surgiera Lilly Quinlan.
– Aqui estan. Pienso ponerme hoy o volver manana.
Iba contra la politica de la empresa que Pierce se llevara los formularios a casa para revisarlos.
Condon asintio a modo de aprobacion.
– Muy bien. Entonces, ?todo en orden? ?Estas bien?
– ?Te refieres a Nicki y todo eso?
Charlie asintio.
– Si, estoy bien. Trato de mantener la cabeza en otras cosas.
– Como el laboratorio, espero.
Pierce se reclino en la silla, separo las manos y sonrio. Se pregunto que le habria explicado Monica a Condon cuando este habia llamado al apartamento.
– Aqui estoy.
– Bueno, bien.
– Por cierto, Nicole dejo otro recorte en el archivo de Bronson sobre el acuerdo con Tagawa. Ha salido en los medios.
– ?Alguna novedad?
– Nada que no supieramos. Elliot dijo algo de los biologicos. Muy general, pero nunca se sabe. Tal vez tiene noticias de Proteus.
Mientras lo decia, Pierce miro mas alla de Condon al cartel enmarcado que colgaba en la pared de su oficina, junto a la puerta. Era el poster de la pelicula de 1966
– A Elliot le gusta hablar -dijo Condon-. No se como podria saber algo de Proteus. Pero despues de que se registre la patente lo conocera. Se pondra hecho una furia. Y Tagawa sabra que no ha apostado al caballo ganador.
– Si, eso espero.
Ese mismo ano habian flirteado con Tagawa, pero la empresa japonesa queria una porcion demasiado grande de la compania a cambio de su dinero, y las negociaciones se rompieron pronto. Aunque Proteus se menciono en las primeras reuniones, los representantes de Tagawa jamas llegaron a estar completamente informados y nunca se acercaron al laboratorio. Pierce trato de recordar que se menciono exactamente del proyecto, porque era logico que la informacion hubiera pasado al nuevo socio de Tagawa, Elliot Bronson.
– Si necesitas algo, hazmelo saber.
La intervencion saco a Pierce de sus pensamientos.
– Gracias, Charlie. ?Te vuelves a casa?
– Probablemente, Melissa y yo vamos a cenar a Jar esta noche. ?Quieres venir? Puedo llamar y que preparen la mesa para tres.
– No, pero gracias. Hoy me llegan los muebles y seguramente me dedicare a poner orden en casa.
Charlie asintio y luego dudo un momento antes de plantear la siguiente pregunta.
– ?Vas a cambiar tu numero de telefono?
– Si, creo que he de hacerlo. Sera lo primero que haga el lunes. Monica te lo ha contado, ?eh?
– Un poco. Me ha dicho que te han dado el viejo numero de una prostituta y que los tios no paran de llamar.
– Es chica de compania, no prostituta.
– Ah, no sabia que hubiera una gran diferencia.
Pierce no podia creer que hubiera saltado a defender a una mujer a la que ni siquiera conocia. Sintio que se ruborizaba.
– Probablemente no la hay. Da igual, cuando te vea el lunes ya podre darte un numero nuevo, ?vale? Quiero terminar aqui, asi podre ir al laboratorio y hacer algo hoy!
– Muy bien, socio. Nos vemos el lunes.
Condon se marcho, y cuando Pierce se hubo asegurado de que estaba al otro lado del pasillo, se levanto y cerro la puerta. Se pregunto que mas le habria contado Monica, y si ella estaba dando la voz de alarma respecto a sus actividades. Penso en llamarla, pero decidio esperar a mas tarde, para hablar con ella en persona.
Volvio a la agenda de Lilly y la repaso otra vez. Casi al final se fijo en una anotacion en la cual no habia reparado antes. Simplemente decia USC y habia un telefono. Pierce penso en el sobre que habia visto en casa de Lilly. Levanto el telefono y marco el numero. Le salio una grabacion de la oficina de admisiones de la Universidad del Sur de California. La oficina estaba cerrada los fines de semana.
Pierce colgo. Se pregunto si Lilly habia pasado por el proceso de solicitar plaza para la universidad cuando habia desaparecido. Tal vez estaba tratando de dejar el oficio. Tal vez esa era la razon de su desaparicion.
Puso la agenda a un lado y abrio la factura de la Visa. No habia ninguna compra con tarjeta correspondiente al mes de agosto y se fijo en que habia un plazo vencido de 354,25 dolares. El pago debia haberse hecho efectivo el 10 de agosto.
El extracto del Washington Savings amp; Loan era el documento siguiente. Se trataba de un extracto combinado que mostraba los saldos en cuenta corriente y en cuentas de ahorro. Lilly Quinlan no habia hecho ningun deposito en el mes de agosto, pero no andaba corta de fondos. Tenia 9.240 dolares en la cuenta corriente y 54.542 en las de ahorros. No bastaba para cuatro anos en la USC, pero habria sido un solido punto de partida si Lilly estaba cambiando de rumbo.
Pierce reviso el extracto y la coleccion de cheques que el banco le habia cargado en cuenta. Se fijo en uno a Vivian Quinlan por 2.000 dolares y supuso que esa era la cuota mensual de mantenimiento materno. Otro cheque, este de 4.000 dolares, habia sido extendido a James Wainwright y en la linea de comentarios Lilly habia escrito «Alquiler».
Pierce se golpeo suavemente la mejilla con el cheque mientras pensaba en el posible significado de este dato. Le parecia que 4.000 dolares era una suma excesiva para el bungalo de Altair. Se preguntaba si habia pagado por mas de un mes con el cheque.
Volvio a poner el cheque en la pila y termino de revisar los registros bancarios. No hubo nada mas que captara su interes y volvio a poner los cheques y el extracto en el sobre.
La sala de fotocopias del tercer piso estaba cerca del despacho de Pierce. La sala, ademas de una copiadora y un fax, contenia una trituradora de documentos. Pierce entro, abrio su mochila y echo la correspondencia de Lilly Quinlan a la trituradora. El silbido de la maquina le parecio lo bastante audible como para llamar la atencion del servicio de seguridad. Pero no vino nadie. Sintio que lo invadia una sensacion de culpa. No sabia nada de las leyes de robo de correspondencia federal, pero estaba seguro de que probablemente habia agravado el delito al destruir el correo.
Cuando hubo finalizado se asomo al pasillo y verifico que estaba solo en la planta. Entonces volvio y abrio uno de los archivadores donde se almacenaban las resmas de papel de copia. Saco de la mochila la agenda de Lilly Quinlan y la dejo detras del papel apilado. Creia que podria quedarse alli un mes sin que nadie la descubriera.
Una vez que concluyo con la ocultacion y destruccion de las pruebas de su delito, Pierce cogio el ascensor al sotano y paso por la trampa hasta el complejo de laboratorios. Se fijo en la lista de entrada y vio que esa manana habia estado Grooms, asi como Larraby y algunas otras ratas de laboratorio de un nivel mas bajo en el escalafon laboral. Todos habian entrado y salido. Pierce cogio el boligrafo y estaba a punto de firmar cuando se lo penso mejor.
En la consola de ordenadores, Pierce introdujo las tres claves en el orden correcto para un sabado y se conecto. Abrio los protocolos de pruebas del proyecto Proteus. Empezo a leer los resumenes de los tests mas recientes de indices de conversion de energia celular, que habia realizado Larraby esa manana.
Pero entonces se detuvo. Seguia sin poder concentrarse en el trabajo. Estaba consumido por otras ideas, y sabia por experiencia del pasado -y el proyecto Proteus era un ejemplo- que tendria que terminar con aquello que le absorbia si queria volver al trabajo.
Apago el ordenador y salio del laboratorio. De regreso en su despacho, saco la libreta de la mochila y marco el numero del detective privado Philip Glass. Como esperaba, teniendo en cuenta que era sabado por la tarde, le salio el contestador. Dejo un mensaje.