siguiente. Les avise a Isobel y a Rose que volveria por la manana.
De regreso en casa, encendi el televisor de mi recamara y vi las carreras en Cheltenham. Me sente en un sillon, despues me acoste en la cama y me quede profundamente dormido.
EL JUEVES temprano por la manana, el dia de la Copa de Oro en Cheltenham, que una vez habia recibido con el pulso acelerado y la esperanza agolpada en el pecho, me desperte con una rigidez que hacia crujir mis extremidades. Deseaba con desesperacion hacerme un ovillo y dejar que el mundo pasara de largo.
En lugar de eso, me puse una camisa y una corbata y conduje hasta Winchester para la indagatoria sobre Kevin K. Ogden. Me detuve un momento en el camino para hablar con Isobel y Rose, y pense que podrian aprovechar el tiempo antes de que llegara el resucitador de computadoras, asi que les sugeri que hicieran una lista de todas las personas que se acordaran que habian estado en sus oficinas la semana anterior.
Me miraron con perplejidad. Docenas de personas habian cruzado su puerta, empezando por todos los conductores, a quienes por supuesto no tomaria en cuenta. Solo queria que pusieran en la lista a todos los demas visitantes.
Pase por Dave al restaurante y lo lleve conmigo a Winchester. La indagatoria resulto ser un asunto sencillo. El pesquisidor habia leido el papeleo antes de llegar a los procedimientos, y por esa razon considero que no tenia sentido perder el tiempo.
Le hablo con amabilidad a una mujer delgada, vestida de negro, que traslucia una gran tristeza. La senora admitio que si, que era Lynn Melissa Ogden, y tambien habia identificado el cadaver de su esposo, Kevin Keith.
Bruce Farway informo que lo habian llamado por telefono a la casa de Frederick Croft el jueves pasado por la noche y alli habia determinado la muerte de Kevin Keith Ogden. El pesquisidor acepto el informe del examen post mortem, que indicaba que la muerte del viajante se debia a un ataque al corazon. Hubo algunas preguntas breves dirigidas a Dave, a Sandy y a mi.
Despues el oficial reunio los papeles y, ecuanime, miro a todos los presentes.
– Este tribunal considera que el senor Kevin Keith Ogden murio por causas naturales. Gracias por su asistencia.
El pesquisidor esbozo una ultima sonrisa de compasion por la viuda y eso fue todo. Salimos en fila hasta llegar a la acera y oimos que la senora Ogden preguntaba con gran consternacion donde podria tomar un taxi.
– Senora Ogden -me ofreci-. ?Puedo llevarla?
Dirigio los ojos grises de mirada cansada hacia mi, y con ademanes balbuceantes contesto:
– Solo voy a la estacion del ferrocarril.
– La llevo.
Persuadi a Sandy de que llevara a Dave de regreso a Pixhill y parti a la estacion con la senora Ogden, quien estaba en franco estado de conmocion y tristeza.
– ?A que hora sale su tren?
– Falta mucho tiempo.
– ?Le gustaria tomar un cafe?
Respondio con desgano que le agradaria y se sento sin entusiasmo en un sillon en el recibidor vacio de un hotel de falso estilo Tudor. El cafe tardo mucho tiempo en llegar, pero estaba recien hecho. Lo llevaron en una cafetera con capullos de rosa de porcelana y crema, sobre una bandeja plateada.
– Fue un golpe terrible para usted -le dije-. Su hija debe ser un consuelo.
– Nunca tuvimos ninguna hija. Mi marido inventaba esa historia para viajar de manera gratuita -me lanzo una repentina mirada de temor, la primera grieta en el hielo-. Habia perdido su trabajo, ?sabe? Se dedicaba a las ventas. Era subgerente. La empresa se fusiono. La mayor parte de los funcionarios administrativos se volvio prescindible.
– Lo lamento mucho.
– Kevin estuvo desempleado durante cuatro anos. Gastamos el dinero que teniamos y nuestros ahorros… La sociedad constructora quiere recuperar la casa… y… y… esto es demasiado para mi.
Lynn Melissa Ogden parecia tan sumida en el piso como una tachuela. Tenia cabello castano canoso y lo llevaba peinado hacia atras atado con una cinta negra angosta. No usaba ningun cosmetico. Tenia algunas arrugas alrededor de la boca.
Le pregunte compasivamente.
– ?Tiene usted empleo?
– Ya no. Trabajaba en una verduleria, pero Kev tomo un poco de dinero de la caja y me despidieron.
– Comprendo -volvi a llenar su taza de cafe. Bebio distraidamente, la taza resonaba contra el plato cuando la ponia encima.
– ?Por que querria su esposo ir a la gasolinera de Chieveley?
– Tenia que ir -se detuvo, luego anadio-. ?Sabe? La gente le llamaba por telefono a la casa y le solicitaba que llevara cosas de un lugar a otro. Le dije que se meteria en problemas si hacia eso. Quiero decir, podria estar transportando fragmentos para construir bombas, o tal vez drogas, o todo tipo de cosas. A menudo llevaba perros o gatos, le gustaba hacerlo. La gente le pagaba el boleto del tren por llevar a los animales, pero el solia cambiar los boletos por dinero en efectivo y se iba pidiendo que lo llevaran gratis.
– Sin embargo, no llevaba ningun animal en mi camion transportador de caballos -replique.
– No -sonaba vacilante-. Pero era algo que tenia que ver con animales. Fue una respuesta al anuncio de
– ?Con quien iba a reunirse en Chieveley?
– La mujer no lo menciono. Simplemente dijo que alguien lo encontraria ahi, le pagaria y se llevaria la bolsa. Eso seria todo.
– ?No dijo lo que contenia?
– Si. Dijo que un termo, pero que no debia abrirlo.
– Mmm. ?Lo habra abierto?
– ?Oh, no! -estaba segura-. Tenia miedo de que no le pagaran. Y siempre decia que ojos que no ven, corazon que no siente.
?Pobre senora Ogden! La lleve a la estacion y espere con ella hasta que llego el tren. Me hubiera gustado darle dinero para ayudarla con sus problemas presentes, pero no crei que lo aceptara. Pense que Sandy Smith podria darme su direccion y le enviaria algo en memoria de Kevin Keith, quien parecia haberme precipitado en un torbellino.
AL SALIR de Winchester sono el telefono que traia en el automovil. Era la voz de Isobel.
– ?Ay, que bueno que te encuentro! He estado tratando de localizarte. La policia esta aqui. Se trata del Trotador. Quieren saber cuando volveras.
– Diles que estare ahi en veinte minutos. ?Fue el hombre de las computadoras?
– Si, esta aqui. Nina Young llamo. Ella y Nigel recogieron al saltador de exhibicion y ya vienen en camino. Me indico que te mencionara que no habia habido incidentes.
– Muy bien.
Complete el viaje e hice esperar a la policia en mi propia oficina mientras verificaba con el joven experto en computadoras la de Isobel. Si, confirmo, habia traido una computadora de reemplazo para mi casa. Miro su reloj.
– Tengo que ir a las caballerizas de Michael Watermead. Debo realizar el mismo tipo de trabajo que este. Terminare primero con la de el, despues regresare para arreglar la de usted.
Sin asimilar del todo el significado de la falla del disco duro de Watermead, me dirigi a la oficina, donde aguardaban los policias. Estos resultaron ser los dos cuyos modales habian despertado mi antagonismo el lunes pasado durante su visita. Necesitaban, segun dijeron, tomar algunas muestras de la tierra que habia alrededor y adentro del foso de inspeccion.
– ?Adelante! -repuse.
Me preguntaron, tal como Sandy habia predicho, lo que habia estado haciendo ese domingo por la manana. Les respondi la verdad. Lo anotaron dudosamente. Entendi por su actitud que todavia existia una indecision primordial acerca de como considerar la muerte del Trotador, como un accidente o algo peor.