– Escucha, el sargento de guardia de la manana nos dijo que tenias un requerimiento permanente para que te avisaran cada vez que Gunn entraba en el calabozo. ?Es posible que Tafero lo supiera de cuando estaba en la brigada o de alguna otra forma?
– Puede ser. No era ningun secreto. Estaba trabajando con Gunn y algun dia iba a quebrarlo.
– Por cierto, ?que aspecto tenia Pounds?
Bosch lo miro perplejo.
– ?Bajo, ancho y calvo, con bigote?
Bosch asintio y estaba a punto de hacer una pregunta cuando McCaleb la respondio.
– Su foto esta en la pared del despacho de Tafero. Pounds le esta dando la placa del detective del mes. Apuesto a que a ti no te dieron ninguna, Harry.
– No con Pounds haciendo la eleccion.
McCaleb levanto la mirada y vio que Jaye Winston habia entrado en el bar. Llevaba un maletin. McCaleb la saludo con la cabeza y ella se encamino al reservado, andando con los hombros erguidos como si estuviera avanzando cuidadosamente por un vertedero.
McCaleb salio y ella se sento a su lado.
– Bonito sitio.
– Harry -dijo McCaleb-. Creo que ya conoces a Jaye Winston.
Bosch y Winston cruzaron una mirada.
– Lo primero -dijo Winston-, siento esa historia con Kiz. Espero que…
– Hacemos lo que tenemos que hacer -dijo Bosch-. ?Quieres tomar algo? No vienen a las mesas.
– No lo esperaba. Makers's Mark con hielo, si tienen.
– Terry, ?tu estas servido?
– Si.
Bosch salio para ir a buscar las bebidas. Winston se volvio para mirar a McCaleb.
– ?Como va esto?
– Pequenas piezas, aqui y alla.
– ?Como se lo esta tomando?
– Diria que no muy mal, teniendo en cuenta lo que se le puede venir encima. ?Y a ti que tal?
Ella sonrio de un modo que McCaleb sabia que queria decir que habia encontrado algo.
– Te he traido la foto y un par mas de… piezas interesantes.
Bosch dejo la copa de Winston delante de ella y ocupo su lugar en el reservado.
– Se rio cuando le dije Maker's Mark -dijo-. Esto es el garrafon de la casa.
– Genial, gracias.
Winston aparto el vaso a un costado y puso el maletin sobre la mesa. Lo abrio, saco una carpeta y luego cerro el maletin y volvio a dejarlo en el suelo. McCaleb se fijo en Bosch, que observaba a la detective del sheriff con cara de expectacion.
Winston abrio la carpeta y tendio a McCaleb una foto de trece por dieciocho de Rudy Tafero.
– Es de su licencia para depositar fianzas. De hace once meses.
Entonces se fijo en una pagina de notas.
– Fui al calabozo del condado y saque todo lo que habia sobre Storey. Lo tuvieron alli hasta que lo trasladaron a la prision de Van Nuys para el juicio. Durante su estancia en la carcel del condado recibio diecinueve visitas de Tafero. Las primeras doce visitas fueron durante las primeras tres semanas que paso alli. En ese mismo periodo, Fowkkes solo lo visito cuatro veces y la secretaria ejecutiva de Storey, una mujer llamada Betilda Loett lo visito seis veces. Eso es todo. Se veia mas con su investigador que con sus abogados.
– Fue entonces cuando lo planearon -dijo McCaleb.
Ella asintio y volvio a sonreir de la misma manera.
– ?Que? -pregunto McCaleb.
– Me guardo lo mejor para el final.
Volvio a colocar el maletin sobre la mesa y lo abrio.
– La prision conserva los registros de todas las propiedades y posesiones de los internos, pertenencias que trajeron consigo, cosas que les entregaron sus visitantes despues de ser aprobadas. Segun una anotacion en los registros de Storey, se permitio a su ayudante, Betilda Loett, que le diera un libro en la segunda de sus seis visitas. Segun el informe de propiedad, era uno llamado
Saco del maletin un libro grande y pesado con una cubierta de tela azul. Empezo a abrirlo sobre la mesa. Habia un Post amarillo sobresaliendo como marcador.
– Es un estudio de artistas que utilizaron la oscuridad como parte vital de su medio visual, segun la introduccion.
– Tiene un capitulo bastante largo dedicado a Hieronymus Bosch, con ilustraciones.
McCaleb levanto la botella vacia y la hizo chocar con el vaso de Winston, que todavia no habia tocado. Entonces se inclino hacia adelante, junto con Bosch, para mirar las paginas.
– Precioso -dijo.
Winston paso las paginas. Las ilustraciones del libro incluian todas las pinturas de Bosch de las que podian rastrearse piezas de la escena del crimen:
– Lo planeo alli mismo, desde la celda -se maravillo McCaleb.
– Eso parece -dijo Winston.
Ambos miraron a Bosch, que estaba asintiendo con la cabeza de un modo casi imperceptible.
– Ahora es tu turno, Harry -dijo McCaleb.
Bosch parecia perplejo.
– ?Mi turno de que?
– De tener buena suene.
McCaleb le entrego la foto de Tafero y senalo a la camarera. Bosch salio y se acerco a la barra con la foto.
– Todavia nos falta algo solido -dijo Winston mientras ambos miraban a Bosch preguntando a la camarera por la foto-. Tenemos algunas piezas, pero eso es todo.
– Lo se -dijo McCaleb. No podia oir la conversacion de la barra porque la musica estaba demasiado alta. Van Morrison cantaba: «La noche salvaje esta cayendo.»
Bosch saludo a la camarera y regreso al reservado.
– Lo reconoce: bebe Kahlua y otros licores de crema. Pero no recuerda haberlo visto con Gunn.
McCaleb se encogio de hombros en un gesto que significaba que no era gran cosa.
– Valia la pena intentarlo.
– Sabes adonde nos lleva esto, ?verdad? -dijo Bosch, paseando su mirada de McCaleb a Winston y otra vez a McCaleb-. Vas a tener que hacer un juego. Va a ser la unica forma. Y va a tener que ser una buena trampa, porque me juego el cuello.
McCaleb asintio.
– Lo sabemos -dijo.
– ?Cuando? Me estoy quedando sin tiempo.
McCaleb miro a Winston. Era su turno.
– Pronto -dijo ella-. Tal vez manana. Aun no he llevado esto a mi oficina. Tengo que convencer a mi capitan, porque lo ultimo que sabe es que habian echado a Terry y que yo estaba investigandote ti con el FBI. Tambien tengo que conseguir a un fiscal, porque cuando nos movamos tendremos que hacerlo rapido. Si todo funciona, creo que detendremos a Tafero para interrogarlo y haremos la funcion.
Bosch miro la mesa con una sonrisa compungida. Jugueteo con una botella.
– Me he encontrado con estos tipos hoy. Los agentes.
– Lo se. No les has convencido de tu inocencia, precisamente. Han vuelto cabreadisimos.
Bosch levanto la mirada.
– Bueno, ?que necesitais de mi?
– Necesitamos que te quedes tranquilo -dijo Winston-'. Te informaremos de lo de manana por la noche.