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El Grand Royale era una monstruosidad de dos plantas, una caja de estuco deteriorada cuyo intento de tener estilo empezaba y acababa en el diseno a la moda de las letras del nombre clavadas sobre la entrada. Las calles de West Hollywood y algunos otros lugares llanos de la ciudad eran una sucesion de disenos asi de banales. Los apartamentos apinados desplazaron a los pequenos bungaloes en los anos cincuenta y sesenta, reemplazando la autentica clase con falsos ornamentos y nombres que reflejaban exactamente lo que no eran.
McCaleb y Winston entraron en el apartamento del segundo piso que habia pertenecido a Edward Gunn junto con el conserje, un hombre llamado Rohrshak («como el del test, pero se escribe de otra forma»).
Si no hubiese sabido adonde mirar, McCaleb no habria visto lo que quedaba de la mancha de sangre en el lugar de la moqueta donde Gunn habia muerto. No habian sustituido la moqueta, la habian lavado y solo habia quedado una pequena mancha de color marron claro que seguramente el siguiente inquilino tomaria por una salpicadura de cafe.
El lugar habia sido limpiado y preparado para alquilar, pero los muebles eran los mismos. McCaleb los reconocio por el video de la escena del crimen.
Miro la vitrina situada al lado de la habitacion, pero estaba vacia. No habia ninguna lechuza en lo alto. Miro a Winston.
– No esta.
Winston se volvio hacia el conserje.
– Senor Rohrshak. Creemos que la lechuza que estaba encima de la vitrina es importante. ?Esta seguro de que no sabe donde esta?
Rohrshak separo los brazos y luego los dejo caer a los costados.
– No, no lo se. Me lo pregunto antes y pense: «No recuerdo ninguna lechuza», pero si usted lo dice…
Se encogio de hombros e hizo un gesto con la barbilla, luego asintio como si aceptara de mala gana que habia habido una lechuza encima de la vitrina.
A McCaleb el lenguaje corporal y las palabras del conserje le parecieron el clasico manierismo de un mentiroso. Si niegas la existencia del objeto robado, niegas el hurto. Supuso que Winston tambien se habia dado cuenta.
– ?Tienes un telefono, Jaye? ?Puedes llamar a la hermana para confirmarlo?
– Me resisto a llevar movil hasta que el condado me compre uno.
McCaleb queria mantener su numero libre por si Brass Doran le devolvia la llamada, pero de todos modos dejo su bolsa de piel sobre un sofa excesivamente mullido, saco el movil y se lo tendio a Winston.
Ella tuvo que buscar el numero de la hermana de la victima en un bloc de su bolso. Mientras Winston hacia la llamada, McCaleb camino lentamente por el apartamento, tratando de obtener una sensacion del lugar. Se detuvo en el comedor, enfrente de la mesa redonda con cuatro sillas de respaldo recto dispuestas a su alrededor.
El informe analitico de la escena del crimen aseguraba que tres de las sillas tenian numerosas manchas con huellas dactilares parciales y completas, todas ellas pertenecientes a la victima, Edward Gunn. La cuarta silla, la que se hallo en el lado norte de la mesa, carecia por completo de huellas dactilares. La habian limpiado. Lo mas probable era que lo hubiera hecho el asesino despues de coger la silla por alguna razon.
McCaleb se oriento y se acerco a la silla situada en el lado norte de la mesa. Agarro la silla por debajo del asiento, con cuidado de no tocar el respaldo, y la aproximo a la vitrina. La coloco en el centro y se subio a ella. Entonces levanto los brazos como para colocar algo encima de la vitrina. La silla se tambaleo sobre sus patas desiguales y McCaleb, instintivamente, alargo el brazo hacia el borde superior de la vitrina para mantener el equilibrio. Estaba a punto de agarrarse, pero en el ultimo momento apoyo el antebrazo en el marco de una de las puertas de cristal de la vitrina.
– No te caigas, Terry.
McCaleb miro hacia abajo y vio a Winston a su lado. Tenia el telefono cerrado en la mano.
– No voy a caerme. ?Y? ?Tenia la lechuza?
– No, no sabia de que le estaba hablando.
McCaleb se puso de puntillas y miro la parte superior de la vitrina.
– ?Te ha dicho ella que es lo que se llevo?
– Solo algunas prendas y unas fotos de cuando los dos eran ninos. No queria nada mas.
McCaleb asintio, seguia examinando la parte superior de la vitrina, donde habia una gruesa capa de polvo.
– ?Le has comentado que ire a hablar con ella?
– Me he olvidado. Puedo volver a llamarla.
– ?Llevas una linterna, Jaye?
Ella rebusco en el bolso y saco una linternita. McCaleb la encendio y la sostuvo en un angulo bajo en la parte superior de la vitrina. Con la luz se distinguia claramente una forma octogonal dejada por algo situado sobre el polvo. La base de la lechuza.
A continuacion movio la linterna por los bordes de la parte superior del mueble, luego la apago y se la devolvio a Winston.
– Gracias. Creo que tendrias que mandar un equipo de huellas aqui.
– ?Por que? La lechuza no esta ahi arriba, ?no?
McCaleb miro un momento a Rohrshak.
– No, ya no esta. Pero el que la puso aqui uso esa silla y cuando se tambaleo se agarro.
Saco un boligrafo del bolsillo y lo utilizo para senalar la esquina frontal de la vitrina, en la zona donde habia visto huellas dactilares en el polvo.
– Hay mucho polvo, pero puede que haya huellas.
– ?Y si son del que se llevo la lechuza?
McCaleb miro fijamente a Rohrshak cuando respondio.
– Lo mismo digo. Puede haber huellas.
Rohrshak aparto la mirada.
– Puedo usarlo otra vez. -Winston levanto el movil.
– Adelante.
Mientras Winston llamaba a un equipo de huellas, McCaleb arrastro la silla hasta el centro de la sala y la situo a medio metro de la mancha de sangre. Entonces se sento y examino la estancia. En esa posicion la lechuza habria estado mirando directamente al asesino y a la victima. McCaleb sabia por instinto que esa era la configuracion que el asesino buscaba. Miro la mancha de sangre e imagino que estaba viendo a Edward Gunn debatiendose por su vida y perdiendo lentamente la batalla. Penso en el cubo. Todo encajaba menos el cubo. El asesino habia montado el escenario, pero luego no habia podido presenciar la funcion. Necesitaba el cubo para no ver el rostro de su victima, y a McCaleb le preocupaba que no encajara.
Winston se acerco y devolvio el telefono a McCaleb.
– Hay un equipo que esta acabando con el robo de un piso en Kings. Llegaran en quince minutos.
– Ha habido suerte.
– Mucha. ?Que estas haciendo?
– Pensar, nada mas. Creo que se sento aqui a observar, pero no pudo soportarlo. Golpeo a la victima en la cabeza para acelerar el proceso y luego le puso el cubo para no tener que mirar.
Winston asintio.
– ?De donde salio el cubo? No decia nada en el…
– Creemos que lo saco de debajo del fregadero. Hay un circulo de agua en el estante que coincide con la base del cubo. Esta en un informe complementario de Kurt. Habra olvidado archivarlo.
McCaleb asintio y se levanto.
– Vas a esperar al equipo de huellas, ?no?
– Si, no creo que tarden.
– Voy a dar un paseo. -Se dirigio a la puerta abierta.
– Lo acompanare -dijo Rohrshak.
McCaleb se volvio.
– No, senor Rohrshak, usted tiene que quedarse aqui con la detective Winston. Necesitamos un testigo independiente que controle lo que estamos haciendo en el apartamento.
McCaleb miro a Winston por encima del hombro del conserje. Ella le hizo un guino, para decirle que habia