anonimo. Para que la proxima vez que te la encuentres en el trabajo no resulte embarazoso. Asi que yo no te he dicho nada, ?vale?

– Si. ?Te hizo preguntas sobre mi?

– Algunas. Nada importante. Espero que no te importe. Le dije que habia elegido bien. Le dije que si yo no fuera, bueno, como soy, yo tambien estaria interesada.

– Gracias, Kiz -dijo Bosch, pero su mente ya estaba en otra cosa.

– Bueno, ahora tengo que irme. Ya nos veremos. Dales duro manana, ?vale?

– Lo intentare.

Kiz colgo y Bosch lentamente dejo el telefono en su lugar. El nudo en el estomago se habia hecho mas duro. Empezo a pensar en la visita de McCaleb, en lo que le habia preguntado y en lo que habia dicho. Unas horas despues Winston estaba haciendo preguntas sobre el.

Bosch no creia que se tratara de una coincidencia.

Estaba claro que querian echarle el anzuelo. Lo estaban buscando por el asesinato de Edward Gunn. Y sabia que probablemente le habia dado a McCaleb la suficiente cantidad de datos psicologicos para que creyera que iba por el buen camino.

Bosch vacio la botella de cerveza que tenia en la mesilla de noche. El ultimo trago estaba tibio y agrio. Sabia que no le quedaban mas cervezas en la nevera, asi que decidio encender un cigarrillo.

22

Nat's era un bar del tamano de un vagon de ferrocarril, igual a un monton de antros de Hollywood. Durante las horas del dia lo frecuentaban los alcoholicos, al anochecer las busconas y su clientela y mas tarde la tribu del cuero negro y los tatuajes. Era el tipo de lugar donde mas valia no pagar con una tarjeta de credito oro.

McCaleb se habia detenido a cenar en Musso's, porque su reloj biologico le exigia alimento antes de que se quedara sin pilas, de manera que no llego a Nat's hasta despues de las diez. Mientras se comia su pastel de pollo penso en si merecia la pena ir al bar a hacer preguntas sobre Gunn, teniendo en cuenta que el consejo habia partido del sospechoso. ?Iba a indicar el sospechoso la direccion correcta al investigador? No parecia probable, pero McCaleb tambien tenia en cuenta que Bosch habia bebido y que no era consciente de sus verdaderas intenciones durante su visita a la casa de la colina. El consejo bien podia ser valido y decidio que no habia que descuidar ninguna parte de la investigacion.

Al entrar tardo unos segundos en adaptar la vista a la luz escasa y de color rojizo. Cuando la estancia se hizo mas clara vio que estaba medio vacia. Era el periodo tranquilo entre el grupo del anochecer y el de ultima hora. Dos mujeres -una blanca y una negra- sentadas a un extremo de la barra que recorria el lado izquierdo del bar lo miraron y McCaleb vio que los ojos de ellas leian la palabra «poli» al mismo tiempo que los suyos leian la palabra «putas». Le satisfizo secretamente comprobar que aun conservaba el look. Paso al lado de ellas y continuo hasta el salon. Casi todos los reservados que se alineaban junto al lado derecho del local estaban llenos. Nadie se molesto en dedicarle una mirada.

McCaleb se acerco a la barra entre dos taburetes vacios y senalo a una de las camareras.

En la maquina de discos de la parte de atras estaba sonando un viejo tema de Bob Seger, Night Moves. La camarera se inclino sobre la barra para tomar el pedido de McCaleb. La chica vestia un chaleco negro con botones sin camisa debajo. Tenia el pelo largo y negro y un arito dorado en la ceja izquierda.

– ?Que quieres?

– Un poco de informacion.

McCaleb deslizo una foto de Edward Gunn sobre la barra. Era una instantanea de ocho por trece que estaba en los archivos que Winston le habia dado. La camarera la miro un momento y se la devolvio a McCaleb.

– ?Que pasa con el? Esta muerto.

– ?Como lo sabes?

Ella se encogio de hombros.

– No lo se. Corrio la voz, supongo. ?Eres poli?

McCaleb asintio, bajo la voz para que la musica la cubriera y dijo:

– Algo asi.

La camarera se inclino mas todavia sobre la barra para oirlo. Esta posicion abrio la parte superior del chaleco, exponiendo la mayor parte de su pechos pequenos pero redondos. Tenia un tatuaje de un corazon encadenado en alambre en el lado izquierdo. No se veia demasiado apetecible, parecia un moreton en una pera. McCaleb aparto la vista.

– Edward Gunn -dijo-. Era un asiduo, ?no?

– Venia mucho.

McCaleb asintio. Su reconocimiento confirmaba el Consejo de Bosch.

– ?Trabajaste la noche de fin de ano?

Ella asintio.

– ?Sabes si vino esa noche?

La camarera nego con la cabeza.

– No lo recuerdo. Vino mucha gente la noche de fin de ano. Hubo una fiesta. No se si vino o no, aunque no me sorprenderia. La gente entraba y salia.

McCaleb levanto la barbilla hacia el otro camarero, un latino que tambien llevaba un chaleco negro sin camisa debajo.

– ?Y el? ?Crees que lo recordaria?

– No, porque empezo a trabajar la semana pasada. Lo meti yo.

Una tenue sonrisa ilumino el rostro de la chica. McCaleb no hizo caso. Empezo a sonar Twisting the Night Away. La version de Rod Stewart.

– ?Conocias bien a Gunn?

Ella dejo escapar una risa.

– Cielo, este es el tipo de sitio donde a la gente no le gusta decir quienes son o que son. Que si lo conocia bien. Lo conocia, ?vale? Ya te he dicho que venia por aqui, pero ni siquiera supe su nombre hasta que estuvo muerto. Alguien dijo que habian matado a Eddie Gunn y yo dije: «?Quien cono es Eddie Gunn?» Tuvieron que describirmelo. El que siempre tomaba whisky con hielo y tenia manchas de pintura en el pelo. Entonces supe quien era Eddie Gunn.

McCaleb asintio. Busco en el bolsillo interior de la chaqueta y saco un recorte de periodico doblado. Lo puso sobre la barra. Ella se inclino para mirar, mostrando otra panoramica de sus pechos. McCaleb penso que lo hacia a proposito.

– Es ese poli, el del juicio, ?no?

McCaleb no contesto. El diario estaba doblado para mostrar una foto de Harry Bosch que habia salido esa manana en el Los Angeles Times como anticipo del testimonio con el que se esperaba que se abriera el juicio a Storey. Era una imagen natural del detective Bosch de pie a la salida de la sala. Probablemente ni siquiera sabia que se la habian sacado.

– ?Lo has visto por aqui?

– Si, viene por aqui. ?Lo estas buscando?

McCaleb sintio que le subia un cosquilleo por la nuca.

– ?Cuando viene?

– No lo se, de vez en cuando. No diria que es un habitual, pero viene. Y nunca se queda mucho rato. Se toma algo y se va. Toma… -Levanto un dedo e inclino la cabeza, mientras repasaba su archivo interior. Entonces bajo el dedo como marcandose un punto-. Ya esta. Cerveza de botella. Siempre pide Anchor Steam, porque se olvida de que no tenemos; es demasiado cara, no la vendemos. Entonces se pide la mediana de siempre.

McCaleb estaba a punto de preguntar cual era cuando ella contesto su pregunta no formulada.

– Rolling Rock.

El asintio.

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