– ?Estuvo aqui en fin de ano?

Ella nego con la cabeza.

– La misma respuesta. No me acuerdo. Hubo demasiada gente, demasiadas bebidas y ha pasado demasiado tiempo desde entonces.

McCaleb se guardo el recorte del diario.

– ?Tiene algun problema ese poli?

McCaleb sacudio la cabeza. Una de las mujeres del extremo de la barra pico el vaso vacio sobre la barra y llamo a la camarera.

– Eh, Miranda, aqui tienes clientes que pagan.

La camarera busco con la mirada a su companero. Se habia marchado, aparentemente a la sala de atras o al bano.

– Tengo trabajo -dijo.

McCaleb vio que se acercaba al final de la barra y preparaba dos vodkas con hielo para las prostitutas. Durante una pausa en la musica, oyo que una de ellas le decia que parase de hablar con el poli para que se largara. Mientras Miranda volvia hacia donde estaba McCaleb, una de las putas le dijo en voz alta.

– Y deja de ensenarle el panorama o no se ira nunca.

McCaleb se hizo el sordo. Miranda suspiro como si estuviera cansada cuando llego hasta el.

– No se adonde ha ido Javier. No puedo quedarme toda la noche hablando contigo.

– Deja que te haga una ultima pregunta -dijo-. ?Recuerdas haber visto alguna vez al poli con Eddie Gunn al mismo tiempo, juntos o por separado?

Ella penso un momento y se inclino hacia adelante.

– Puede que pasara, pero no lo recuerdo.

McCaleb asintio. Estaba convencido de que no iba a sacarle nada mas. Se pregunto si debia dejar algo de dinero en la barra. Jamas habia sido muy bueno en eso cuando era agente. Nunca sabia cuando era apropiado y cuando era insultante.

– ?Puedo preguntarte yo algo? -dijo Miranda.

– ?Que?

– ?Te gusta lo que ves?

McCaleb sintio que se ponia colorado de inmediato.

– Has mirado bastante, asi que pensaba que te lo podia preguntar.

Miro de reojo a las putas y compartio con ellas una sonrisa. Las tres estaban disfrutando con el sonrojo de McCaleb.

– Son muy bonitas -dijo mientras se alejaba de la barra dejando un billete de veinte dolares para ella-. Estoy seguro de que la gente viene por eso. Probablemente Eddie Gunn venia por eso.

Se encamino hacia la puerta y ella le dijo en voz alta con palabras que lo siguieron hasta la salida.

– Entonces podrias volver y probar alguna vez, agente.

Al pasar por la puerta oyo que las putas chillaban y chocaban las palmas de las manos en alto.

McCaleb se sento en el Cherokee enfrente de Nat's y trato de sacudirse la verguenza. Se concentro en la informacion que habia obtenido de la camarera. Gunn era un asiduo y pudo estar o no alli la ultima noche de su vida. En segundo lugar, conocia a Bosch como cliente. El tambien pudo o no haber estado alli en la ultima noche de la vida de Gunn. El hecho de que esta informacion hubiera partido indirectamente de Bosch era desconcertante. De nuevo se pregunto por que Bosch -si es que era el asesino de Gunn- le habia dado una pista valida. ?Se trataba de arrogancia, de la seguridad de que nunca seria considerado sospechoso y por tanto su nombre no iba a surgir durante el interrogatorio en el bar? ?O podia existir una motivacion psicologica mas profunda? McCaleb sabia que muchos criminales cometian errores que aseguraban su detencion, porque inconscientemente no deseaban que sus crimenes quedaran impunes. La teoria de la noria, penso McCaleb. Quiza Bosch estaba inconscientemente asegurandose de que la rueda tambien giraria para el.

Abrio el movil y comprobo la senal. Funcionaba. Llamo a Jaye Winston a su casa. Miro el reloj mientras sonaba el telefono y considero que no era demasiado tarde para llamar. Al cabo de cinco timbrazos ella respondio al fin.

– Soy yo. Tengo algo.

– Yo tambien, pero sigo al telefono. ?Puedo llamarte cuando termine?

– Si, aqui estare.

Colgo y se quedo sentado en el coche, esperando y reflexionando. Miro por el parabrisas cuando la prostituta blanca salio del bar con un hombre tocado con una gorra de beisbol con la visera hacia atras. Encendieron sendos cigarrillos y se encaminaron calle abajo hacia un motel llamado Skylark.

Su telefono sono. Era Winston.

– Esto esta cerrando, Terry. Me has convencido.

– ?Que has descubierto?

– Primero tu. Has dicho que tenias algo.

– No, empieza tu. Lo que yo tengo es menor. Parece que tu has pescado algo grande.

– Muy bien, escucha esto. La madre de Harry Bosch era prostituta en Hollywood. La asesinaron cuando el era un nino. Y nunca encontraron al culpable. ?Que te parece esto como apuntalamiento psicologico, senor Profiler?

McCaleb no respondio. El nuevo dato era contundente y proporcionaba muchas de las piezas que faltaban para la teoria sobre la que estaban trabajando. Miro a la puta y su cliente en la ventanilla de la oficina del motel. El tipo pago en efectivo y le dieron una llave. Ambos abrieron una puerta de cristal.

– Gunn mata a una prostituta y sale impune -dijo Winston cuando el no respondio-. Lo mismo que paso con su madre.

– ?Como lo has descubierto? -pregunto al fin McCaleb.

– Hice la llamada que te comente ayer. A mi amiga Kiz. Me interese por Bosch y le pregunte si sabia si el, bueno, si ya habia superado lo de su divorcio. Me conto lo que sabia de el. El asunto sobre su madre al parecer surgio hace unos anos en un juicio civil, cuando demandaron a Bosch por una muerte no justificada, el Fabricante de Munecas, ?lo recuerdas?

– Si, la policia de Los Angeles no nos llamo para ese caso. Tambien era un tipo que asesinaba prostitutas. Bosch lo mato y el tio estaba desarmado.

– Hay una linea psicologica, un patron de conducta.

– ?Que paso con Bosch despues de que asesinaran a su madre?

– Kiz no lo sabia muy bien. Lo llamo un hombre de instituciones. Mataron a la madre cuando el tenia diez u once anos. Despues crecio en orfanatos y con familias de acogida. Fue al ejercito y mas tarde entro en el departamento de policia. La cuestion es que este es el punto que nos faltaba. La razon que convirtio un caso sin importancia en algo que Bosch no iba a soltar.

McCaleb asintio para si.

– Y aun hay mas -dijo Winston-. He revisado todos los archivos acumulados, cosas sin relacion que no puse en el expediente del asesinato. Mire la autopsia de la mujer que Gunn mato hace seis anos. Por cierto, se llamaba Frances Weldon. Habia algo que ahora parece significativo a la luz de lo que sabemos de Bosch. El examen del utero y las caderas mostraba que habia tenido un hijo.

McCaleb sacudio la cabeza.

– Bosch no pudo saberlo. Empujo a su teniente por la ventana y estaba suspendido cuando se hizo la autopsia.

– Cierto. Pero pudo mirar los archivos del caso cuando volvio y probablemente lo hizo. Se habria enterado de que Gunn hizo a algun otro nino lo que le habian hecho a el. Lo ves, todo encaja. Hace ocho horas pensaba que estabas trepando a un arbol agarrandote de ramitas. Ahora creo que has dado en el clavo.

No le hacia sentirse bien haber dado en el clavo, pero comprendia la excitacion de Winston. Cuando los casos se esclarecian la excitacion podia oscurecer la realidad del crimen.

– ?Que paso con el nino de ella? -pregunto McCaleb.

– Ni idea. Probablemente lo dio en adopcion en cuanto lo pario. Eso no importa. Lo que importa es lo que significaba para Bosch.

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