McCaleb se sento en su coche, enfrente de la oficina de correos. Se sentia incomodo, como siempre que sabia que la respuesta estaba a su alcance, pero no lograba verla. Su instinto le decia que estaba siguiendo la pista buena. Tafero, el detective privado que ocultaba sus tratos con lo mas selecto de Hollywood detras de un chiringuito de fianzas era la llave. Pero McCaleb todavia no habia encontrado la puerta.

Se dio cuenta de que tenia mucha hambre. Arranco el coche y penso en un lugar para comer. Estaba a pocas manzanas de Musso's, pero habia comido alli hacia muy poco. Se pregunto si servirian comida en Nat's, aunque supuso que si lo hacian seria peligroso para el estomago. Decidio conducir hasta el In'n Out de Sunset y pedir comida para llevar.

Mientras daba cuenta de una hamburguesa en el Cherokee inclinado sobre el envase, su movil sono. Dejo la hamburguesa en la caja, se limpio las manos con una servilleta y abrio el movil.

– Eres un genio.

Era Jaye Winston.

– ?Que?

– Multaron el Mercedes de Tafero. Un cuatrocientos treinta CLK negro. Estaba en la zona de quince minutos, justo delante de la oficina de correos. La multa se la pusieron a las ocho y diecinueve del dia veintidos. Todavia no la ha abonado. Tiene hasta hoy a las cinco, si no le requeriran el pago.

McCaleb se quedo reflexionando en silencio. Sentia que las sinapsis nerviosas se disparaban como una cadena de fichas de domino por su columna vertebral. La multa suponia un cambio radical. No probaba absolutamente nada, pero le decia que estaba en el buen camino. Y en ocasiones saber que estabas en el buen camino era mejor que tener la prueba.

Sus pensamientos saltaron a su visita al despacho de Tafero y las fotografias que habia visto.

– Eh, Jaye, ?has podido ver algo del caso de Bosch con su antiguo teniente?

– No tuve que ir a buscarlo. Twilley y Friedman ya tenian un archivo sobre eso hoy. El teniente Harvey Pounds. Alguien lo mato unas cuatro semanas despues del altercado con Bosch acerca de Gunn. Bosch era un posible sospechoso por el resentimiento, pero aparentemente lo consideraron inocente, al menos el Departamento de Policia de Los Angeles. El caso esta abierto, pero inactivo. El FBI se lo miro de lejos y tambien ha mantenido el caso abierto. Hoy Twilley me ha dicho que hay gente en el departamento que cree que Bosch fue descartado muy pronto.

– Ah, y supongo que a Twilley le encanta.

– Si. Ya tenia a Bosch marcado. Cree que lo de Gunn es solo la punta del iceberg.

McCaleb nego con la cabeza, pero inmediatamente siguio adelante. No podia entretenerse en las debilidades y motivaciones de otros. Tenia mucho en lo que pensar y mucho que planear con la investigacion que tenia entre manos.

– Por cierto, ?tienes una copia de la multa? -pregunto.

– Todavia no. Lo he hecho todo por telefono, pero la mandaran por fax. La cuestion es que tu y yo sabemos lo que significa, pero dista mucho de ser la prueba de nada.

– Ya lo se, pero sera un buen anzuelo cuando llegue el momento.

– ?Cuando llegue el momento para que?

– Para hacer nuestra funcion. Usaremos a Tafero para llegar a Storey. Ya sabes que es alli adonde apunta.

– ?Usaremos? Ya lo has planeado todo, ?verdad, Terry?

– No del todo, pero estoy en ello.

No queria discutir con Winston acerca de su papel en la investigacion.

– Oye, se me esta enfriando la comida -dijo.

– Bueno, perdona. Sigue comiendo.

– Llamame despues. Ire a ver a Bosch mas tarde. ?Sabes algo de Twilley y Friedman?

– Creo que todavia estan con el.

– Muy bien. Te llamare despues.

Cerro el telefono, salio del coche y llevo la caja de la hamburguesa a una papelera. Luego volvio a entrar en el Cherokee y arranco. En su camino de regreso a la oficina de correos de Wilcox abrio todas las ventanillas para que se fuera el olor a comida grasienta.

39

Annabelle Crowe camino hasta la tribuna de los testigos, concitando todas las miradas de la sala. Era una mujer despampanante, aunque habia cierta torpeza en sus movimientos. Esta combinacion la hacia parecer joven y vieja al mismo tiempo e incluso mas atractiva. Langwiser se ocuparia del interrogatorio. Espero a que Crowe se sentara antes de romper el encanto en la sala y subir al estrado.

Bosch apenas se habia fijado en la entrada de la ultima testigo de la fiscalia. Se sento en la mesa de la acusacion con la vista baja, sumido en sus pensamientos de la visita de los dos agentes del FBI. Los habia calado rapidamente. Habian olido sangre en el agua y sabia que si lo detenian por el caso Gunn el seguimiento mediatico que obtendrian no tendria fin. Esperaba que dieran el paso en cualquier momento.

Langwiser procedio con rapidez con una serie de preguntas generales a Crowe, estableciendo que era una actriz neofita en cuyo curriculum constaban unos pocos papeles y anuncios, asi como una unica frase en una pelicula que todavia no se habia estrenado. Su historia parecia confirmar las dificultades de tener exito en Hollywood: una belleza despampanante en una ciudad llena de mujeres hermosas. Todavia vivia gracias al dinero que le enviaban sus padres desde Alburquerque.

Langwiser paso a la parte importante del testimonio: Annabelle Crowe habia tenido una cita con David Storey la noche del 14 de abril del ano anterior. Tras una breve descripcion de la cena y las bebidas que la pareja tomo en Dan Tana's, en West Hollywood, Langwiser paso a la ultima parte de la velada, cuando Annabelle acompano a Storey a la casa que el director de cine tenia en Mulholland.

Crowe declaro que ella y Storey compartieron una jarra entera de margaritas en la terraza trasera de la casa antes de ir al dormitorio de Storey.

– ?Y fue usted voluntariamente, senorita Crowe?

– Si.

– ?Tuvo relaciones sexuales con el acusado?

– Si.

– ?Y fue una relacion mutuamente consentida?

– Si.

– ?Ocurrio algo inusual durante esa relacion sexual con el acusado?

– Si, empezo a estrangularme.

– Empezo a estrangularla. ?Como ocurrio eso?

– Bueno, supongo que cerre los ojos un momento y senti que el estaba cambiando de posicion. El estaba encima de mi y yo note que deslizaba la mano por detras de la nuca y de algun modo me levanto la cabeza de la almohada. Entonces senti que deslizaba algo… -Se detuvo y se tapo la boca con la mano, mientras trataba de mantener la compostura.

– Tomese su tiempo, senorita Crowe.

Daba la impresion de que la testigo estaba conteniendo las lagrimas. Al final dejo caer la mano y cogio el vaso de agua. Tomo un sorbo y miro a Langwiser, con una determinacion renovada.

– Senti que deslizaba algo por encima de mi cabeza. Abri los ojos y lo vi apretando una corbata en torno a mi cuello. -Se detuvo y tomo otro trago de agua.

– ?Podria describir esa corbata?

– Tenia un dibujo de diamantes azules sobre un campo granate. La recuerdo perfectamente.

– ?Que ocurrio cuando el acusado apreto con fuerza la corbata en torno a su cuello?

– ?Me estaba estrangulando! -replico Crowe estridentemente, como si la pregunta fuera estupida y la respuesta obvia-. Me estaba estrangulando. Y no paraba de… moverse dentro de mi… y yo trate de resistirme, pero era demasiado fuerte para mi.

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