Recorde un incidente, de la epoca en que yo era asistente de Gibarian. Un grupo de escolares que visitaba el Instituto Solarista en Aden habia llegado a la sala principal de la biblioteca y observaba las cajas de microfilms que se apilaban en toda la mitad izquierda del recinto. Se les explico que entre otros fenomenos inmortalizados por la imagen habia alli fragmentos de simetriadas desaparecidas hacia mucho tiempo; no fotografias aisladas sino bobinas enteras, ?mas de noventa mil!

Una chiquilla regordeta, de unos quince anos, miro resueltamente por encima de las gafas y pregunto:

« ?Y para que son? »

Siguio un embarazoso silencio. La maestra le echo a la nina una mirada severa, y entre los solaristas que actuaban como guias (yo era uno de ellos) nadie pudo responder. Cada simetriada es unica, y los fenomenos que sobrevienen en el interior parecen en general imprevisibles. Algunas veces no hay ningun sonido. A veces el indice de refraccion aumenta o disminuye. Otras, un cambio local en la gravitacion acompana a las pulsaciones, como si el corazon de la simetriada latiera gravitando. A veces, las brujulas de los observadores se ponen a girar, unas capas ionizadas aparecen y desaparecen… El catalogo podria continuar indefinidamente. Por otra parte, si un dia llegamos a resolver el misterio de las simetriadas, ?aun restarian las asimetriadas!

Las asimetriadas nacen como las simetriadas, pero terminan de un modo distinto. Exteriormente solo se observan estremecimientos, vibraciones y centelleos; sabemos sin embargo que en el interior de una asi-metriada los procesos se desarrollan a una velocidad que desafia las leyes fisicas; son los llamados « fenomenos cuanticos gigantes ». La analogia matematica con ciertos modelos tridimensionales del atomo es tan inestable y fugaz que algunos observadores la desechan considerandola de interes secundario, o meramente accidental. Las asimetriadas son de vida corta, quince o veinte minutos, y el fin es aun mas desconcertante que en una simetriada. Junto con el viento aullador que sopla en la asimetriada, un fluido espeso brota y gorgotea cubriendolo todo con una ebullicion de espuma; en seguida una explosion, acompanada por una erupcion fangosa, proyecta al aire una columna de escombros que caen en una lluvia turbia sobre el oceano agitado. Estos escombros aparecen a veces a decenas de kilometros del foco de la explosion; parecen copos consumidos, amarillentos, aplastados, cartilaginosos.

Otras creaciones mas raras, dificiles de observar y de variable duracion se desarrollan completamente fuera del oceano. Los primeros vestigios de estos « independientes » fueron identificados — erroneamente se demostro luego— como restos de unas criaturas que habitaban en las profundidades abisales. Estas formas autonomas recuerdan en general a pajaros de muchas alas, que huyen de las trompas moviles de los agilus; pero las preconcepciones terrestres no ayudan a dilucidar los misterios de Solaris. Alguna vez, aparicion excepcional en la ribera rocosa de una isla, se observan extranos cuerpos, parecidos a focas, que se revuelcan al sol o se arrastran perezosamente de vuelta al oceano.

No se salia del circulo de la experiencia humana. En cuanto a un primer contacto…

Los exploradores recorrian centenares de kilometros en las profundidades de las simetriadas, instalando aparatos grabadores y camaras automaticas. Los satelites artificiales captaban el nacimiento de los mi-moides y los longus, reproduciendo fielmente imagenes de crecimiento y destruccion. Las bibliotecas desbordaban, los archivos se acrecentaban, y el precio pagado por toda esta documentacion fue a menudo oneroso.

Una catastrofe tristemente celebre costo la vida de ciento seis personas, entre ellas el propio Giese, que a la sazon contaba sesenta anos; la expedicion estudiaba una simetriada perfectamente caracterizada, que fue destruida de improviso en un proceso propio de las asimetriadas. En dos segundos, una erupcion de barro gelatinoso engullo a setenta y nueve hombres, con maquinas y aparatos; otros veintisiete hombres que observaban la zona desde aviones y helicopteros, tambien fueron arrastrados al abismo. El lugar de la catastrofe, en la interseccion del paralelo 42 y el meridiano 89, lleva desde entonces el nombre de Erupcion de los Ciento Seis. Pero solo los mapas conservan el recuerdo de este cataclismo, del que no queda en el oceano ningun rastro.

A raiz de la Erupcion de los Ciento Seis, y por vez primera en la historia de los estudios solaristas, hubo varios petitorios que exigieron un ataque termonuclear contra el oceano. Esta respuesta hubiese sido mas cruel que una venganza: se pretendia destruir algo que no entendiamos. A pesar de que nunca se lo reconocio oficialmente, es probable que el ultimatum de Tsanken influyera sobre el resultado negativo del voto. Tsanken estaba al mando del equipo de reserva de Giese, y un error de transmision le habia salvado la vida; habia volado sin rumbo por encima del oceano y llego a las cercanias de la catastrofe — donde aun se veia la nube negra fungiforme— pocos minutos despues de la explosion.

Cuando se entero del proyecto de ataque nuclear, amenazo con volar la Estacion, junto con los diecinueve sobrevivientes.

Hoy no somos mas que tres en la Estacion. Supervisada por satelites, la edificacion de la Estacion ha sido una hazana tecnica que puede enorgullecer a los hombres; pero el oceano, en pocos segundos, levanta estructuras infinitamente mas notables. La Estacion es un disco de cien metros de radio; hay cuatro niveles en el centro y dos niveles en el contorno; gravitadores encargados de compensar las fuerzas de atraccion la mantienen a una altura de entre quinientos y mil metros por encima del oceano. Ademas de todos los aparatos de que disponen las estaciones ordinarias y los grandes sateloides de los otros planetas, la Estacion Solaris esta equipada con radares especiales, sensibles al mas minimo cambio en la superficie del oceano, y conectados a un circuito energetico auxiliar capaz de llevar el disco de acero a la estratosfera, en cuanto aparecen los signos precursores de una nueva construccion plasmatica.

Pero hoy, no obstante la presencia de nuestros fieles « visitantes », la Estacion estaba singularmente despoblada. Desde que los robots fueran encerrados en los depositos del nivel inferior — por una razon que yo ignoraba aun—, uno podia ir de un lado a otro por las cubiertas de este buque fantasma sin tropezarse con nadie; la tripulacion habia desaparecido y las maquinas continuaban funcionando.

Cuando devolvi a su estante el noveno volumen de la monografia de Giese, me parecio que el suelo de acero, revestido de plastico, habia vibrado bajo mis pies. Me detuve un momento, pero la vibracion no se repitio. Como la biblioteca estaba completamente aislada de las otras salas, esa vibracion solo podia tener un origen: la partida de un cohete. Este pensamiento me devolvio a la realidad. Todavia no me habia decidido a dejar la Estacion, como lo deseaba Sartorius. Simulando aprobar el plan, ya estaba postergando la iniciacion de las hostilidades, pues habia decidido salvar a Harey. ?Pero tenia Sartorius alguna posibilidad de exito? De cualquier modo, era fisico, y conocia bien el problema, mientras que yo, paradojicamente, solo podia contar con la superioridad del oceano. Durante una hora me afane en el estudio de los microfilms, tratando de comprender la fisica de los neutrinos a traves de un lenguaje matematico que no me era familiar. Al principio, la empresa me parecio sin esperanzas; no habia menos de cinco teorias sobre los campos de neutrinos, signo evidente de que ninguna era definitiva. Sin embargo, al fin consegui desbrozar una parcela de terreno bastante promisoria. Estaba copiando las formulas cuando oi que llamaban.

Me levante rapidamente y entreabri la puerta. Snaut alzo hacia mi un rostro reluciente de sudor. Detras, el corredor estaba desierto.

— Ah, eres tu… Entra.

— Si, soy yo.

Snaut hablaba con voz ronca. Tenia los parpados hinchados, y los ojos inyectados en sangre. Llevaba un delantal antirradiactivo de caucho reluciente, y unos tirantes le sostenian los viejos pantalones grasientos.

Paseo la mirada por la sala circular, uniformemente iluminada, y se detuvo en Harey; ella estaba de pie, en el fondo, al lado de un sillon. Snaut se volvio hacia mi; yo baje imperceptiblemente los parpados. El asintio y yo dije con aire desenvuelto:

— Harey, el doctor Snaut. Snaut, te presento a mi mujer.

— Yo… soy solo un miembro menor del equipo; no me hago ver con mucha frecuencia, por eso… — La vacilacion de Snaut se prolongo peligrosamente, pero al fin consiguio decir — Por eso no he tenido el placer de conocerla antes…

Harey sonrio y le tendio la mano. Snaut se la estrecho con cierta estupefaccion, parpadeo varias veces y se quedo mirando a Harey, sin decir nada.

Lo tome por el brazo.

— Disculpeme — le dijo a Harey—. Queria hablarte, Kelvin…

— Por supuesto. — La comedia me parecia siniestra ?pero que otra cosa podia hacer? — ?Harey, mi querida, no te molestes! Tenemos que discutir asuntos de trabajo bastante enojosos…

Tome a Snaut por el codo y lo lleve a las butacas del otro lado de la sala. Harey se sento en el sillon que yo habia ocupado antes, y lo hizo girar; ahora podia vernos por encima del libro.

—?Que hay de nuevo? — pregunte en voz baja.

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