a la vanguardia del ramo.

Aquel fue solo el principio. La mesa de dibujo de Kolvenik no cesaba de alumbrar nuevos avances y por fin fue nombrado ingeniero jefe del taller de diseno y desarrollo.

Meses mas tarde un desafortunado incidente puso a prueba el talento del joven Kolvenik. El hijo del fundador de la Velo Granell sufrio un terrible accidente en la factoria. Una prensa hidraulica le corto ambas manos como las fauces de un dragon. Kolvenik trabajo incansablemente durante semanas para crear unas nuevas manos de madera, metal y porcelana, cuyos dedos respondian al comando de los musculos y tendones del antebrazo.

La solucion ideada por Kolvenik empleaba las corrientes electricas de los estimulos nerviosos del brazo para articular el movimiento.

Cuatro meses despues del suceso, la victima estrenaba unas manos mecanicas que le permitian agarrar objetos, encender un cigarro o abotonarse la camisa sin ayuda. Todos convinieron que esta vez Kolvenik habia superado todo lo imaginable.

El, poco amigo de elogios y euforias, afirmo que aquello no era mas que el despuntar de una nueva ciencia. En pago a su labor, el fundador de la Velo Granell le nombro director general de la empresa y le ofrecio un paquete de acciones que le convertia virtualmente en uno de los duenos junto con el hombre a quien su ingenio habia dotado de nuevas manos.

Bajo la direccion de Kolvenik, la Velo Granell tomo un nuevo rumbo. Amplio su mercado y diversifico su linea de productos. La empresa adopto el simbolo de una mariposa negra con las alas desplegadas, cuyo significado Kolvenik nunca llego a explicar. La factoria fue ampliada para el lanzamiento de nuevos mecanismos: miembros articulados, valvulas circulatorias, fibras oseas y un sinfin de ingenios. El parque de atracciones del Tibidabo se poblo de automatas creados por Kolvenik como pasatiempo y campo de experimentacion.

La Velo Granell exportaba a toda Europa, America y Asia. El valor de las acciones y la fortuna personal de Kolvenik se dispararon, pero el se negaba a abandonar aquel modesto piso de la calle Princesa. Segun decia, no habia motivo para cambiar. Era un hombre solo, de vida sencilla, y aquel alojamiento bastaba para el y sus libros.

Aquello habria de cambiar con la aparicion de un nueva pieza en el tablero. Eva Irinova era la estrella de un nuevo espectaculo de exito en el Teatro Real. La joven, de origen ruso, apenas contaba con diecinueve anos. Se decia que por su belleza se habian suicidado caballeros en Paris, Viena y otras tantas capitales. Eva Irinova viajaba rodeada de dos extranos personajes, Sergei y Tatiana Glazunow, hermanos gemelos. Los hermanos Glazunow actuaban como representantes y tutores de Eva Irinova. Se decia que Sergei y la joven diva eran amantes, que la siniestra Tatiana dormia en el interior de un ataud en las fosas del escenario del Teatro Real, que Sergei habia sido uno de los asesinos de la dinastia Romanov, que Eva tenia la capacidad de hablar con los espiritus de los difuntos… Toda suerte de rocambolescos chismes de farandula alimentaban la fama de la bella Irinova, que tenia a Barcelona en su puno.

La leyenda de Irinova llego a oidos de Kolvenik. Intrigado, acudio una noche al teatro para comprobar por si mismo la causa de tanto revuelo. En una noche Kolvenik quedo fascinado por la joven.

Desde aquel dia, el camerino de Irinova se convirtio literalmente en un lecho de rosas. A los dos meses de la revelacion, Kolvenik decidio alquilar un palco en el teatro. Acudia alli todas las noches a contemplar embelesado el objeto de su adoracion. Ni que decir tiene que el asunto era la comidilla de toda la ciudad.

Un buen dia, Kolvenik convoco a sus abogados y los instruyo para que hiciesen una oferta al empresario Daniel Mestres. Queria adquirir aquel viejo teatro y hacerse cargo de las deudas que arrastraba. Su intencion era reconstruirlo desde los cimientos y transformarlo en el mayor escenario de Europa. Un deslumbrante teatro dotado de todos los adelantos tecnicos y consagrado a su adorada Eva Irinova. La direccion del teatro se rindio a su generosa oferta. El nuevo proyecto fue bautizado como el Gran Teatro Real.

Un dia mas tarde, Kolvenik propuso matrimonio a Eva Irinova en perfecto ruso. Ella acepto.

Tras la boda, la pareja planeaba trasladarse a una mansion de ensueno que Kolvenik estaba haciendose construir junto al parque Guell. El mismo Kolvenik habia entregado un diseno preliminar de la fastuosa construccion al taller de arquitectura de Sunyer, Balcells y Baro. Se decia que nunca jamas se habia gastado semejante suma en una residencia privada en toda la historia de Barcelona, lo cual era mucho decir. Sin embargo, no todos estaban complacidos con este cuento de hadas. El socio de Kolvenik en la Velo Granell no veia con buenos ojos la obsesion de este. Temia que destinase fondos de la empresa para financiar su delirante proyecto de convertir el Teatro Real en la octava maravilla del mundo moderno. No andaba muy desencaminado. Por si eso fuese poco, empezaban a circular por la ciudad rumores en torno a practicas poco ortodoxas por parte de Kolvenik. Surgieron dudas respecto a su pasado y a la fachada de hombre hecho a si mismo que se complacia en proyectar. La mayoria de esos rumores moria antes de llegar a las imprentas de la prensa, gracias a la implacable maquinaria legal de la Velo Granell. El dinero no compra la felicidad, solia decir Kolvenik; pero compra todo lo demas.

Por su parte, Sergei y Tatiana Glazunow, los dos siniestros guardianes de Eva Irinova, veian peligrar su futuro. No habia habitacion para ellos en la nueva mansion en construccion. Kolvenik, previendo el problema con los gemelos, les ofrecio una generosa suma de dinero para anular su supuesto contrato con Irinova. A cambio debian abandonar el pais y comprometerse a no volver jamas ni a intentar ponerse en contacto con Eva Irinova. Sergei, inflamado de furia, se nego en redondo y juro a Kolvenik que nunca se libraria de ellos dos.

Aquella misma madrugada, mientras Sergei y Tatiana salian de un portal en la calle Sant Paul, una rafaga de disparos efectuados desde un carruaje estuvo a punto de acabar con sus vidas. El ataque se atribuyo a los anarquistas. Una semana mas tarde, los gemelos firmaron el documento en el que se comprometian a liberar a Eva Irinova y a desaparecer para siempre.

La fecha de la boda entre Mijail Kolvenik y Eva Irinova quedo fijada para el veinticuatro de junio de 1935. El escenario: la catedral de Barcelona.

La ceremonia, que algunos compararon con la coronacion del rey Alfonso XIII, tuvo lugar una manana resplandeciente. Las multitudes acaparaban cada rincon de la avenida de la catedral, ansiosas por embeberse del fasto y la grandeza del espectaculo. Eva Irinova jamas habia estado mas deslumbrante. Al son de la marcha nupcial de Wagner, interpretada por la orquesta del Liceo desde las escalinatas de la catedral, los novios descendieron hacia el carruaje que los esperaba. Cuando apenas faltaban tres metros para llegar al coche de caballos blancos, una figura rompio el cordon de seguridad y se abalanzo hacia los novios. Se escucharon gritos de alarma. Al volverse, Kolvenik se enfrento a los ojos inyectados en sangre de Sergei Glazunow.

Ninguno de los presentes conseguiria olvidar jamas lo que sucedio a continuacion. Glazunow extrajo un frasco de vidrio y lanzo el contenido sobre el rostro de Eva Irinova. El acido quemo el velo como una cortina de vapor. Un aullido quebro el cielo. La multitud estallo en una horda de confusion y, en un instante, el asaltante se perdio entre el gentio.

Kolvenik se arrodillo junto a la novia y la tomo en sus brazos.

Las facciones de Eva Irinova se deshacian bajo el acido como una acuarela fresca en el agua. La piel humeante se retiro en un pergamino ardiente y el hedor a carne quemada inundo el aire. El acido no habia alcanzado los ojos de la joven. En ellos podia leerse el horror y la agonia. Kolvenik quiso salvar el rostro de su esposa, aplicando sus manos sobre el. Tan solo consiguio llevarse pedazos de carne muerta mientras el acido devoraba sus guantes. Cuando Eva perdio finalmente el conocimiento, su cara no era mas que una grotesca mascara de hueso y carne viva.

El renovado Teatro Real nunca llego a abrir sus puertas. Tras la tragedia, Kolvenik se llevo a su mujer a la mansion inacabada del parque Guell. Eva Irinova jamas volvio a poner los pies fuera de aquella casa. El acido le habia destrozado completamente el rostro y habia danado sus cuerdas vocales. Se decia que se comunicaba a traves de notas escritas en un bloc y que pasaba semanas enteras sin salir de sus habitaciones.

Por aquel entonces, los problemas financieros de la Velo Granell empezaron a insinuarse con mas gravedad de

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