suena como un depredador. Funciona bien, siempre que sople el viento. Tambien tenemos un modelo de lujo con un mecanismo electronico en la base. Contiene un altavoz que emite sonidos grabados de aves de presa como el halcon. No depende del viento.
– ?Se pueden comprar sin ninguno de los mecanismos?
– Si, se puede adquirir un recambio que encaja sobre nuestras bases, por si la lechuza se rompe o se pierde. A la intemperie, sobre todo en los puertos, la pintura dura de dos a tres anos, despues la lechuza puede perder parte de su efectividad. Hay que repintaria o sencillamente comprar otra. La realidad es que el molde es la parte mas barata del conjunto.
Winston miro a McCaleb. El no tenia nada que anadir o preguntar en la linea de interrogatorio que ella estaba siguiendo. Se limito a asentir y ella se volvio hacia Riddell.
– De acuerdo, creo que nos gustaria saber si hay alguna forma de seguir la pista a esta lechuza desde este punto a su propietario final.
Riddell miro la lechuza un rato largo, como si la figura fuera capaz de responder la pregunta por si misma.
– Bueno, eso puede ser dificil. Vendemos varios miles de unidades de este articulo en un ano. Lo enviamos a minoristas, y tambien a traves de catalogos de venta por correo o desde nuestro sitio Web en Internet. -Chasco los dedos-. Sin embargo, hay algo que puede reducir bastante la busqueda.
– ? Que es?
– El ano pasado cambiaron el molde en China. Hicieron una investigacion y decidieron que los pajaros consideraban a la lechuza gavilana una amenaza mayor que la lechuza comun. Cambiaron a estas.
– No lo estoy siguiendo, senor Riddell.
Levanto un dedo como para decirle que aguardara un momento. Entonces abrio un cajon del escritorio y rebusco entre unos papeles. Saco un catalogo y empezo a pasar paginas con rapidez. McCaleb vio que el negocio principal de Bird Barrier no estaba en las lechuzas de plastico, sino en sistemas para ahuyentar pajaros a gran escala, entre los que se incluian los rollos de tela metalica y las puas para colocar en las cornisas. Riddell encontro la pagina de las lechuzas de plastico y giro el catalogo para que Winston y McCaleb lo vieran.
– Este es el catalogo del ano pasado -dijo-. Ve que la lechuza tenia la cara en forma de corazon. El fabricante cambio el pasado junio, hace unos siete meses. Ahora tenemos estos bichos. -Senalo a las dos lechuzas de la mesa-, La forma del pico tambien es diferente. El representante de ventas dijo que a este tipo de lechuzas a veces las llamaban lechuzas demoniacas.
Winston miro a McCaleb, que alzo las cejas un instante.
– Asi que nos esta diciendo que esta lechuza fue pedida o comprada desde junio -dijo la detective a Riddell.
– Mas bien desde agosto o quiza septiembre. Cambiaron el molde en junio, pero probablemente no empezamos a recibirlas hasta final de julio. Ademas, antes venderiamos todas las existencias de cabeza redondeada.
Winston pregunto entonces a Riddell acerca de informes de ventas y averiguo que
– Muy bien, he pedido las ventas de estos codigos internos desde el uno de agosto -dijo.
– ?Codigos internos?
– Si, del modelo estandar y del de lujo y de los moldes de sustitucion. Hemos vendido directamente cuatrocientos catorce. Tambien hemos servido otros seiscientos a minoristas.
– Y lo que nos esta diciendo es que solo podemos seguir la pista, al menos a traves de usted, a los cuatrocientos catorce.
– Eso es.
– ?Tiene los nombres de los compradores y las direcciones a las que se enviaron las lechuzas?
– Si, los tenemos.
– ?Y esta dispuesto a compartir esta informacion con nosotros sin necesidad de una orden judicial?
Riddell fruncio el ceno como si la pregunta fuera completamente absurda.
– Ha dicho que estan trabajando en un caso de asesinato, ?no?
– Exacto.
– No necesitamos una orden judicial, si podemos ayudar, queremos hacerlo.
– Eso es muy refrescante, senor Riddell.
Estaban sentados en el coche de Winston, revisando el material que Riddell habia impreso para ellos. La caja de pruebas que contenia la lechuza estaba entre los dos. Habia tres listados de ventas: modelos de lujo, estandar y repuestos. McCaleb propuso que empezaran por este ultimo, porque su instinto le decia que la lechuza encontrada en el apartamento de Edward Gunn habia sido vendida con el expreso proposito de desempenar un papel en la escena del crimen, y por tanto no hacia falta ningun mecanismo. Ademas, la lechuza de repuesto era la mas barata.
– Sera mejor que encontremos algo aqui-dijo Winston mientras examinaba la lista de compradores del modelo estandar-, porque buscar a los compradores a traves de tiendas de Home Depot y otros minoristas va a suponer ordenes judiciales y abogados y…, eh, aqui esta el Getty. Encargaron cuatro.
McCaleb miro a Winston y penso en ello. Finalmente se encogio de hombros y volvio a su lista. Winston tambien siguio adelante y continuo con su enumeracion de las dificultades a las que tendrian que enfrentarse si tenian que recurrir a los minoristas que habian vendido la lechuza gavilana. McCaleb dejo de escucharla cuando llego al antepenultimo nombre de su lista. Habia reconocido un nombre y siguio con el dedo la linea que detallaba la direccion a la cual habian enviado la lechuza, la forma de pago, el origen de la orden de compra y el nombre de la persona que tenia que recibirla si no era el mismo que el del comprador. Seguramente contuvo el aliento, porque Winston capto su agitacion.
– ?Que?
– Tengo algo aqui.
Le paso el listado a ella y senalo la linea.
– Este comprador. Jerome van Aeken. Le enviaron una el dia de Nochebuena a la direccion de Gunn. Pagaron mediante un giro postal.
Ella cogio el listado y empezo a leer la informacion.
– Enviado a la direccion de Sweetzer, pero a Lubbert Das en casa de Edward Gunn. Lubbert Das. Nadie con ese nombre surgio en la investigacion. Tampoco recuerdo ese nombre de la lista de residentes del edificio. Llamare a Rohrshak para ver si Gunn tuvo alguna vez un companero de piso con ese nombre.
– No te molestes. Lubbert Das nunca vivio alli.
Winston levanto la mirada y miro a McCaleb.
– ?Conoces a Lubbert Das?
– Algo asi.
Las cejas de ella se enarcaron mas todavia.
– ?Algo asi? ?Algo asi? ?Que me dices de Jerome van Aeken?
McCaleb asintio. Winston dejo caer las hojas en la caja que estaba entre ellos. Miro a McCaleb con una expresion que reflejaba curiosidad y enfado.
– Bueno, Terry, creo que va siendo hora de que empieces a contarme lo que sabes.
McCaleb volvio a asentir y puso la mano en la manija de la puerta.
– ? Por que no vamos a mi barco? Alli podremos hablar.
– ? Por que no hablamos aqui mismo, de una puta vez?
McCaleb trato de sonreir.
– Porque es lo que llamarias una representacion audiovisual.
Abrio la puerta y salio, luego se volvio a mirar a Winston.
– Te veo alli, ?de acuerdo?
Ella nego con la cabeza.
– Mas te vale que tengas un buen perfil preparado para mi.