coincidencias, ponian Amor en Hawai[13].

Al final me fui a la cama alrededor de medianoche.

Un chillido al otro lado de la ventana de mi habitacion me desperto. Me sente muy tiesa en el colchon. Oi golpetazos y ruidos sordos, y al final una voz que sin duda era la de Bubba, que gritaba:

– ?Vuelve aqui, mamonazo!

Cuando no se oyo nada durante un par de minutos, me puse un albornoz y abri la puerta principal. El patio, iluminado por la farola, estaba vacio. Entonces atisbe movimiento a la izquierda, y cuando saque la cabeza por la puerta vi a Bubba que se arrastraba cansino de vuelta a su escondrijo.

– ?Que ha sucedido? -le pregunte en voz baja.

Bubba cambio de direccion y se acerco cabizbajo hacia el porche.

– Pues que algun hijoputa, si me permite, estaba rondando la casa-me explico. Sus ojos castanos brillaban y se parecia mas a su antiguo yo-. Lo he oido varios minutos antes de que llegara, y pense que lo tenia, pero ha atajado a traves de los arboles hasta la carretera, donde tenia estacionado un camion.

– ?Has podido verlo?

– No lo suficiente para poder describirlo-dijo Bubba con pesar-. Conducia una camioneta, pero ni siquiera puedo decirle de que color era. Estaba oscuro.

– Aun asi, me has salvado -respondi, confiando en que la sincera gratitud que sentia se revelara en mi voz. Experimente una oleada de carino por Bill, que se habia encargado de mi proteccion. Incluso Bubba parecia mas aceptable que antes-. Gracias, Bubba.

– Oh, no tiene importancia -dijo con garbo, y por un momento se irguio, echo un poco atras la cabeza, y con esa sonrisa adormilada en su rostro… era el. Abri la boca para pronunciar su nombre, pero recorde la advertencia de Bill y la cerre.

Jason salio bajo fianza al dia siguiente.

Costo una fortuna. Firme todo lo que me indico Sid Matt, aunque la mayor parte de la garantia caia sobre la casa de Jason, su camion y su bote de pesca. Si lo hubieran arrestado antes una sola vez, aunque fuera por imprudencia al cruzar la calle, no creo que le hubieran permitido una fianza.

Yo estaba en los escalones del tribunal, con mi horrible y sobrio traje de color azul oscuro, bajo el calor de la manana. El sudor me caia por la cara y se me colaba entre los labios de esa manera tan desagradable que hace que quieras lanzarte de cabeza a la ducha. Jason se detuvo frente a mi. No estaba segura de que dijera algo; parecia haber envejecido anos. Al fin le habian tocado problemas serios, problemas muy graves que no desaparecerian o aflojarian su presa como la tristeza.

– No puedo hablarte de esto -dijo, en voz tan baja que apenas pude oirlo-. Sabes que no fui yo. Nunca he sido violento, aparte de una pelea o dos en algun estacionamiento por una mujer.

Le toque el hombro, pero deje caer la mano al ver que no reaccionaba.

– Nunca he pensado que fueras tu, y nunca lo hare. Lamento haber sido lo bastante tonta como para llamar ayer al 911. Si me hubiera dado cuenta de que no era tu sangre, te hubiera llevado a la caravana de Sam para limpiarte y quemar la cinta. Pero me daba tanto miedo que fuera tu sangre…

Senti que se me llenaban los ojos de lagrimas, pero no era momento de llorar, y lo retuve. Note que se me endurecia el rostro. La mente de Jason era un caos, como una porqueriza mental. Alli se cocia una mezcla poco saludable de remordimientos, verguenza porque sus costumbres sexuales salieran a la luz, culpa por no sentirse peor por la muerte de Amy, horror ante la idea de que cualquiera del pueblo pudiera creer que habia matado a su propia abuela mientras esperaba a su hermana…

– Lo superaremos-dije, impotente.

– Lo superaremos -repitio el, tratando que su voz sonara firme y tranquila. Pero yo pense que pasaria mucho, mucho tiempo antes de que la seguridad de Jason, esa certidumbre dorada que lo habia hecho irresistible, regresara a su rostro, a su gesto y a su tono de voz. Tal vez nunca lo hiciera.

Nos separamos alli, en los juzgados. No teniamos nada mas que decirnos.

Me sente todo el dia en el bar, mirando a los hombres que entraban, leyendoles la mente. Ninguno de ellos pensaba en como habia matado a cuatro mujeres y habia salido impune. A la hora de comer, Hoyt y Rene cruzaron la puerta pero se marcharon al verme. Era demasiado embarazoso para ellos, supongo.

Al final, Sam me obligo a marcharme. Dijo que resultaba tan siniestra que espantaba a cualquier cliente que pudiera proporcionarme informacion util.

Me arrastre hacia la puerta y quede bajo el deslumbrante sol. Estaba a punto de ponerse. Pense en Bubba, en Bill, en todas esascriaturas que estaban surgiendo de su profundo sueno para caminar sobre la superficie de la Tierra.

Me pare en el Grabbit Kwik para comprar algo de leche para los cereales del desayuno. El nuevo dependiente era un chico con acne y una enorme nuez que me miro ansioso, como si yo fuera a constituir su idea mental de lo que a sus ojos era la hermana de un asesino. Supe que apenas podia esperar el momento en que yo saliera de la tienda para poder llamar por telefono a su novia. Deseaba poder ver las marcas de colmillos de mi cuello, y se preguntaba si habia algun modo de saber como se lo montaban los vampiros.

Esa era la clase de basura que tenia que escuchar dia tras dia. No importaba lo que me esforzara en pensar en otra cosa, en lo alta que mantuviera mi guardia ni lo extensa que fuese mi sonrisa, siempre se colaba.

Llegue a casa justo cuando anochecia.

Tras sacar la leche de la bolsa y quitarme el vestido, me puse unos pantalones cortos y una camiseta negra de Garth Brooks, y trate de pensar en algo que hacer durante la noche. No podia tranquilizarme lo bastante para leer, y de todos modos tenia que ir primero a la biblioteca para cambiar los libros, lo que en aquellas circunstancias seria un autentico trauma. No habia nada bueno en la television, al menos aquella noche. Se me ocurrio que podria volver a ver Braveheart; Mel Gibson con faldita escocesa siempre levanta la moral, pero era una pelicula demasiado sangrienta para mi estado de animo. No podria soportar que le cortaran otra vez la garganta a aquella chica, incluso aunque ya sabia cuando tocaba taparse los ojos.

Fui al bano para quitarme el maquillaje, que estaba empapado de sudor, cuando por encima del ruido del agua que corria me parecio oir un alarido en el exterior.

Cerre el grifo y me levante, escuchando con tanta intensidad que casi pude sentir como se me desplegaba la antena. ?Que…? El agua que me mojaba el rostro caia hasta mi camiseta.

Ningun ruido, ningun ruido en absoluto. Me arrastre hasta la puerta delantera, porque era la mas cercana al punto de vigilancia de Bubba entre los arboles.

Abri la puerta un poquito. Grite:

– ?Bubba?

No hubo respuesta. Lo intente otra vez.

Daba la impresion de que hasta los grillos y los sapos retenian el aliento. La noche era tan silenciosa que podia contener cualquier cosa. Algo merodeaba ahi fuera, en la oscuridad.

Trate de pensar, pero mi corazon palpitaba tan fuerte que interferia con el proceso.

Primero, llama a la policia.

Descubri que esa no era una opcion. El telefono no daba linea. Asi que podia esperar en casa a que llegaran los problemas, o podia lanzarme a los bosques. Era una decision complicada. Me mordi el labio mientras iba por todas las habitaciones apagando las lamparas, tratando de trazar un curso de accion. La casa proporcionaba cierta proteccion: cerrojos, muros, rincones y grietas. Pero sabia que cualquier persona decidida podria entrar, y en ese caso estaria perdida.

Vale, ?como podia salir al exterior sin que me vieran? Para empezar, apague las luces de fuera. La puerta trasera estaba mas cerca de los arboles, asi que era la mejor eleccion. Conocia bastante bien los bosques, deberia ser capaz de esconderme hasta que amaneciera. Y tal vez pudiera llegar hasta la casa de Bill; era casi seguro que su telefono si funcionase, y tenia copia de su llave.

O podria tratar de llegar a mi coche y arrancar. Pero eso me retenia en un punto en particular durante varios segundos. No, los bosques parecian la mejor opcion.

Me guarde en uno de los bolsillos la llave de Bill y una navaja de mi abuelo, que la abuela guardaba en un cajon de la mesa del salon para abrir los paquetes. Embuti una linterna pequena en el otro bolsillo.

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