me amenazaba y que se acercaba cada vez mas, y esta sensacion de angustia ya no me abandonaria mientras el estuvo hablando.

– Sea como usted dice -prosiguio Felix. Y con su mano vendada hizo un gesto de disculpa-. En realidad, no tiene la menor importancia el lugar adonde se dirigio usted. Pero cuando al cabo de medio ano volvio, le esperaba un cambio en su situacion sentimental con respecto a mi hermana para el que sin duda alguna no estaba preparado: encontro a Dina casada con otro hombre. Usted se habia convertido en un extrano para ella.

Si. Eso era exactamente lo que habia ocurrido. Y ahora, mientras lo oia de nuevo por boca de Felix, el dolor pasado renacia dentro de mi con todo su antiguo impetu, la rabia por el desengano sufrido volvia a quemarme las entranas, y con ella se mezclaba un nuevo sentimiento, desconocido para mi hasta aquel momento: el del odio contra aquel muchacho que estaba ante mi y que con sus manos removia todo lo que yo me habia esforzado durante tanto tiempo por enterrar en lo mas profundo de mi ser. ?Acaso debia seguir escuchandole sin hacer nada? ?Debia ver impasible como ponia al descubierto, ante la mirada indiscreta de unos extranos, lo que durante anos habia sido mi secreto? ?Basta pues!, grite para mis adentros, y senti un deseo irreprimible de lanzarme contra el para poner asi fin de una vez por todos a aquella escena. Pero ahi estaba de nuevo el miedo, el temor ante algo indefinido cuya amenazadora proximidad podia sentir perfectamente, y ese miedo me atenazaba y me dejaba completamente indefenso, desplomandose sobre mi con todo el peso de una pesadilla.

El hermano de Dina siguio hablando con su voz completamente libre de toda afectacion, y no tuve mas remedio que escucharlo.

– El hecho de que una mujer que creia encadenada a usted para siempre pasara a pertenecer a otro fue, por lo que parece, superior a sus fuerzas. Habia sufrido una derrota y sintio que aquello era como un desafio. Recuperar a Dina se convirtio en la empresa de su vida. Todos y cada uno de sus actos desde aquel momento, incluso los mas insignificantes y los mas nimios, han sido pensados unica y exclusivamente para alcanzar este objetivo.

Hizo una pausa, quiza para darme tiempo a decir algo, para que pudiera responder a sus acusaciones. Pero nada dije, de modo que prosiguio con su ataque.

– Le llevo observando desde hace tiempo. Durante anos he mantenido mi mirada clavada en usted, lleno de interes, como si al fin y al cabo no se tratara mas que de un reto deportivo o de una excitante partida de ajedrez, como si estuviera en juego una copa y no la felicidad de mi hermana. Le vi acercarse por los caminos mas insospechados, le vi evitar obstaculos, enfrentarse a ellos; le vi dar circulos alrededor de esta casa, y sus circulos se volvieron cada vez mas y mas estrechos. Por fin encontro la manera de que un buen dia le invitaran, y entonces se interpuso entre Dina y su marido.

Sentia que se acercaba el momento. Mis manos temblaban por aquella espera exasperante, no podia ni respirar, de tanto como me oprimia el silencio que reinaba en la habitacion. Tuve una sensacion de verdadero alivio cuando por fin Felix comenzo a hablar de nuevo:

– Y ahora ya puedo decirle, capitan, que nunca dude de quien seria el vencedor en esta lucha. Usted era el mas fuerte, porque solo tenia un objetivo en la cabeza, y todo lo demas en su vida habia pasado a un segundo plano. Esto, la verdad sea dicha, le convertia en invencible. Para mi estaba completamente claro que aquel matrimonio se iria tarde o temprano a pique, y solo porque usted se lo habia propuesto, capitan.

Volvio a callar, y mi angustia me resulto ya insoportable. Transcurrio casi medio minuto, mire al doctor Gorski: estaba apoyado sobre el escritorio y se mostraba nervioso y tenso, la expresion de su rostro denotaba una perplejidad absoluta, total; me di cuenta de que no cabia esperar ningun tipo de ayuda de su parte. El ingeniero seguia sentado en el sillon, envuelto en una nube de humo y estudiando con aire aburrido la punta de sus dedos, como si estuviera con sus pensamientos en otra parte. Por fin Felix volvio a interrumpir aquel silencio horrible.

– Ahora ya ha pasado todo. Usted ha perdido la partida, baron. Ha cometido un error decisivo. ?Me comprende? Dina no soportaria ni por un instante sentir cerca de ella al hombre que lleva en la conciencia la muerte de su marido.

Asi que eso era todo. Asi que esta era la amenaza que tanto me habia hecho temblar. Y ahora que la acusacion habia sido formulada me parecio de pronto tan absurda, y tan ridicula. Recobre la seguridad en mi mismo, me libere del miedo que me atenazaba: estaba ante un adversario que ya habia gastado su unica bala sin dar en el blanco. Ahora dependia todo de mi. Sentia una superioridad sin limites frente a ese muchacho que se habia atrevido a provocarme. Ahora yo era el mas fuerte, y ya sabia como tenia que actuar.

Me acerque a el y lo mire fijamente a los ojos.

– Espero -comence -que no se le habra ocurrido en serio echarme a mi ni a nadie la culpa por este desgraciado accidente.

Mis palabras surtieron el efecto deseado. No pudo sostener mi mirada, se desconcerto y dio un paso atras:

– Me deja usted perplejo, capitan -respondio-. Lo hubiera esperado todo de usted antes que ver como se negaba a reconocer su comportamiento. Si he de hablarle con franqueza, no le comprendo. ?No teme que su actitud sea mal interpretada? Nunca habia notado en usted falta de valor.

– La cuestion de mi presunta falta de valor dejemosla para mas adelante, si a usted le parece -le respondi en un tono que no dejaba lugar a dudas con respecto a mis intenciones -. ?Tiene la amabilidad de explicarme antes que nada que papel he desempenado, segun usted, en todo este asunto?

Su desconcierto inicial habia sido sincero, pero entretanto Felix habia recobrado el control de si mismo.

– Tenia la esperanza de que me evitaria usted esto. Pero si insiste… Para decirlo brevemente: no se como se habia enterado de que mi cunado habia confiado sus ahorros, junto con el pequeno capital de mi hermana, al banco Bergstein, sobre cuya quiebra ya han informado los periodicos de hoy. Usted sabia tambien, o al menos podia haberlo intuido, que Dina estaba decidida a mantener oculta la catastrofe ante su marido tanto tiempo como le fuera posible. El conocimiento de estos dos detalles se convirtio en manos suyas en una verdadera arma mortal. A lo largo de toda la tarde ha hecho repetidos intentos de sacar el asunto a colacion. Una y otra vez apunto su arma sobre Eugen, y luego, sintiendose observado por mi o por Dina, la dejo caer de nuevo. La ocasion no era todo lo favorable que usted queria, de modo que se agazapo e inicio una paciente espera. ?Debo continuar? Cuando Eugen abandono el salon, usted marcho tras el y lo siguio hasta aqui. Por fin podia estar a solas con el, ya no habia nadie que pudiera frustrarle sus planes. Sin piedad alguna le comunico lo que habiamos estado ocultandole entre todos. Entonces lo dejo a solas, y un par de minutos mas tarde, tal y como usted habia previsto, sono el disparo. No le resulto dificil, ?verdad, capitan? Sabiendo que Eugen Bischoff hacia ya tiempo que habia perdido la fe en si mismo y en el futuro…

– Fueron dos disparos -dijo de pronto el ingeniero, pero nadie parecio prestarle demasiada atencion.

Me parecio el momento oportuno para poner fin a toda aquella larga explicacion.

– ?Es eso todo? -pregunte.

Felix no dijo nada.

– ?Ha informado ya a su senora hermana de sus conjeturas?

– Si, he hablado con mi hermana de ello.

– Pues tendra la bondad de decirle hoy mismo a su senora hermana que soy completamente ajeno a todo este asunto, y que sus suposiciones son completamente erroneas. Ni he hablado con Eugen Bischoff ni he entrado para nada en esta habitacion.

– Dina ya no esta aqui. Hace media hora que la hemos enviado a casa de sus padres. ?Y dice usted que no ha entrado para nada en esta habitacion?

– Le doy mi palabra.

– ?Su palabra de oficial?

– Mi palabra de honor.

– Su palabra de honor -repitio Felix lentamente.

Permanecia ante mi, ligeramente inclinado hacia adelante. Movio un par o tres de veces la cabeza. Luego cambio su actitud. Se irguio de nuevo y se puso en posicion de firmes, como un hombre que ha acabado una tarea ardua y penosa. En sus labios apretados se dibujo una leve sonrisa, durante apenas un segundo, y luego desaparecio de nuevo.

– Su palabra de honor -volvio a repetir-. Naturalmente, esto cambia las cosas, esto lo hace todo mucho mas sencillo. Sin embargo, si es tan amable de prestarme unos segundos de atencion… Resulta que el visitante desconocido ha olvidado un objeto aqui, en esta habitacion. No es nada que tenga un valor especial, es posible incluso que todavia no lo haya echado en falta. Fijese usted en esto.

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