Pocos minutos despues bajo a la calle.
35
La mujer, que se llamaba Ho, podia ser la hermana menor de Hong. Al verla de cerca, la asombro el parecido no solo por el peinado, sino tambien por la dignidad que emanaba de su persona. Cuando Birgitta bajo a la calle, Ho aun tenia la hoja de abedul en la mano.
La mujer se presento en un ingles impecable, igual que Hong.
– Tengo un mensaje para ti -le dijo Ho-. Si no te molesto…
– Mi jornada laboral ha terminado.
– No entendi una sola palabra de lo que se dijo en la sala, pero me di cuenta del respeto con que todos te trataban.
– Hace unos meses, tuve la oportunidad de presenciar un juicio en China. Tambien lo presidia una jueza, a la que todos miraban con gran respeto.
Birgitta Roslin le pregunto si queria ir a una cafeteria o a un restaurante, pero Ho senalo los bancos de un parque cercano.
Las dos mujeres fueron a sentarse en uno de ellos. A pocos metros de donde se encontraban habia un grupo de hombres de cierta edad a los que Birgitta habia visto muchas veces. Tenia el vago recuerdo de haber condenado a uno de ellos por alguna falta que habia olvidado. «Son los eternos habitantes del parque. Los borrachos de los jardines, hombres solitarios que barren la hojarasca de los cementerios, los que hacen que gire la rueda de la sociedad sueca. Si anulamos su presencia, ?que nos queda?», solia preguntarse.
Entre los borrachos agrupados en torno al banco habia un hombre de color. Tambien en esas esferas iba adquiriendo su identidad la nueva Suecia.
Birgitta Roslin sonrio para si.
– Ha llegado la primavera -comento.
– He venido para hablarte de la muerte de Hong.
Birgitta no sabia cual seria el mensaje de aquella mujer, pero desde luego no se esperaba aquello. Sintio una punzada, no de dolor, sino de un panico repentino.
– ?Que paso?
– Fallecio en un accidente de trafico durante un viaje a Africa. Su hermano estaba con ella, pero sobrevivio. Bueno, quiza ni siquiera iba en el coche. La verdad es que desconozco los detalles.
Birgitta se quedo muda mirando a Ho, procesando la informacion, intentando comprenderla. El flamante colorido de la primavera quedo de pronto ensombrecido por la noticia.
– ?Cuando sucedio?
– Hace varios meses.
– ?En Africa?
– La querida Hong formaba parte de una delegacion que viajo a Zimbabue. Nuestro ministro de Comercio, el senor Ke, hizo al pais africano una visita que se consideraba de capital importancia. El accidente ocurrio durante un viaje a Mozambique.
Dos de los borrachos empezaron a gritarse y a golpearse.
– Vamonos -dijo Birgitta al tiempo que se levantaba del banco.
Fueron a una pasteleria que quedaba cerca y donde apenas si habia clientes. Birgitta le pidio a la joven camarera que bajase el volumen de la musica.
La joven obedecio. Ho pidio una botella de agua mineral y Birgitta tomo cafe.
– Cuentame -rogo Birgitta-, con todo lujo de detalles y despacio, todo lo que sepas. Durante los pocos dias que tuve oportunidad de conocer a Hong, se convirtio en algo asi como una amiga. Pero ?quien eres tu? ?Quien te ha enviado desde tan lejos, desde el mismo Pekin? Y, ante todo, ?por que?
Ho meneo la cabeza.
– No, no, vengo de Londres. Hong tenia muchos amigos que lamentan su muerte. Ma Li, que estuvo con ella en Africa, fue la que me dio la noticia de su muerte. Y me pidio que me pusiera en contacto contigo.
– ?Ma Li?
– Otra amiga de Hong.
– Bueno, empieza desde el principio -propuso Birgitta-. Aun me cuesta creer lo que dices.
– A todos nos cuesta y, aun asi, es la verdad. Ma Li me escribio para contarme lo sucedido.
Birgitta Roslin espero a que continuara, pero comprendio que el silencio tambien llevaba un mensaje en torno al cual Ho intentaba crear un espacio, para encerrarlo en el.
– Los datos se contradicen -observo Ho-. A juzgar por las palabras de Ma Li, era como si ella supiese que Hong iba a morir antes de que ocurriese, como si se tratase de una verdad anunciada.
– ?Por quien lo supo ella?
– Por Ya Ru, el hermano de Hong. Segun conto, Hong quiso hacer una excursion por la sabana para ver animales salvajes. Lo mas probable es que el chofer fuese a demasiada velocidad, el coche volco y Hong murio en el acto. El coche empezo a arder, pues estallo el deposito de la gasolina.
Birgitta meneaba la cabeza, un escalofrio recorrio todo su cuerpo. Sencillamente, no podia imaginarse a Hong muerta y, ademas, victima de algo tan banal como un accidente de trafico.
– Pocos dias antes de morir, Hong mantuvo una larga conversacion con Ma Li -prosiguio Ho-. Ignoro sobre que hablaron, pues Ma Li no traiciona la confianza de sus amigos, pero se que Hong le dio instrucciones precisas. Si algo le sucedia, tu debias saberlo.
– ?Por que? Yo apenas la conocia.
– No sabria decirte.
– Ma Li te lo explicaria, ?no?
– Hong queria que supieras donde puedes encontrarme en Londres, por si alguna vez necesitabas ayuda.
Birgitta Roslin sintio como el miedo crecia en su interior. «Es un reflejo de lo que me sucedio a mi», penso. «A mi me robaron en una calle de Pekin, Hong sufre un accidente en Africa. De algun modo, los dos hechos estan relacionados.»
El mensaje de Hong la aterrorizo. «Si alguna vez necesitas ayuda, debes saber que en Londres hay una mujer llamada Ho.»
– Pero no entiendo a que te refieres. ?Has venido para prevenirme? ?De que, que podria pasar?
– Ma Li no me dio detalles.
– Pero lo que decia en la carta basto para que vinieses hasta aqui. ?Sabias donde encontrarme, como localizarme? ?Que te escribio Ma Li?
– Hong le habia hablado de la jueza sueca, la senora Roslin, amiga suya desde hacia muchos anos. Y le conto el lamentable suceso del robo y la investigacion policial.
– ?De verdad que fue eso lo que dijo?
– Te estoy citando la carta. Palabra por palabra. Ademas, Hong hablaba de la fotografia que le habias mostrado.
Birgitta Roslin dio un respingo.
– ?Es eso cierto? ?Le hablo de la fotografia? ?Dijo algo mas?
– Si, que creias que era de un chino que tenia algo que ver con unos asesinatos en Suecia.
– ?Que dijo del hombre?
– Hong estaba preocupada. Al parecer, habia descubierto algo.
– ?Que?
– No lo se.
Birgitta Roslin guardo silencio. Intentaba interpretar el mensaje de Hong. No podia tratarse mas que de un grito de advertencia lanzado desde el silencio. ?Abrigaria Hong la sospecha de que a ella pudiese ocurrirle algo? ?O sabia que Birgitta estaba en peligro? ?Habria averiguado quien era el hombre de la fotografia? Y, de ser asi, ?por que no se lo conto?
Birgitta sentia crecer el malestar. Callaba y miraba a Ho, a la espera de que dijese algo mas.