recorria con la mirada al grupo. Todos tenian menos de cuarenta anos, ninguno era gordo. La mayoria tenia el cabello oscuro, no eran muy bajos de estatura ni median mas de uno ochenta. Sin embargo, en lo relativo al caracter, se trataba de una cuestion diferente.

Lewis se habia unido a la empresa hacia dos anos, entonces lucia rizos en el cabello. Pero cuando los demas empezaron a llamarlo 'afeminado', se habia dejado crecer un bigote grueso y amenazaba con el puno constantemente para acallar las lenguas sarcasticas. En esa epoca se habia presentado con una rubia tonta que llevaba zapatos escarlata de tacon puntiagudo y otra vez habia amenazado con el puno para silenciar los silbidos de los lobos. Durante el verano pasado, se habia cortado el cabello y afeitado el bigote, y la rubia tonta le habia dado un hijo que ambos adoraban.

Dave entro por las rejas haciendo rechinar su bicicleta oxidada, descarado, alegre y tan irresponsable como siempre. Su esposa hacia el papel de mama con el, lo mismo que con sus dos hijas, y toleraba generosamente los malos habitos de su marido de rondar la taberna y sus apuestas en las carreras de galgos.

Aziz llego tambien, ojos oscuros y deslumbrantes dientes blancos. Los deje mientras todo el mundo le contaba a Dave Yates y a Aziz Nader sobre mis aventuras nocturnas.

Isobel y Rose se presentaron y volvieron a quejarse amargamente de la condicion de difunto de la computadora. Pense en el difunto estado aun mas grave de la terminal que estaba en mi sala y por poco se me olvida que ese dia habia citado al tecnico para que la arreglara.

Llame por telefono a la oficina central que llevaba los numeros de mis tarjetas de credito y les pedi que cancelaran mis cuentas. Me comunique luego con la compania de seguros, en donde me prometieron que enviarian a un asesor.

Despues de eso, Aziz entro en la oficina.

– Harvey dice que no hay trabajo para mi el dia de hoy -indico-. Me pidio que te preguntara si querias que llevara a cabo el mantenimiento. Dos camiones necesitan cambio de aceite.

– Seria muy util -tome las llaves de la bodega de herramientas de mi escritorio y se las entregue-. Ahi encontraras todo lo necesario. Aziz -una idea terapeutica cruzo por la cabeza, que me dolia-, ?te importaria conducir mi Fourtrak a Heathrow para llevar a mi hermana a tomar el avion a Edimburgo?

– Con mucho gusto -respondio dispuesto.

– A las once en mi casa.

– En punto -convino.

Mientras los demas conductores empezaban a partir para realizar sus misiones del dia, aproveche para ir a casa a despedirme de Lizzie y suplicar su perdon por enviarla con Aziz.

– Te encuentras mas conmocionado de lo que quieres admitir -me acuso-. Deberias estar en cama, descansando.

– ?Ah, claro!

Meneo la cabeza para denotar su desaprobacion de hermana mayor y me palmeo la espalda en senal de afecto.

– Cuidate -aconsejo.

El telefono sono. Era la voz alterada de Isobel.

– El tecnico de las computadoras esta aqui. Asegura que alguien asesino nuestra maquina con un virus.

Capitulo 8

EL TECNICO de las computadoras, de veinte anos tal vez, tenia el cabello largo castano claro y se habia dado ya por vencido con nuestro hardware cuando regrese a la oficina.

– ?De que virus habla? -le pregunte ansioso. Me sentia acosado. Teniamos la gripe, intrusos, cadaveres, vandalos, golpes. Un virus en la computadora podia hacerme flaquear.

– Todos nuestros registros -se lamento Isobel.

– Y nuestras cuentas -intervino Rose.

– Es prudente siempre hacer respaldos -puntualizo el tipo de las computadoras, mirandonos con desden-. Invariablemente deben hacer respaldos, senoras.

– ?De que virus habla? -pregunte nuevamente.

– Tal vez Miguel Angel. Esta esparcido por todas partes -el joven lo deletreo como si yo fuera un analfabeto-. El seis de marzo es el cumpleanos de Miguel Angel. Si tiene el virus laten te en su computadora y la enciende ese dia, el virus se activa.

– Mmm. ?Vaya! El seis de marzo fue el domingo pasado. Nadie uso la computadora el domingo.

– Miguel Angel es un virus que se aloja en la seccion de arranque de la maquina -prosiguio el experto y, ante nuestras expresiones perplejas y de largo sufrimiento, explico-: basta con encender la computadora para que surta efecto. Todos los registros contenidos en el disco duro se borran de inmediato con Miguel Angel y se produce el mensaje 'Error fatal en disco'. Eso fi-le precisamente lo que le sucedio a su maquina. Perdieron los registros. Ahora no hay manera de recuperarlos.

Isobel me miro fijamente, le remordia la conciencia.

– Nos pediste a menudo que hicieramos copias de seguridad en los discos flexibles. Se que lo hiciste. Lo siento muchisimo.

Pero sucedia que si contabamos con discos de respaldo amplios que contenian todo lo que las dos secretarias habian ingresado en la computadora hasta el jueves anterior, inclusive. En algun momento comprendi que el proceso diario para obtener las copias de seguridad les resultaria aburrido. Las habia visto olvidarse de ello durante dias en algunas ocasiones. Al final, yo mismo me habia impuesto la tarea de realizar los respaldos diarios en la terminal de mi sala y almacenar los discos en mi caja fuerte.

Podia haberlas tranquilizado al asegurarles que contabamos con todos nuestros registros y normalmente eso es lo que habria hecho. Pero la suspicacia me detuvo. Tenia muchas sospechas, pero todas sin ningun fundamento.

– ?Que es un virus con exactitud? -Inquirio Rose, sintiendose terriblemente mal.

– Es un programa que le ordena a la computadora revolver o borrar todo el material que tiene almacenado. Por ejemplo, yo podria disenar un pequeno y dulce virus que ocasione que todas sus cuentas resulten equivocadas. Una vez que se ha desarrollado un programa como ese, tiene que esparcirse. Quiero decir, una computadora puede contagiarse del virus de otra. Todo lo que se requiere es un disco flexible que contenga el virus.

– ?Como puede descubrirse si uno tiene el virus?

– La manera de hacerlo es revisar la informacion de cualquier computadora. El disco que uso detecta y neutraliza mas de los doscientos virus mas comunes. ?Tienen otras terminales?

– Habia una en mi casa, pero los vandalos acabaron con ella.

El experto parecia escandalizado.

– ?Se refiere a un virus diferente?

– No, quiero decir un hacha.

El destrozo fisico de una computadora lo apeno, eso se notaba.

Prosegui:

– Supongo que no existe forma de saber si este virus fue introducido deliberadamente en nuestro sistema.

Me miro con seriedad.

– Seria muy poco etico hacerlo a proposito. La mayoria de los virus se esparce de manera accidental.

Le dije que desearia haberio conocido antes y le mencione el nombre de la empresa con la que habiamos tratado en el pasado.

Se rio.

– La mitad de las computadoras que vendieron estan infestadas de virus. Se desaparecieron de la noche a la manana porque ya sabian que el dia seis de marzo tendrian un ejercito de clientes furiosos que los demandarian hasta dejarlos en la calle. Hemos tenido docenas de casos como el suyo esta semana. No se trata de nuestros clientes, sino de los de ellos.

Isobel parecia horrorizada.

– Pero siempre fueron tan amables y acomedidos, venian cuando los necesitabamos.

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