pronto estabamos otra vez estacionando junto al
Llamo a la puerta de metal con las letras de FANGTASIA grabadas en ella. Nos encontrabamos en un callejon de servicio y traslado de mercancias que recorria por detras todas las tiendas de la pequena galeria comercial. Habia otros coches alli estacionados, entre ellos el deportivo descapotable rojo de Eric. Todos los vehiculos eran caros; no veras a un vampiro en un Ford Fiesta.
La llamada de Bill consistio en tres golpes rapidos y dos espaciados. La Llamada Secreta de los Vampiros, supuse. Tal vez llegara a aprender el Apreton de Manos Secreto.
Nos abrio aquella preciosa vampira rubia, la que habia estado en la mesa con Eric la otra vez que fui al bar. Se aparto para permitirnos el paso, sin decir palabra.
Si Bill hubiese sido humano, se habria quejado de lo fuerte que le apretaba la mano.
La mujer nos precedio con mas velocidad de la que podian seguir mis ojos, y echamos a andar detras de ella. Bill, por supuesto, no se sorprendio en absoluto. Nos guio a traves de un almacen con un parecido desconcertante al de Merlotte's, y luego hasta un estrecho pasillo. Cruzamos la puerta de la derecha.
Era una sala pequena, y la presencia de Eric la dominaba. No es que Bill se arrodillara a besar su anillo, pero hizo una inclinacion bastante pronunciada. Habia otro vampiro en la habitacion: Sombra Larga, el camarero. Estaba en buena forma, con una camiseta de tirantes y pantalones de deporte, ambas prendas de color verde oscuro.
– Bill, Sookie -nos saludo Eric-. Ya conoceis a Sombra Larga. Y, Sookie, recordaras a Pam-Pam era la rubia-. Y este es Bruce.
Bruce era humano, el humano mas aterrado que jamas haya visto. Senti simpatia por el. Era de mediana edad y barrigudo, con escaso pelo oscuro que se curvaba en ondulaciones fijas sobre su cuero cabelludo. Era de mejillas caidas y boca pequena. Llevaba puesto un traje bonito, de color beige, con camisa blanca y corbata a rayas de colores marron y azul marino. Sudaba mucho, y se sentaba en una sencilla silla rigida. Eric, por supuesto, estaba en el sillon del jefe. Pam y Sombra Larga se apoyaban contra la pared, cerca de Eric, junto a la puerta. Bill se coloco junto a ellos, pero cuando fui a ponerme a su lado, Eric volvio a hablar.
– Sookie, escucha a Bruce.
Me quede mirando a Bruce un instante, esperando a que hablara, cuando al fin comprendi a que se referia Eric.
– ?Que estoy buscando exactamente? -pregunte, sabiendo que mi voz sonaba cortante.
– Alguien ha desfalcado unos sesenta mil dolares que eran nuestros -explico Eric. Cielos, alguien tenia ganas de que lo mataran, pense-. Y en vez de someter a todos nuestros empleados humanos a muerte o tortura, pensamos que quiza tu podrias mirar en sus mentes y decirnos quien ha sido.
Dijo 'muerte o tortura' con tanta tranquilidad como otro diria 'Bud u Old Milwaukee' [10]
– ?Y despues que haras?-pregunte. Eric parecio sorprendido. -El culpable nos devolvera el dinero -dijo con sencillez.
– ?Y entonces?
Entrecerro sus grandes ojos azules y clavo su mirada en mi.
– Bueno, si podemos lograr pruebas del delito, entregaremos al culpable a la policia -dijo con lentitud.
Mentira, mentira y tres veces mentira.
– Hagamos un trato, Eric-dije, sin molestarme en sonreir. La amabilidad no funcionaba con el, y no parecia dispuesto a saltarme encima. Todavia no. Sonrio condescendiente.
– ?De que se trata, Sookie?
– Si de verdad entregas al culpable a la policia volvere a hacer esto para ti, siempre que quieras.
Eric arqueo una ceja.
– Si, se que es probable que vuelvas a necesitarlo. ?Pero no seria mejor si accediera de manera voluntaria, si tuvieramos confianza el uno en el otro?-Empece a sudar. No me podia creer que estuviera regateando con un vampiro.
Eric parecia estar pensando lo mismo. Y de repente estuve en su cabeza. Pensaba que podria obligarme a hacer lo que quisiera, siempre y en cualquier lugar, que para ello bastaba amenazar a Bill o a alguna persona a la que yo quisiera. Pero queria integrarse, seguir todo lo legal que pudiera, mantener sus relaciones humanas dentro de la honradez, o al menos todo lo honradas que pudieran ser en las relaciones entre humanos y vampiros. No queria matar a nadie si no era necesario.
Fue como sumergirme de repente en un pozo de serpientes, de serpientes frias y letales. Solo fue un destello, un pedazo de su mente, por asi decirlo, pero me mostro todo un nuevo mundo.
– Ademas -dije con rapidez, antes de que se diera cuenta de que habia estado dentro de su cabeza-, ?como estas tan seguro de que el ladron es humano?
Pam y Sombra Larga se movieron de repente, pero Eric llenaba la sala con su presencia, y les indico que se quedaran quietos.
– Esa es una idea interesante -dijo-. Pam y Sombra Larga son mis socios en el bar, y si ninguno de los humanos es culpable, supongo que tendremos que mirar hacia ellos.
– Solo era una idea-respondi con docilidad. Eric me miro con los glaciales ojos azules de un ser que apenas recuerda como era ser humano.
– Comienza ahora, con este hombre-ordeno.
Me arrodille junto a la silla de Bruce, tratando de decidir como proceder. Nunca me habia puesto a formalizar algo que basicamente correspondia al azar. Tocarlo ayudaria; el contacto directo facilita la transmision, por asi decirlo. Le cogi de la mano, pero descubri que resultaba demasiado personal (y estaba demasiado sudada), asi que le subi la manga de la chaqueta para sostenerle la muneca. Mire dentro de sus pequenos ojos.
– ?Has cogido tu el dinero?-dije, con aliento entrecortado, aunque estaba segura de que ya conocia la respuesta.
– No -gruno Bruce. El sudor recorria su cara. Sus pensamientos, su reaccion a la pregunta, confirmaron lo que ya habia oido.
– ?Sabes quien lo hizo?
– Ojala.
Me puse de pie y me gire hacia Eric sacudiendo la cabeza.
– No es el-dije.
Pam escolto fuera al pobre Bruce y trajo al siguiente sospechoso. Se trataba de una camarera, vestida con delantal negro. Mostraba mucho escote y su pelo, harapiento y de color bermejo, le caia lacio por la espalda. Desde luego, trabajar en el
Tenia la suficiente seguridad en si misma para sonreir a Eric y sentarse despreocupada y confiada en la silla de madera. Incluso cruzo las piernas a lo Sharon Stone (o eso creia ella). Se sorprendio de ver a un vampiro desconocido y a una mujer en la habitacion, y yo no le agrade, aunque Bill hizo que se relamiera los labios.
– Hola, dulzura-le dijo a Eric. Me quedo claro que no debia de tener nada de imaginacion.
– Ginger, responde las preguntas de esta mujer-contesto Eric. Su voz era como un muro de