Esta vez fue McCaleb quien sacudio la cabeza.
– Todavia no tengo listo un perfil, Jaye.
– Entonces ?que es lo que tienes?
– Un sospechoso.
Cerro la puerta en ese momento y pudo oir las maldiciones sordas mientras se dirigia a su coche. Al
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Se reunieron de nuevo al cabo de un cuarto de hora en el
– Lo unico que puedo decirte, Terry, es que mas vale que esto sea de puta madre.
McCaleb recordo que en una ocasion, en el primer caso en el que habian trabajado juntos, McCaleb habia anotado en la tapa interior de la carpeta que ella tendia a utilizar lenguaje grosero cuando estaba tensa. Tambien habia anotado que era lista e intuitiva. Esperaba que esos rasgos no hubieran cambiado.
Se acerco a la encimera, donde habia dejado la carpeta de la presentacion. La abrio y se llevo la hoja superior a la mesita de cafe. Aparto los listados de Bird Barrier y dejo la hoja junto a la base de la lechuza.
– ?Crees que este es nuestro pajaro?
Winston se acerco para examinar la imagen en color que el habia traido. Era un detalle ampliado del cuadro de Bosch
– Diria que coinciden -dijo por fin-. ?De donde has sacado esto? ?Del Getty? Tendrias que haberme hablado de esto ayer, Terry. ?Que cono esta pasando?
McCaleb levanto las manos para solicitar calma.
– Te lo explicare todo. Solo te pido que me dejes que te ensene esto como yo quiero. Despues contestare a todas tus preguntas.
Ella hizo una senal con la mano para indicarle que podia continuar. McCaleb se acerco de nuevo a la encera para coger la segunda hoja. La puso delante de ella.
– El mismo pintor, otra obra.
Ella lo miro. Era un detalle de
– No me hagas esto. ?Quien es el pintor?
– Te lo dire en un momento. -Regreso al archivo de la encimera.
– ?Sigue vivo este tipo? -pregunto ella a su espalda.
McCaleb acerco la tercera hoja y la puso en la mesa junto a las otras dos.
– Murio hace quinientos anos.
– ?Dios mio!
Ella cogio la tercera hoja y la miro atentamente. Era la reproduccion completa de
– Se supone que es el ojo de Dios que ve todos los pecados del mundo -explico McCaleb-. ?Reconoces las palabras del centro que rodean el iris?
– Cuidado, cuidado… -Winston murmuro la traduccion-. Oh, cielos, este tio esta completamente loco, ?Quienes?
– Uno mas. Ahora esta pieza si que encaja.
Volvio al fichero por cuarta vez y regreso con otra reproduccion de una pintura del libro de Bosch. Se la tendio a ella.
– Se llama
– Me he fijado. Igual que nuestro hombre. ?Que es todo esto de alrededor?
Winston trazo con el dedo el borde circular de la pintura. En el margen exterior negro habia palabras que en su momento habian estado pintadas en dorado, pero el tiempo las habia deteriorado y resultaban casi indescifrables.
– La traduccion es «Maestro, quite la piedra. Me llamo Lubbert Das». Los libros de critica sobre el autor de esta obra senalan que Lubbert era un nombre ridiculo que se aplicaba a los pervertidos o a los estupidos.
Winston dejo la hoja al lado de las otras y levanto las manos con las palmas hacia afuera.
– Muy bien, Terry, ya basta. Dime quien era el pintor y quien es el sospechoso que dices que te ha surgido.
McCaleb asintio. Era el momento.
– El nombre del pintor era Jerome van Aeken. Era holandes y esta considerado uno de los grandes maestros del Renacimiento en el norte de Europa. Sin embargo, sus obras eran oscuras, llenas de monstruos y fantasmas demoniacos. Lechuzas tambien. Muchas lechuzas. La critica dice que las lechuzas de sus obras lo simbolizan todo, desde el mal a la muerte y la caida de la humanidad.
Busco entre las hojas colocadas sobre la mesita de te y levanto el detalle del hombre que abrazaba a la lechuza.
– Este lo dice todo de el. El hombre abraza el mal (la lechuza demoniaca, por usar la descripcion del senor Riddell) y eso conduce al inevitable destino del infierno. Esta es la pintura completa.
Volvio al fichero y trajo la reproduccion completa de
Ella de repente aparto la hoja y lo miro.
– Espera un momento. Se que he visto este cuadro antes. En algun libro o quiza en las clases de arte que tomaba en la Universidad de California. Pero nunca habia oido mencionar a este Van Aeken, no me suena. Fue el quien pinto esto.
McCaleb asintio.
–
Ella se limito a mirarlo por un momento al tiempo que todo encajaba en su mente, las imagenes que el le habia mostrado, los nombres del listado, su propio conocimiento del caso de Edward Gunn.
– Bosch -dijo ella, casi como si expulsara el aire-. ?Hieronymus es el…?
Ella no termino. McCaleb asintio.
– Si, es el verdadero nombre de Harry.
Ambos estaban paseando por el salon con la cabeza baja, aunque con cuidado de no chocar. Hablaban atropelladamente.
– Esto es ir demasiado lejos, McCaleb. ?Sabes lo que dices?
– Se exactamente lo que estoy diciendo. Y no creas que no me lo he pensado mucho antes de decirlo. Yo lo considero un amigo, Jaye. En una ocasion… No se, hubo un tiempo en que pense que eramos muy parecidos. Pero mira esto, mira las conexiones, los paralelismos. Encaja. Todo encaja.