– Estare por aqui. A menos que Fowkkes se cargue a esta testigo. Si es asi, no se, mi equipo tendra que retirarse a algun sitio a lamerse las heridas.
– Muy bien, entonces estare por aqui. Lo vere en la tele.
– Hasta luego.
Bosch volvio a entrar en la sala, preguntandose con que se habria encontrado McCaleb tan pronto. El jurado habia vuelto a entrar y el juez estaba dandole a Fowkkes el permiso para empezar. El abogado defensor espero educadamente mientras Bosch pasaba a su lado hacia la mesa de la acusacion. Entonces empezo.
– Bien, senorita Crowe, ?actuar es su ocupacion a tiempo completo?
– Si.
– ?Ha estado actuando aqui hoy?
Langwiser protesto de inmediato, acusando enojadamente a Fowkkes de acosar a la testigo. Bosch penso que su reaccion habia sido un poco extrema, pero sabia que estaba mandando a Fowkkes el mensaje de que iba a defender a su testigo con unas y dientes. El juez no admitio la protesta, aduciendo que Fowkkes estaba dentro de sus limites al interpelar a una testigo hostil a su cliente.
– No, no estoy actuando -respondio Crowe con energia.
Fowkkes asintio.
– Ha declarado usted que lleva tres anos en Hollywood.
– Si.
– Ha mencionado cinco trabajos remunerados. ?Algo mas?
– Todavia no.
Fowkkes asintio.
– Es bueno no perder las esperanzas. Es muy dificil empezar, ?no?
– Si, muy dificil, muy desalentador.
– Pero ahora mismo esta en la tele, ?no?
Ella vacilo un momento y en su rostro se reflejo que se habia dado cuenta de que habia caido en la trampa.
– Y usted tambien -dijo ella.
Bosch casi sonrio. Era la mejor respuesta que podia haber dado.
– Hablemos de este… incidente que supuestamente ocurrio entre usted y el senor Storey -dijo Fowkkes-. Este incidente es, de hecho, algo que tramo a partir de los articulos de prensa que siguieron a la detencion de David Storey, ?es asi?
– No, no es asi. El intento matarme.
– Eso dice usted.
Langwiser se levanto para protestar, pero antes de que lo hiciera el juez advirtio a Fowkkes que se guardara ese tipo de comentarios. El abogado defensor siguio adelante.
– Despues de que el senor Storey supuestamente la estrangulara hasta el punto de dejarla inconsciente, ?le salio algun moreton en el cuello?
– Si, tuve un moreton durante casi una semana. Tuve que quedarme en casa, sin poder ir a ninguna prueba.
– ?Y tomo fotografias del moreton para documentar su existencia?
– No, no lo hice.
– Pero mostro el moreton a su agente y sus amigas, ?no?
– No.
– ?Y por que?
– Porque no pensaba que llegara a esto, a tener que intentar probar lo que el hizo. Solo queria que se me fuera y no queria que nadie lo supiera.
– Asi que solo tenemos su palabra respecto al moreton, ?es cierto?
– Si.
– De la misma manera que solo tenemos su palabra respecto al supuesto incidente, ?cierto?
– El trato de matarme.
– Y usted ha declarado que cuando llego a casa esa noche David Storey estaba en ese mismo momento dejando un mensaje en su contestador, ?es asi?
– Exactamente.
– Y usted levanto el telefono; contesto la llamada del hombre que segun ha dicho habia intentado matarla. ?Es asi como sucedio?
Fowkkes hizo un gesto como para coger un telefono y mantuvo la mano levantada hasta que ella contesto.
– Y usted guardo el mensaje de la cinta para documentar sus palabras y io que le habia sucedido, ?es asi?
– No, grabe encima. Por error.
– Por error. ?Quiere decir que lo dejo en la maquina y al final se grabo otro mensaje encima?
– Si, no queria, pero me olvide y se grabo encima.
– ?Quiere decir que olvido que alguien habia intentado matarla y grabo encima?
– No, no olvide que intento matarme. Eso no lo olvidare nunca.
– De manera que por lo que respecta a esta grabacion, solo tenemos su palabra, ?es asi?
– Asi es.
Habia cierta medida de desafio en la voz de la joven, pero de un modo que a Bosch le parecio lastimero. Era como gritar «Vete a la mierda» al lado de un motor de reaccion. Bosch sintio que Crowe estaba a punto de ser lanzada a ese motor y despedazada.
– Asi pues, ha declarado que en parte la mantienen sus padres y que ha ganado algun dinero como actriz. ?Tiene usted alguna otra fuente de ingresos de la que no nos haya hablado?
– Bueno…, la verdad es que no. Mi abuela me envia dinero, pero no con mucha frecuencia.
– ?Algo mas?
– No que yo recuerde.
– ?Recibe dinero de hombres en alguna ocasion, senorita Crowe?
Langwiser protesto y el juez llamo a los letrados a un aparte. Bosch no dejo de mirar a Annabelle Crowe mientras los abogados hablaban en susurros. Examino su rostro. Todavia quedaba una pincelada del desafio, pero el miedo estaba ganando terreno. Ella sabia lo que se le venia encima. Bosch supo que Fowkkes tenia algo legitimo, algo que iba a hacer dano a la testigo y por anadidura al caso.
Cuando se termino el aparte, Kretzler y Langwiser volvieron a sus asientos en la mesa de la acusacion. Kretzler se inclino por encima de Bosch.
– Estamos jodidos -murmuro-. Tiene cuatro hombres que testificaran que le han pagado a cambio de sexo. ?Como es que no lo sabiamos?
Bosch no respondio. Le habian asignado a el que la investigara. La habia interrogado en profundidad acerca de su vida privada y habia utilizado sus huellas dactilares por si habia sido detenida. Ni sus respuestas ni el ordenador revelaron nada. Si nunca la habian detenido por prostitucion y habia negado ante Bosch cualquier comportamiento delictivo, no habia mucho mas que pudiera hacer.
De regreso en el estrado, Fowkkes reformulo la pregunta.
– Senorita Crowe, ?ha recibido en alguna ocasion dinero de hombres a cambio de sexo?
– No, en absoluto. Eso es una mentira.
– ?Conoce a un hombre llamado Andre Snow?
– Si, lo conozco.
– Si el tuviera que testificar bajo juramento que le pago por mantener relaciones sexuales, ?estaria mintiendo?
– Si.
Fowkkes cito otros tres nombres y se repitio el mismo proceso. Crowe reconocio que los conocia, pero nego haberles vendido sexo en alguna ocasion.
– Entonces, ?en alguna ocasion ha recibido dinero de estos hombres sin que fuera a cambio de sexo? -pregunto Fowkkes en un fingido tono de exasperacion.
– Si, en alguna ocasion. Pero no tuvo nada que ver con si teniamos sexo o no.