– Esta noche -dijo-, Sookie… -me indico con las manos que me tendiera junto a el.

– ?Que?

– Esta noche creo que deberias beber de mi.

Puse cara de asco.

– ?Agg! ?No necesitaras toda tu fuerza para manana por la noche? No estoy herida.

– ?Como te has sentido desde que bebiste de mi? ?Desde que puse mi sangre en tu interior?

Reflexione.

– Bien -tuve que admitir.

– ?Has estado enferma?

– No, pero de todos modos casi nunca lo estoy.

– ?Has notado que tenias mas energia?

– ?Solo cuando no me la estabas robando tu! -dije con amargura, pero note que los labios se me curvaban formando una pequena sonrisa.

– ?Eres mas fuerte?

– Yo… si, supongo que si. -Me di cuenta por vez primera de lo extraordinario que habia sido que trasladar yo sola un sillon nuevo la semana anterior.

– ?Te ha sido mas facil controlar tu poder?

– Si. Eso si lo he notado -lo habia achacado a mi mayor relajacion.

– Si ahora bebes de mi, manana por la noche tendras mas recursos.

– Pero tu estaras mas debil.

– Si no tomas mucho, me recuperare durante el dia mientras duerma. Y puede que encuentre a otra persona de la que beber manana por la noche, antes de que salgamos para alla.

Mi rostro expreso mi dolor. Sospechar que lo hacia y saberlo eran dos cosas muy distintas.

– Sookie, es por nosotros. Nada de sexo con ninguna otra persona, te lo prometo.

– ?De veras crees que esto es necesario?

– Puede serlo. Al menos util, y necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir.

– Oh, esta bien. ?Como lo hacemos? -Solo conservaba recuerdos confusos de la noche de la paliza, por suerte.

Me miro con socarroneria. Tuve la impresion de que le hacia gracia.

– ?No estas excitada, Sookie?

– ?Por beber tu sangre? Disculpame, pero eso no me pone.

Sacudio la cabeza, como si no pudiera comprenderlo.

– Se me olvidaba-se limito a decir-, se me olvida que no tiene por que ser asi. ?Prefieres cuello, muneca o ingle?

– Ingle no-dije rapidamente-. No se, Bill, que asco. Como tu prefieras.

– Cuello -decidio el-. Ponte encima de mi, Sookie.

– Eso es como el sexo.

– Es la manera mas sencilla.

Asi que me puse a horcajadas sobre el y descendi poco a poco. Daba una sensacion curiosa; era una postura que solo usabamos para hacer el amor.

– Muerde, Sookie-susurro.

– ?No puedo hacerlo!-proteste.

– Muerde o tendre que usar un cuchillo.

– Mis dientes no son afilados como los tuyos.

– Son lo bastante afilados.

– Te hare dano.

El rio en silencio, senti que su pecho se movia debajo de mi.

– Maldita sea. -Tome aliento y haciendo de tripas corazon le mordi el cuello. Me lance a fondo porque no tenia sentido alargar aquello. El sabor metalico de la sangre me lleno la boca. Bill gruno suavemente y sus manos acariciaron mi espalda y bajaron por ella. Sus dedos me encontraron.

Di un respingo de sorpresa.

– Bebe -dijo con voz entrecortada, y yo chupe con fuerza. Volvio a gemir, mas alto, y senti que se apretaba contra mi. Una pequena oleada de locura me recorrio y me pegue a el como una lapa. El me penetro y comenzo a moverse. Sus manos me aferraban las caderas. Bebi y tuve visiones; visiones sobre un fondo negro de formas blancas que emergian del suelo e iban a cazar, la excitacion de la persecucion a traves de los bosques, la presa jadeando por delante y la excitacion de su miedo. Caceria, las piernas a toda velocidad, escuchando el retumbar de la sangre a traves de las venas del perseguido…

Bill hizo un ruido profundo con su pecho y se libero en mi interior. Aparte la cabeza de su cuello y un torrente de placer me llevo hasta el oceano.

Eso fue bastante exotico para una camarera telepata del norte de Luisiana.

9

Al anochecer del dia siguiente me prepare para salir. Bill me habia avisado de que iria a alimentarse antes de que partieramos, y aunque la idea me entristecia, habia de reconocer que tenia sentido. Tambien habia estado en lo cierto respecto a como me sentiria despues de mi pequeno suplemento vitaminico informal de la noche anterior. Me encontraba genial: muy fuerte, muy alerta, muy astuta y, por extrano que suene, tambien muy guapa.

?Que me iba a poner para mi pequena entrevista con el vampiro? No queria que pareciera que trataba de resultar sexy, pero tampoco tenia intencion de hacerme pasar por una tonta del bote poniendome un saco de arpillera sin forma. La respuesta parecia estar en los tejanos azules, como casi siempre. Me puse unas sandalias blancas y una camiseta de cuello amplio. No la habia llevado desde que empece a salir con Bill, porque dejaba ver las marcas de mordiscos, pero pense que aquella noche no estaba de mas reafirmar su 'propiedad' sobre mi. Recorde que aquella vez un policia me comprobo el cuello, asi que meti una bufanda en el bolso. Me lo pense mejor y anadi un collar de plata. Me cepille el pelo, que parecia bastante mas rubio, y me lo deje suelto sobre la espalda.

Justo cuando ya no podia quitarme de la cabeza la imagen de Bill junto a otra persona, llamo a la puerta. Abri y nos quedamos mirandonos el uno al otro durante un minuto. Sus labios estaban menos palidos de lo normal, asi que lo habia hecho. Me mordi los mios para no decir nada.

– Estas distinta.

– ?Crees que alguien mas se dara cuenta? -confie en que no fuese asi.

– No lo se. -Me ofrecio su mano y fuimos hacia su coche. Me abrio la portezuela y me roce con el al entrar. Me quede paralizada.

– ?Que ocurre? -pregunto al darse cuenta de mi reaccion.

– Nada -respondi, tratando de mantener un tono sereno. Me acomode en el asiento del copiloto y mire fijamente al frente.

Me dije que era como ponerse furiosa con la vaca de la que se hubiera comido una hamburguesa. Pero de algun modo no me salia la sonrisa.

– Hueles diferente -dije cuando ya llevabamos varios minutos en la autopista. El coche prosiguio su marcha varios minutos mas, sin que dijeramos palabra.

– Ahora sabes como me sentire si Eric te toca -me respondio-. Pero sera peor, porque Eric disfrutara tocandote, y yo no he disfrutado mucho de mi cena.

Me supuse que eso no era del todo cierto: a mi, por ejemplo, me gusta comer aunque no me sirvan mi comida favorita. Pero apreciaba la intencion.

No hablamos mucho; los dos estabamos preocupados por lo que nos esperaba. Demasiado

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