– ?De que estas hablando?

– He subido hasta aqui. Dame algo sobre Gunn. Ya se que no te importa, el circulo se completo y el no salio libre. Pero no me gusta la pinta que tiene esto. Este tipo (sea quien sea) sigue libre. Y va a volver a hacerlo. Seguro.

Bosch se encogio de hombros como si siguiera sin importarle el tema.

– Muy bien, te dire algo. Es poco solido, pero vale la pena intentarlo. Cuando estaba en el calabozo, la noche anterior a que lo mataran y yo fui a verlo, tambien hable con los hombres de la Metro que lo detuvieron por conducir borracho. Dijeron que le preguntaron donde habia estado bebiendo y el les dijo que salia de un sitio llamado Nat's. Esta en el bulevar, a una manzana de Musso's en la acera sur.

– Gracias, lo encontrare -dijo McCaleb con tono de no saber a que venia la explicacion-. ?Cual es la conexion?

– Bueno, mira, Nat's es el mismo sitio en el que estuvo bebiendo hace seis anos. Es alli donde recogio a esa mujer que mato.

– Asi que era un asiduo.

– Eso parece.

– Gracias, Harry. Lo comprobare. ?Como es que no se lo dijiste a Jaye Winston?

Bosch se encogio de hombros.

– Supongo que no pense en ello y ella no me lo pregunto.

McCaleb estuvo a punto de volver a dejar la cerveza sobre el altavoz, pero al final se la devolvio a Bosch.

– Podria pasarme por ahi esta noche.

– No lo olvides.

– ?Olvidar que?

– Si pillas al tipo que lo hizo felicitalo de mi parte.

McCaleb no respondio. Miro el lugar en el que se hallaban como si acabara de entrar.

– ?Puedo usar el bano?

– AI final del pasillo a la izquierda.

McCaleb se dirigio hacia alli mientras Bosch se llevaba las botellas a la cocina y las dejaba en el cubo para reciclar vidrio, junto con las otras. Abrio la nevera y vio que solo quedaba una botella del paquete de seis que habia comprado al volver a casa despues de enganar a Annabelle Croe. Cerro la nevera cuando entro McCaleb.

– Esa pintura que tienes colgada en el pasillo es una locura-dijo.

– ?Que? Ah, si, a mi me gusta.

– ?Que se supone que quiere decir?

– No lo se, supongo que significa que la noria no deja de girar. Nadie se escapa.

McCaleb asintio.

– Supongo.

– ?Vas a ir a Nat's?

– Estaba pensando en eso. ?Quieres venir?

Bosch considero la propuesta, a pesar de que sabia que era una locura. Tenia que repasar la mitad del expediente para preparar lo que le quedaba de testificar por la manana.

– No, sera mejor que trabaje un poco por aqui y me prepare para manana.

– Bueno, por cierto, ?como ha ido hoy?

– De momento bien. Pero por ahora estamos jugando a softball. Manana le toca batear a Reason y va a pegarle fuerte.

– Vere las noticias.

McCaleb se acerco y tendio la mano. Bosch se la estrecho.

– Ten cuidado.

– Tu tambien, Harry. Gracias por las cervezas.

Acompano a McCaleb a la puerta y luego vio como subia al Cherokee aparcado en la calle. Arranco a la primera y se alejo, dejando a Bosch de pie en el umbral iluminado.

Bosch cerro y apago las luces de la sala. Dejo encendido el equipo de musica. Se apagaria de manera automatica al final del momento clasico de Art Pepper. No era muy tarde, pero Bosch estaba cansado de las presiones del dia y por el alcohol que fluia por su sangre. Decidio irse a acostar y levantarse temprano para preparar su testimonio. Fue a la cocina y saco la ultima botella de cerveza de la nevera.

De camino a su habitacion se detuvo a mirar la pintura enmarcada a la que se habia referido McCaleb. Era una reproduccion del cuadro de Hieronymus Bosch titulado El jardin de las delicias. Lo tenia desde que era un nino. La superficie del cuadro estaba combada y aranada. Estaba en mal estado. Habia sido Eleanor quien lo habia sacado de la sala para ponerlo en el pasillo. No le gustaba que estuviera en el sitio en el que se sentaban cada noche, Bosch nunca entendio si era por lo que se representaba en el cuadro o porque la reproduccion era vieja y estaba deteriorada.

Al mirar al paisaje de libertinaje y tormento humanos que describia el cuadro, Bosch penso en volver a colocarlo en su lugar de la sala.

En su sueno, Bosch se movia a traves de aguas oscuras, incapaz de verse las manos delante de su propio rostro. Sono un timbre y el subio a la superficie desde la oscura profundidad.

Se desperto. La luz continuaba encendida, pero todo estaba en silencio. El equipo de musica estaba apagado. Empezo a mirar su reloj cuando el telefono sono de nuevo y el lo agarro rapidamente de la mesilla de noche.

– ?Si?

– Hola, Harry. Soy Kiz.

Su antigua companera.

– Kiz, ?que pasa?

– ?Estas bien? Tienes una voz…

– Estoy bien. Solo estaba…, estaba durmiendo.

Miro el reloj. Eran poco mas de las diez.

– Lo siento, Harry. Pense que estarias calentando motores, preparandote para manana.

– Me levantare temprano para eso.

– Bueno, lo has hecho muy bien hoy. Tenemos la tele encendida en la brigada. Todos estan contigo.

– Apostaria. ?Que tal va todo por ahi?

– Va. En cierto modo es como volver a empezar. Tengo que demostrarles que sirvo.

– No te preocupes por ellos. Vas a pasar a esos tipos como si estuvieran parados. Lo mismo que hiciste conmigo.

– Harry…, tu eres el mejor. He aprendido de ti mas de lo que nunca sabras.

Bosch vacilo. Estaba conmovido de verdad por lo que ella acababa de decirle.

– Me gusta que me lo digas, Kiz. Deberias llamarme mas a menudo.

Ella rio.

– Bueno, no te llamaba por eso. Le dije a una amiga que lo haria. Me recuerda mi epoca en el instituto, pero bueno, alla va. Hay alguien que esta interesada en ti. Le dije que me enteraria de si volvias a estar disponible, no se si me explico.

Bosch no tuvo ni que pensarselo antes de responder.

– Uf, no, Kiz, no lo estoy. Yo… todavia no voy a rendirme con Eleanor. Aun tengo la esperanza de que llame o aparezca y podamos solucionarlo. Ya sabes como es esto.

– Lo se. Y esta muy bien, Harry. Solo le dije que preguntaria, pero si cambias de opinion, es una buena mujer.

– ?La conozco?

– Si, la conoces. Es Jaye Winston, de la oficina del sheriff. Estamos juntas en un grupo de mujeres. Polis sin porra. Esta noche hemos hablado de ti.

Bosch no dijo nada. Sentia un nudo en el estomago. No creia en las coincidencias.

– Harry, ?estas ahi?

– Si, estoy aqui. Estaba pensando en algo.

– Bueno, te dejo. Y oye, Jaye me pidio que no te dijera su nombre. Ya sabes, solo queria saber de ti y poner un

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