obligada a andar de puntillas para poder seguirlo. No me entere de que Jason nos acompanaba hasta que me gire y lo vi detras de mi, cuando ya saliamos al estacionamiento. Alli la gente entraba y salia, pero era algo mas intimo que el abarrotado bar.
– Hola -dijo la chica de manera informal-. Me llamo Desiree. Creo que te conozco de antes, Jason.
– ?Que estas haciendo aqui, Desiree? -le pregunto Jason con voz tranquila. Uno casi podria pensar que estaba relajado.
– Eric me ha enviado aqui, a Bon Temps, como recompensa para Bill-dijo concoqueteria, mirando a Bill por el rabillo del ojo-. Pero el no parece nada entusiasmado, y no se por que. Casi se puede decir que soy una cosecha especial.
– ?Eric? -pregunto jason dirigiendose a mi.
– Un vampiro de Shreveport. El dueno de un bar, el mandamas.
– La ha dejado delante de mi puerta -me explico Bill-, yo no la he pedido.
– ?Y que vas a hacer al respecto?
– Enviarla de vuelta -dijo con impaciencia-. Tu y yo tenemos que hablar.
Trague saliva y relaje los dedos.
– ?Necesita que la lleven de vuelta a Monroe? -pregunto Jason.
Bill parecio sorprenderse.
– Si, ?te ofreces para ello? Yo tengo que hablar con tu hermana.
– Claro -dijo Jason, todo simpatia. Comence a desconfiar al instante.
– No puedo creer que me rechaces-dijo Desiree, mirando a Bill y poniendo morritos-. Nunca antes nadie me ha despreciado.
– Desde luego, estoy agradecido. Y no dudo que seas, como tu dices, una cosecha especial- dijo Bill con educacion-. Pero dispongo de mi propia bodega.
La pequena Desiree lo contemplo sin entender durante un segundo, antes de que la comprension iluminara poco a poco sus ojos castanos.
– ?Esta mujer es tuya? -pregunto, senalandome con la cabeza.
– Lo es.
Jason se agito nervioso ante la sobria afirmacion de Bill. Desiree me dedico un buen repaso ocular.
– Tiene unos ojos curiosos -declaro al fin.
– Es mi hermana -aviso Jason.
– Oh, lo siento. Tu eres mucho mas… normal. -Desiree sometio al mismo repaso a Jason y parecio mas complacida con lo que veia-. Ey, ?cual era tu apellido?
Jason la cogio de la mano y comenzo a llevarla hacia su camioneta.
– Stackhouse-decia, teniendo ojos solo para ella, mientras se alejaban-. Puede que de camino a casa quieras contarme un poco a que te dedicas…
Me gire hacia Bill, preguntandome cuales serian los motivos de Jason para realizar aquel generoso acto, y me encontre con su mirada. Era como tropezarse con un muro de ladrillos.
– ?Asi que quieres hablar? -pregunte con voz aspera.
– Aqui no, ven a casa conmigo.
Removi la gravilla con el zapato.
– No, a tu casa no.
– Entonces a la tuya.
– Tampoco.
Levanto sus arqueadas cejas.
– ?Entonces adonde?
Buena pregunta.
– Al estanque de mis padres. -Como Jason iba a llevar a casa a la Senorita Morena y Pequena, no estaria alli.
– Te sigo-dijo con brevedad. Nos separamos para subirnos a nuestros respectivos coches.
La propiedad en la que habia pasado mis primeros anos de vida estaba situada al oeste de Bon Temps. Recorri la familiar entrada de grava y estacione junto a la casa, un modesto rancho que Jason conservaba bastante bien. Bill salio de su coche al tiempo que yo hacia lo propio del mio, y le indique que me siguiera. Rodeamos la casa y bajamos la pendiente a lo largo de un caminillo empedrado. En apenas un minuto estabamos junto al estanque artificial que mi padre coloco en el jardin trasero y poblo de peces, con la esperanza de pescar junto a su hijo en esas aguas durante muchos anos.
Habia una especie de patio que dominaba las aguas, y sobre una de las sillas metalicas encontramos una manta doblada. Sin ningun comentario, Bill la cogio y la sacudio, para extenderla despues sobre la hierba de la ladera que descendia desde el patio. Me sente sobre ella no sin cierta renuencia, considerando que la manta no era segura por las mismas razones que reunirme con el en cualquier casa no era seguro. Cuando estaba cerca de Bill, solo pensaba en acercarme aun mas a el.
Me abrace las rodillas y mire lejos, por encima de las aguas. Habia una farola al otro lado del estanque, y podia verla reflejada sobre las serenas aguas. Bill se tumbo de espaldas junto a mi; senti su mirada. Enlazo las manos sobre su pecho, manteniendolas lejos de mi de forma manifiesta.
– Anoche te asustaste -dijo con tono neutro.
– ?Acaso tu no estabas un poco asustado? -pregunte, con mas tranquilidad de la que me creia capaz.
– Por ti. Y un poco por mi mismo.
Me entraron ganas de tumbarme boca abajo, pero me preocupaba acercarme tanto a el. Cuando vi su piel resplandecer bajo la luz de la luna, ansie tocarlo.
– Me da miedo que Eric pueda controlar nuestras vidas mientras seamos pareja.
– ?Quieres que dejemos de serlo?
El dolor de mi pecho fue tan intenso que me puse la mano encima, apretando la zona sobre mi seno.
– ?Sookie? -Estaba arrodillado junto a mi, rodeandome con un brazo. No pude responderle, me faltaba el aliento-. ?Me amas?
Asenti.
– Entonces, ?por que hablas de dejarme?
El dolor se abrio paso hasta llegar a mis ojos en forma de lagrimas.
– Me asustan mucho los otros vampiros y su forma de ser. ?Que sera lo siguiente que me pida? Tratara de conseguir que haga algo mas. Me dira que de lo contrario te matara. O amenazara a Jason. Y puede cumplir sus amenazas.
La voz de Bill resulto tan suave como el sonido de un grillo sobre la hierba. Un mes atras sin duda no hubiera podido oirla.
– No llores -me pidio-. Sookie, tengo que darte malas noticias.
No me extrano. La unica buena noticia que hubiera podido darme a esas alturas era que Eric habia muerto.
– Eric se siente intrigado por ti -explico-. Sabe que posees poderes mentales que la mayoria de los humanos no tienen, o que ignoran que poseen. Intuye que tu sangre resultara sabrosa y dulce -la voz de Bill enronquecio al decir eso, y me hizo temblar-. Y eres preciosa. Ahora eres incluso mas preciosa. El no se da cuenta de que ya has tomado nuestra sangre tres veces. -?Sabias que Sombra Larga sangro sobre mi?
– Si, lo vi.
– ?Hay algo magico en lo de las tres veces?
El rio, con esa lenta risa oxidada y retumbante.
– No. Pero cuanta mas sangre de vampiro bebas, mas deseable te volveras para los de nuestra especie, y de hecho, para todos. ?Y Desiree piensa que es una exquisitez! Me pregunto que vampiro le conto eso.
– Uno que quisiera meterse entre sus bragas -dije con sinceridad, provocando que el volviera a