Mientras se inclinaba para besarla, me miro por encima de la chica.
– Volvere a verte -dijo, y yo tire de Bill para salir de alli cuanto antes. El no queria irse, era como empujar un tronco. Pero una vez nos encontramos ya en el pasillo, parecio ser mas consciente de la necesidad de largarnos de alli, y corrimos fuera del
Me mire. Estaba manchada de sangre y con la ropa arrugada, y tenia un olor raro. Que asco. Me volvi hacia Bill para compartir mi repugnancia, pero el me miraba de un modo inconfundible.
– No -dije energicamente-. Arranca este coche y salgamos de aqui antes de que suceda nada mas, Bill Compton. Te lo digo asi de claro. No estoy de humor.
Se inclino por encima del asiento hacia mi, con las manos agarrandome antes de que pudiera decir nada mas. Su boca estuvo sobre la mia, y en apenas un segundo comenzo a lamer la sangre de mi cara.
Estaba muy asustada, y tambien muy furiosa. Lo agarre de las orejas y aleje su cabeza de la mia recurriendo hasta al ultimo gramo de fuerza que me quedaba en el cuerpo, que resulto ser mas de lo que yo pensaba. Sus ojos seguian siendo como cavernas con fantasmas acechando en la profundidad.
– ?Bill! -grite. Lo sacudi-. ?Quitatelo de encima!
Poco a poco su personalidad regreso a sus ojos. Se estremecio y solto un suspiro, tras lo que me beso con suavidad en los labios.
– Vale, ?podemos irnos ya a casa? -pregunte, avergonzada de que mi voz sonara tan temblorosa.
– Claro -dijo. El tampoco parecio muy firme.
– ?Ha sido como cuando los tiburones huelen sangre? -le pregunte tras quince minutos al volante, ya casi fuera de Shreveport.
– Buena analogia.
No necesitaba disculparse: habia hecho lo que la naturaleza le dictaba, al menos la naturaleza de los vampiros, y tampoco le preocupaba. Pero a mi si que me hubiera gustado oir una disculpa.
– Entonces, ?estoy metida en un lio? -pregunte por ultimo. Eran las dos de la manana y descubri que el tema no me preocupaba tanto como deberia.
– Eric te tomara la palabra -respondio Bill-. En cuanto a si te dejara en paz en sentido personal, no lo se. Ojala… -pero su voz se desvanecio. Era la primera vez que oia a Bill desear algo.
– Sesenta mil dolares no debe de ser mucho dinero para un vampiro -observe- Todos pareceis tener un monton de pasta.
– Los vampiros roban a sus victimas, por supuesto -dijo Bill con tono practico-. Al principio cogemos el dinero del cadaver. Despues, cuando tenemos mas experiencia, podemos ejercer el control necesario para persuadir a un humano para que nos de dinero por su propia voluntad y despues olvide que lo ha hecho. Algunos contratan administradores, otros se meten en el mercado inmobiliario y otros viven de los intereses de sus inversiones. Eric y Pam montaron juntos el bar. Eric aporto casi todo el dinero, y Pam el resto. Conocian a Sombra Larga desde hace cien anos, y lo contrataron para que fuera el camarero. El los ha traicionado.
– ?Y por que iba a robarles?
– Debia de tener alguna aventura comercial para la que necesitara el capital-explico Bill distraido-. Y estaba en una posicion integrada; no podia limitarse a matar al director de un banco despues de hipnotizarlo y persuadirlo para que le entregara el dinero. Asi que lo cogio de Eric.
– Pero, ?Eric no se lo habria prestado?
– Si Sombra Larga no hubiera sido demasiado orgulloso para pedirlo, si -respondio Bill.
Hubo otro prolongado silencio. Por ultimo dije:
– Siempre he pensado que los vampiros son mas listos que los humanos, pero no es asi, ?eh?
– No siempre-reconocio.
Cuando alcanzamos las afueras de Bon Temps, le pedi a Bill que me dejara en casa. Me miro de reojo, pero no dijo nada. Puede que, despues de todo, los vampiros si fueran mas listos que los humanos.
10
Al dia siguiente, mientras me preparaba para salir hacia el trabajo, me di cuenta de que estaba harta de vampiros para una buena temporada. Incluso de Bill. Ya me tocaba recordar que era humana.
El problema es que no podia pasar por alto que era una humana modificada.
No era nada serio. Despues de la primera dosis de sangre de Bill, la noche que los Ratas me golpearon, me senti sanada, saludable, fuerte. Pero no era una diferencia marcada. Puede que mas… bueno, sexy.
Despues del segundo trago de sangre me note fuerte de verdad, y fui mas valiente porque tenia mas seguridad en mi misma. Tuve mas confianza en mi sexualidad y su poder. Estaba claro que habia manejado mi discapacidad con mas aplomo y aptitud que antes.
Entonces ingeri por accidente la sangre de Sombra Larga. A la manana siguiente, cuando me mire en el espejo, tenia los dientes mas blancos y afilados, el pelo mas claro y vital, y los ojos mas brillantes. Parecia la chica de un cartel para una buena higiene o de alguna campana de salud, como tomar vitaminas o beber leche. El salvaje mordisco de mi brazo (la ultima senal de Sombra Larga sobre la tierra, reflexione) no estaba curado del todo, pero andaba en camino.
En ese momento se me volco el bolso al cogerlo, y las monedas rodaron por debajo del sofa. Levante el extremo del sofa con una mano mientras con la otra recogia las monedas.
Guau.
Me enderece y respire hondo. Al menos el sol no me hacia dano a los ojos y no me entraban ganas de morder al primero que veia. Disfrute de la tostada del desayuno y no me apetecia la salsa de tomate. No me estaba convirtiendo en una vampira. ?Tal vez fuera una especie de humana mejorada?
Desde luego, mi vida era mucho mas sencilla cuando no salia con nadie.
Cuando llegue a Merlotte's todo estaba listo salvo las rodajas de limon y lima. Solemos servir la fruta tanto con los cocteles como con el te, asi que cogi la madera para cortar y un cuchillo afilado. Mientras sacaba los limones del frigorifico grande me encontre con Lafayette, que estaba abrochandose el delantal.
– ?Te has aclarado el pelo, Sookie?
Negue con la cabeza. Bajo la cubierta del delantal blanco, Lafayette era una autentica sinfonia de color. Llevaba una camiseta fucsia de tirantes finos, vaqueros de color purpura oscuro, chancletas rojas y una sombra de ojos mas o menos frambuesa.
– Pues parece mas claro-dijo con escepticismo, arqueando sus cejas depiladas.
– He estado mucho al sol-le asegure.
Dawn nunca se habia llevado bien con Lafayette, tal vez porque era negro o tal vez porque era gay, no lo se… Quiza por ambas cosas. Arlene y Charlsie se limitaban a aceptarlo, pero no se esforzaban por ser especialmente amables con el. Pero a mi siempre me habia caido bien, porque debia de tener una vida dura y sin embargo la llevaba con entusiasmo y humor.
Mire la madera de cortar. Todos los limones estaban en cuartos, todas las limas en rodajas. Mi mano sostenia el cuchillo y estaba manchada de los jugos: lo habia hecho sin darme cuenta. En unos treinta segundos. Cerre los ojos. Dios mio.
Cuando los volvi a abrir, Lafayette pasaba la mirada de mi rostro a mis manos.
– Dime que no he visto eso, amiga -sugirio.
– No lo has visto -dije. Me sorprendio comprobar que mi voz resultaba serena y equilibrada-. Disculpame, tengo que llevarme esto. -Puse la fruta en contenedores separados dentro de la nevera portatil que hay detras de la barra, donde Sam guarda la cerveza. Cuando cerre la puerta descubri que Sam estaba junto a mi, cruzado de brazos. No parecia muy contento.
– ?Estas bien? -pregunto. Sus brillantes ojos azules me analizaron de arriba abajo-. ?Te has hecho algo en el pelo? – dijo, no muy convencido.
Rei. Me di cuenta de que mi proteccion mental se habia activado sin dificultad, que no tenia por