reir. Adoraba escuchar su risa-. Con todas estas frases de lo adorable que soy, ?estas tratando de decirme que Eric me desea?

– Si.

– ?Y que le impide tomarme? Me contaste que es mas fuerte que tu.

– La cortesia y la costumbre, ante todo.

No resople, pero me falto poco.

– No desprecies eso. Nosotros, los vampiros, somos todos muy respetuosos con la costumbre. Tenemos que vivir juntos durante siglos.

– ?Algo mas?

– No soy tan fuerte como Eric, pero no soy un vampiro reciente. Podria herirlo de gravedad en una pelea. E incluso podria ganar si tengo suerte.

– ?Algo mas? -repeti.

– Tal vez-reconocio Bill con lentitud-: tu misma.

– ?Como es eso?

– Si puedes serle valiosa de otra manera, puede que te deje en paz. Si comprende que es lo que deseas en realidad.

– ?Pero no quiero serle valiosa! ?No quiero volver a verlo nunca!

– Le prometiste que volverias a ayudarle-me recordo Bill. -Si entregaba el ladron a la policia - dije-. ?Y que hizo Eric? ?Lo atraveso con una estaca!

– Lo cual posiblemente te haya salvado la vida.

– Bueno, pero encontre a su ladron.

– Sookie, no sabes mucho del mundo.

Lo mire sorprendida.

– Supongo que eso es cierto.

– Las cosas no resultan… justas. -Bill miro hacia la oscuridad-. Incluso yo mismo pienso a veces que ya no se mucho. – Hubo otra pausa lugubre-. Solo en otra ocasion habia visto que un vampiro le aplicara la estaca a otro; Eric esta cruzando los limites de nuestra sociedad.

– Asi que no es muy probable que preste demasiada atencion a esa costumbre y cortesia de la que te jactabas hace nada. -Puede que Pam lo retenga en las viejas maneras.

– ?Que es Pam para el?

– El la creo. Es decir, la convirtio en vampiro, hace siglos. De vez en cuando ella regresa junto a el y lo ayuda con lo que sea que el este haciendo en ese momento. Eric siempre ha sido una especie de picaro, y cuanto mas viejo se hace, mas testarudo se vuelve. -Llamar testarudo a Eric era, en mi opinion, quedarse muy corto.

– Asi que estamos andando en circulos -pregunte. Bill parecio pensarselo.

– Asi es-confirmo, con un matiz de pesar en su voz-. A ti no te gusta asociarte con otros vampiros aparte de mi, y ya te he dicho que no nos queda eleccion.

– ?Que ha pasado con todo este asunto de Desiree?

– Eric ha hecho que alguien la deje delante de mi puerta, con la esperanza de halagarme enviandome un bonito regalo. Ademas, si bebia de ella pondria en duda mi devocion hacia ti. Tal vez haya envenenado su sangre de alguna manera, de modo que me hubiera debilitado de tomarla, o tal vez no hubiera sido mas que una grieta en mi armadura. -Se encogio de hombros-. ?No consideraras que he tenido una cita?

– Si. -Senti que mi expresion se endurecia al pensar en Bill entrando en el bar con la chica.

– No estabas en casa, y tenia que localizarte -su tono no resultaba acusador, pero tampoco alegre.

– Trataba de ayudar a Jason escuchando a la gente. Y aun estaba triste por lo de anoche.

– ?Y ya nos hemos reconciliado?

– No, pero esto es todo lo bien que podemos estar – respondi-. Supongo que quisiese a quien quisiese, las cosas no irian siempre sobre ruedas. Pero no habia contado con obstaculos tan drasticos. Imagino que no hay modo de que puedas llegar a superar en rango a Eric, ya que el criterio viene dado por la edad.

– No -explico Bill-. Superarlo en rango, no… -y de repente parecio pensativo-. Aunque podria hacer algo en esa linea. No es algo que me guste, va en contra de mi naturaleza, pero estariamos mas seguros.

Lo deje pensar.

– Si -concluyo, poniendo fin a sus largas meditaciones. No se ofrecio a explicarmelo, y yo no le hice preguntas-. Te amo -anadio, como si eso fuera lo fundamental de cualquier curso de accion que estuviera considerando. Su rostro se inclino sobre mi, luminoso y atractivo en la penumbra.

– Yo siento lo mismo por ti -le dije, poniendo las manos sobre su pecho para no caer en la tentacion-, pero ahora mismo tenemos tantas cosas en contra… Nos ayudaria mucho si pudieramos quitarnos a Eric de encima. Y otra cosa, tenemos que detener esta investigacion de los asesinatos. Seria un segundo gran problema sobre nuestras espaldas. El asesino debe responder de las muertes de tus amigos y de las de Maudette y Dawn. - Hice una pausa para respirar hondo-. Y de la muerte de mi abuela. -Parpadee para contener las lagrimas; me habia acostumbrado a que la abuela no estuviera en casa cuando regresaba, y me estaba adaptando a no hablar con ella ni compartir los problemas entre las dos, pero de vez en cuando me asaltaba un sentimiento de tristeza tan pronunciado que me dejaba sin aliento.

– ?Por que crees que el mismo asesino es el responsable de que quemaran a los vampiros de Monroe?

– Creo que fue el asesino el que planto la idea, ese espiritu de patrulla ciudadana, en los hombres que estaban en el bar aquella noche. Creo que fue el quien marcho de grupo en grupo, incitando a los chicos. He pasado aqui toda mi vida y nunca habia visto que la gente de la zona actuara de ese modo. Tiene que haber una razon para que esta vez lo hicieran.

– ?Los agito? ?Fomento la quema?

– Si.

– ?Y escuchando no has descubierto nada?

– No -tuve que admitir de manera sombria-. Pero eso no quiere decir que manana tampoco consiga nada.

– Eres una optimista, Sookie.

– Si, lo soy. Debo serlo.

Le acaricie la mejilla, considerando hasta que punto habia estado justificado mi optimismo desde que el entro en mi vida.

– Sigue escuchando, ya que crees que puede dar frutos-me dijo-. Por ahora yo probare con otra cosa. Nos vemos manana, por la noche en tu casa, ?de acuerdo? Puede que… No, mejor te lo explico entonces.

– Vale -sentia curiosidad, pero era obvio que Bill aun no estaba dispuesto a contarmelo.

De camino a casa, mientras seguia las luces de posicion de su coche hasta llegar a la entrada, pense lo aterradoras que hubieran resultado las ultimas semanas si no hubiera contado con su presencia. Al avanzar con cuidado entre los arboles, desee que Bill no hubiera decidido irse a su casa a realizar algunas llamadas de telefono que consideraba necesarias. No se puede decir que las pocas noches que habiamos pasado separados hubiera estado retorciendome de miedo, pero si que me habia sentido alterada y nerviosa. Cuando me quedaba sola en casa, pasaba un monton de tiempo asegurandome de que puertas y ventanas estuvieran bien cerradas, y no estaba acostumbrada a vivir asi. Me senti desalentada al pensar en la noche que me esperaba.

Antes de salir del coche, eche un vistazo al jardin. Me alegre de haber dejado encendidas las farolas antes de partir hacia el bar. Nada se movia. Lo habitual era que Tina viniese corriendo a mi en cuanto regresaba a casa, ansiosa por entrar y tomar algo de comida para gatos, pero aquella noche debia de estar cazando por los bosques.

Separe la llave de la casa del manojo del llavero. Sali corriendo desde el coche hasta la puerta delantera, introduje y gire la llave en tiempo record, y cerre de un portazo tras de mi, echando el cerrojo. Aquel no era modo de vivir, pense, sacudiendo la cabeza desesperada. Y justo cuando terminaba de pensarlo, algo impacto

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