aturdida.

– Perdoname, Alice -balbuci, avergonzado-. Ha sido la alegria, creia que estabas muerta. Pero no te muevas, estas malherida. ?Donde te has herido?

La muchacha bajo los ojos, se miro el vestido salpicado de sangre y se llevo la mano a la cabeza con perplejidad. De pronto, esbozo una sonrisa y, para mi sorpresa, se echo a reir.

– No estoy herida, senor, solo atontada. He resbalado en la nieve y me he caido.

– Pero…

– Llevaba una jarra de sangre. ?Recordais? De las sangrias que les realizamos a los monjes. Esta sangre no es mia.

– ?Ah! -exclame apoyandome en el muro.

– Pensabamos verterla en el jardin, pero el hermano Guy dice que esperaremos a que se funda la nieve, de modo que la llevaba al almacen.

– Si, si, comprendo -murmure, y rei apurado-. Me he comportado como un idiota -anadi mirandome el jubon-. Y me he puesto perdido.

– Esas manchas se iran, senor.

– Siento haber… haberte agarrado asi. Ha sido el susto.

– Lo se, senor -respondio Alice apurada-. Siento haberos asustado de ese modo. No suelo resbalar, pero estos caminos entre la nieve estan cubiertos de hielo. Os agradezco vuestra preocupacion -anadio la joven haciendome una reverencia.

Adverti que tenia el cuerpo tenso y, con una punzada de decepcion, comprendi que mi abrazo no habia sido bien recibido.

– Vamos -le dije-. Tienes que entrar y tumbarte un rato. ?Estas mareada?

– No, estoy perfectamente -aseguro Alice absteniendose de cogerse al brazo que le ofrecia-. Creo que los dos deberiamos cambiarnos.

Se levanto, se sacudio la nieve manchada de sangre de la ropa y se encamino hacia la enfermeria. Ella se quedo en la cocina y yo fui a mi habitacion. Me puse la otra muda de ropa que habia traido de Londres, deje las prendas manchadas de sangre en el suelo y me sente a esperar que volviera Mark. Podria haber pedido a Alice que se encargara de que lavaran mi ropa, pero me daba verguenza.

La espera se me hizo eterna. En la distancia, volvi a oir doblar las campanas; el funeral por Simon Whelplay habia terminado y ahora tambien el iba a recibir sepultura. Me maldije por no haber dejado que Goodhaps fuera solo a la ciudad. Teniamos que echar un vistazo al estanque y luego queria arreglar cuentas con el hermano Edwig.

Oi un murmullo que procedia de la cocina. Frunci el entrecejo y abri la puerta. Eran las voces de Mark y Alice. Avance por el pasillo a grandes zancadas.

El vestido de Alice descansaba sobre una tabla de lavar. La muchacha no llevaba mas que la enagua y estaba abrazada a Mark, pero ninguno de los dos reia. Alice tenia el rostro apoyado sobre el hombro de Mark. Se la veia triste. La expresion de el tambien era seria. Parecia que estuviera consolandola, mas que acariciandola. Al advertir mi presencia, se separaron de inmediato, sobresaltados; vi como se movian los firmes y turgentes pechos de Alice bajo el fino tejido de la enagua, en la que se transparentaban los erguidos pezones.

– Mark Poer -dije con aspereza-. Te habia pedido que no te entretuvieras. Tenemos trabajo.

– Lo siento, senor, yo… -farfullo el chico ruborizandose.

– Y tu, Alice, ?te parece decente estar asi vestida?

– Solo tengo este vestido, senor -dijo en tono desafiante-, y este es el unico sitio donde lavarlo.

– Entonces deberias haber cerrado la puerta con llave por si venia alguien. Vamos, muchacho -le ordene a Mark, y, tras una rapida inclinacion de cabeza, ambos nos dirigimos a nuestra habitacion. Apenas entramos, me encare con el-: Te dije que no tontearas con ella. ?Esta claro que habeis tenido mas charlas de las que pensaba!

– Estos ultimos dias, hemos hablado siempre que hemos tenido ocasion -replico Mark mirandome desafiante-. Sabia que no lo aprobariais, pero no puedo controlar mis sentimientos.

– Tampoco pudiste con la dama de la reina. ?Acabara esto del mismo modo?

– ?Esto es totalmente diferente! -farfullo Mark sonrojandose-. ?Mis sentimientos hacia la senorita Fewterer son nobles! Siento por ella lo que no he sentido por ninguna mujer. Podeis rezongar cuanto querais, pero es cierto. No hemos hecho nada malo; solo lo que habeis visto: abrazarnos y besarnos. La caida la ha asustado.

– ?«La senorita Fewterer»? Olvidas que Alice no es una senorita, es una criada.

– Eso no os ha impedido abrazarla cuando estaba en el suelo. He visto como la mirabais, senor. ?Tambien os gusta a vos! -Subitamente colerico, Mark dio un paso hacia mi-. ?Estais celoso!

– ?Por Cristo crucificado! -grite-. He sido demasiado blando contigo. ?Ahora deberia echarte de mi lado para que te llevaras tu dichoso carajo de vuelta a Lichfield y te convirtieras en un destripaterrones! -Mark no replico, y yo procure calmarme-. Asi que me consideras un pobre tullido devorado por los celos. Si, Alice es una chica estupenda, no lo niego. Pero tenemos entre manos un asunto muy serio. ?Que crees que diria lord Cromwell si supiera que te pasas el tiempo tonteando con las criadas, eh?

– En la vida hay cosas mas importantes que lord Cromwell -murmuro Mark.

– ?Ah, si? ?Quieres que se lo diga con esas palabras? Y ademas, ?que harias, llevarte a Alice a Londres? Dices que no quieres volver a Desamortizacion. Entonces, ?que quieres, vivir como un criado?

– No -respondio Mark bajando los ojos, tras unos instantes de vacilacion.

– ?Bien?

– He pensado que tal vez me permitiriais ser vuestro ayudante, senor, vuestro pasante. Os he ayudado con vuestro trabajo, y decis que lo hago bien…

– ?Pasante? -le pregunte con incredulidad-. ?El chico de los recados de un abogado? ?Esa es toda tu ambicion en la vida?

– Es un mal momento para pediroslo, lo se -murmuro Mark, cariacontecido.

– ?Dios de los Cielos, cualquier momento seria malo para semejante peticion! Me avergonzarias delante de tu padre y te avergonzarias a ti mismo por tu falta de ambicion. No, Mark, no te quiero de pasante.

– Para ser alguien que siempre esta hablando de ayudar a los pobres y construir una republica cristiana -replico Mark con inesperada vehemencia-, teneis una idea muy pobre de la gente humilde!

– En la sociedad debe haber grados. No todos tenemos el mismo; Dios lo ha querido asi.

– El abad estaria de acuerdo con vos en eso. Y el juez Copynger, tambien.

– ?Vive Dios que estas yendo demasiado lejos! -le grite. El me miro en silencio, atrincherado tras su irritante mascara de impasibilidad-. Escuchame -le adverti agitando el indice ante sus narices-. He conseguido ganarme la confianza del hermano Guy. Por eso me ha contado lo que le ocurrio a Simon Whelplay. ?Crees que seguiria confiando si, en vez de ser yo quien os ha sorprendido en la cocina, hubiera sido el, cuando tiene a esa joven bajo su proteccion? ?Bien? -Mark siguio callado-. Se acabo el coquetear con Alice. ?Lo entiendes? Se acabo. Y te aconsejo que pienses muy seriamente en tu futuro.

– Si, senor -murmuro el chico con frialdad.

En esos momentos, habria abofeteado aquella cara de fingida imperturbabilidad.

– Coge la capa. Vamos a echar un vistazo al estanque. A la vuelta, miraremos en las capillas de la iglesia.

– Es como buscar una aguja en un pajar -refunfuno Mark-. Lo que buscamos podria estar enterrado.

– No tardaremos mas que una hora. Venga. Y ve preparando el cuerpo para un bano en agua fria -anadi vengativamente-, bastante mas fria que los brazos de esa joven.

Nos pusimos en marcha en silencio. Yo estaba irritado por el atolondramiento y la insolencia de Mark, pero tambien porque lo que habia dicho sobre mis celos era cierto. Verlo estrechando a Alice entre sus brazos poco despues de que la muchacha rechazara los mios me habia desgarrado el corazon. Lo mire de reojo. Primero con Jerome y ahora con Alice. ?Como se las apanaba aquella obstinada criatura para hacer que siempre me sintiera culpable?

Al acercarnos a la iglesia, vimos que los monjes volvian a entrar en procesion. Simon ya estaba enterrado, pero iban a celebrar otra misa por su alma, cosa que no habian hecho con Singleton. Pense con amargura que Simon se habria contentado con la decima parte de los atributos y oportunidades que Dios habia prodigado a Mark. El ultimo hermano desaparecio en el interior del templo y la puerta se cerro con un golpe. Nosotros dejamos atras los edificios auxiliares y nos acercamos al cementerio laico.

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