de que se sentara. Un ayudante del sheriff que se habia situado en una mesa detras de la ocupada por la defensa se encaminaba hacia Storey.
– ?Que se siente el acusado! -grito el juez al tiempo que descargaba el mazo.
– ?Es un puto mentiroso!
– Ayudante, ?haga que se siente!
El ayudante del sheriff se acerco y puso las dos manos en los hombros de Storey y sin contemplaciones lo obligo a sentarse de nuevo en la silla. El juez senalo a otro ayudante la tribuna del jurado.
– Retiren al jurado.
Mientras los miembros del jurado eran rapidamente conducidos a la sala de deliberaciones, Storey continuo peleandose con el ayudante del sheriff y con Fowkkes. En cuanto los miembros del jurado hubieron salido, el acusado parecio reducir sus esfuerzos y se calmo. Bosch miro a los periodistas para ver si alguno habia notado que la actuacion de Storey habia concluido en cuanto los miembros del jurado se perdieron de vista.
– ?Senor Storey! -grito el juez, que se habia puesto en pie-. No tolero ese comportamiento ni ese lenguaje en esta sala. Senor Fowkkes, si no es capaz de controlar a su cliente, lo hara mi gente. Un solo arrebato mas y hare que el acusado se siente en esa silla atado y amordazado. ?He sido claro en esto?
– Absolutamente, senoria. Pido dis…
– Esta es una norma de tolerancia cero. Un solo arrebato de ahora en adelante y le pondre grilletes. No me importa quien es ni que amigos tiene.
– Si, senoria. Lo hemos entendido.
– Voy a tomarme cinco minutos antes de empezar de nuevo.
El juez se levanto abruptamente y sus pisadas resonaron cuando bajo los tres escalones. Desaparecio por una puerta hacia el pasillo trasero que conducia a sus oficinas.
Bosch miro a Langwiser y los ojos de la fiscal delataban su regocijo por lo que acababa de suceder. Para Bosch habia sido un intercambio. Por un lado los miembros del jurado habian visto al acusado enfadado y fuera de control, posiblemente exhibiendo la misma rabia que lo habia llevado al asesinato. Pero por otro lado, estaba registrando su protesta por lo que le estaba sucediendo en la sala. Y eso podia provocar una respuesta de empatia en los jurados. Storey solo tenia que convencer a uno de ellos para salir por su propio pie.
Langwiser habia previsto antes del juicio que llevarian a Storey a un arrebato de ira. Bosch habia pensado que se equivocaba. Opinaba que Storey era demasiado frio y calculador. A no ser, claro esta, que el arrebato hubiera sido un movimiento calculado. Storey se ganaba la vida dirigiendo personajes en escenas dramaticas. Bosch sabia que llegado el momento a el podrian utilizarlo como un actor de apoyo en una de esas escenas.
25
El juez regreso a la tribuna al cabo de dos minutos y Bosch se pregunto si se habria retirado a su despacho para ponerse una cartuchera bajo la toga. En cuanto tomo asiento, Houghton miro a la mesa de la defensa. Storey estaba sentado con la cara sombriamente baja hacia el cuaderno de dibujo que tenia delante.
– ?Estamos preparados? -pregunto el juez.
Todas las partes murmuraron que estaban listos. El juez hizo llamar al jurado y los doce entraron, la mayoria mirando directamente a Storey.
– Bueno, amigos, vamos a intentarlo otra vez -dijo el juez Houghton-. Las exclamaciones del acusado que han oido hace unos minutos no seran tenidas en cuenta. No constituyen prueba alguna, no son nada. Si el senor Storey quiere negar los cargos o cualquier otra cosa dicha sobre el en un testimonio, ya tendra ocasion.
Bosch vio que los ojos de Langwiser bailaban. Los comentarios del juez eran la forma que el tenia de devolver el bofeton a la defensa. Estaba generando la expectacion de que Storey testificaria en la fase de la defensa. Si no lo hacia, seria una decepcion para el jurado.
El juez dio de nuevo la palabra a Langwiser, quien continuo con el interrogatorio de Bosch.
– Antes de que nos interrumpieran, estaba testificando acerca de su conversacion con el acusado en la puerta de la casa de este.
– Si.
– Ha citado al acusado diciendo «y no voy a pagar por eso», ?es correcto?
– Si, lo es.
– Y usted interpreto este comentario como referido a la muerte de Jody Krementz, ?es asi?
– De eso estabamos hablando. Si.
– ?Dijo algo mas despues de eso?
– Si.
Bosch hizo una pausa, preguntandose si Storey tendria otro arrebato. No lo tuvo.
– Dijo: «Soy un dios en esta ciudad, detective Bosch. Con los dioses no se juega.»
Pasaron casi diez segundos de silencio hasta que el juez invito a Langwiser a continuar.
– ?Que hizo despues de que el acusado hiciera esa declaracion?
– Bueno, me quede atonito. Me sorprendio que me dijera eso.
– No estaba grabando la conversacion, ?cierto?
– Cierto. Era solo una conversacion en el umbral despues de que llamara a la puerta.
– ?Que sucedio despues?
– Fui al coche e inmediatamente tome estas notas de la conversacion para apuntarlo al pie de la letra cuando lo tenia fresco. Explique a mis companeros lo ocurrido y decidimos llamar a la oficina del fiscal del distrito para que nos aconsejara si la confesion que me habia hecho nos daba causa probable para detener al senor Storey. En…, lo que ocurrio fue que ninguno de nosotros tenia senal en el movil porque estabamos en las colinas. Abandonamos la casa y nos dirigimos hacia el cuartel de bomberos de Mulholland, al este de Laurel Canyon Boulevard. Pedimos que nos dejaran llamar por telefono e hice esta llamada al fiscal.
– ?Y con quien hablo?
– Con usted. Le explique el caso, lo que habia sucedido durante el registro y lo que el senor Storey habia dicho en la puerta. En ese punto se decidio continuar con la investigacion y no se procedio a la detencion.
– ?Estuvo de acuerdo con esa decision?
– En ese momento no. Yo queria detenerlo.
– ?La confesion del senor Storey cambio la investigacion?
– Centro el foco. El hombre habia admitido ante mi que habia cometido el crimen. Empezamos a investigarlo solo a el.
– ?Considero la posibilidad de que la confesion fuera una simple bravuconada, que mientras usted estaba tratando de provocar al acusado, el lo estaba provocando a usted?
– Si, la considere. Pero en ultima instancia crei que habia hecho esa declaracion porque era cierto y porque en ese punto creia que su posicion era invulnerable.
Se oyo un sonido agudo cuando Storey corto la hoja superior de su bloc de dibujo. El director de cine arrugo el papel y lo lanzo por la mesa. La bola de papel golpeo una pantalla de ordenador y cayo al suelo.
– Gracias, detective -dijo Langwiser-. Acaba de decir que la decision era seguir adelante con la investigacion. ?Puede decir al jurado que supuso eso?
Bosch explico que el y sus companeros habian entrevistado a decenas de testigos que habian visto al acusado y la victima en la premier o en la recepcion que siguio en una carpa de circo instalada en el aparcamiento contiguo a la sala de cine. Tambien entrevistaron a decenas de otras personas que conocian a Storey o habian trabajado con el. Bosch reconocio que ninguna de esas entrevistas habia aportado informacion importante a la investigacion.
– Antes ha mencionado que durante el registro de la casa del acusado sintio curiosidad por la ausencia de un libro, ?es asi?
– En efecto.
Fowkkes protesto.
– No hay ninguna prueba de que faltara un libro. Habia un hueco en el estante. Eso no significa que hubiera un libro alli.
Langwiser prometio que lo explicaria todo de inmediato y el juez rechazo la protesta.