando de hallar algun modo de cambiar de tema, pero Bill era muy persistente.

– Entonces no con tu hermano. ?Con quien?

– No quiero hablar de ello. -Cerre los punos y comence a notar que me bloqueaba.

Pero Bill odiaba que lo evitaran. Estaba acostumbrado a que la gente le dijera todo lo que queria saber, porque siempre utilizaba el glamour para salirse con la suya.

– Cuentame, Sookie-su voz trataba de engatusarme, sus ojos eran enormes estanques de curiosidad. Me paso el pulgar por el estomago y me recorrio un escalofrio.

– Tuve un… tio carinoso-dije, notando la familiar sonrisa tensa que se apoderaba de mis labios. El arqueo sus oscuras cejas. No conocia la expresion. Explique, lo mas distante que pude:

– Es un familiar adulto que abusa de sus… de los ninos de la familia.

Sus ojos comenzaron a llamear. Trago saliva; vi que se le agitaba la nuez. Le sonrei. Me aparte varias veces el pelo de la cara. No podia evitarlo.

– ?Y alguien te hizo eso? ?Cuantos anos tenias?

– Oh, comenzo cuando yo era muy pequena. -Mi respiracion comenzo a acelerarse y mi corazon latio mas rapido, las reacciones motivadas por el panico que siempre regresaban al recordar. Subi las rodillas y las

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